En plena escalada del precio de la luz, utilizar correctamente los electrodomésticos es fundamental para tratar de ahorrar unos euros. La vitrocerámica es uno de los aparatos que utilizamos con mayor frecuencia, ya que es fundamental para cocinar, por lo que es aquí donde se pueden arañar unos kilovatios a la factura.

Uno de los métodos de cocinado más recurrentes es la cocción. Es fundamental para hervir alimentos como la pasta, el arroz, verduras o patatas. Para ello, lo habitual es poner una cacerola con agua al fuego y, cuando hierve, añadir el alimento que queremos cocer. Pero hay una forma de hacerlo más económica y rápida.

El método en cuestión es tan sencillo como tapar la olla en la que queremos hervir el agua. Con esto conseguiremos alcanzar el punto de ebullición primero y, además, con menos gasto de energía. Si con la olla destapada lo habitual es poner el fuego al máximo, siguiendo este consejo podremos hacerlo en el mismo tiempo empleando la mitad de energía.

No sólo eso. Por ejemplo, hervir pasta con la tapa puesta evita, además, la condensación. Y con ello nos permite no poner la campana extractora, otro electrodoméstico que forma binomio habitual con la vitrocerámica cuando se trata de hervir.

Cómo limpiar la vitrocerámica

La vitrocerámica es uno de los electrodomésticos que más suciedad acumulan. Su continua exposición a comida, además a alta temperatura, la convierten en la "víctima perfecta" de la suciedad. Limpiarla a fondo requiere una labor minuciosa. Aquí está un truco infalible para llegar hasta donde muy pocos llevan.

La lógica al limpiar la vitrocerámica invita, sobre todo, a centrarse en los fuegos. Es lo normal. Por un lado es una de las zonas que se encuentran más a la vista y, por supuesto, la que entra en contacto con ollas, sartenes y demás enseres de cocina.

Para limpiar esta parte hay numerosos trucos. Si bien, aquí vamos a centrarnos en otro lugar que acumula mucha suciedad y que no se cuida siempre como se debería: los bordes. Para acceder aquí debemos utilizar una cuchilla. Nos puede servir la típica rasqueta para la vitro.

La pasamos con cuidado por el bisel de la vitrocerámica. Inmediatamente veremos cómo sale la grasa y suciedad acumulada.