Fútbol | Primera RFEF
UD Ibiza: prohibido tirar la toalla
La UD Ibiza está sumida en una preocupante crisis en el tramo decisivo de la temporada, pero tiene motivos y precedentes a los que agarrarse para confiar en una nueva remontada hacia el ascenso

Los futbolistas de la UD Ibiza se felicitan tras el gol de Guillem que supuso el 0-1 (luego acabarían perdiendo 2-1) en Marbella. | UD IBIZA
La peligrosa dinámica en la que se ha instalado la UD Ibiza podría invitar a bajar los brazos, a tirar la toalla y desistir. A dar por arruinada la temporada y a pensar en un nuevo proyecto para abordar la categoría. O peor: a dar por sentado que el patrón Amadeo Salvo cerrará el grifo y pondrá fin a una década arrojando billetes a una piscina que parece estar vacía.
Cinco jornadas consecutivas sin conocer la victoria, con tres derrotas en este tramo, han encendido todas las alarmas en Can Misses y han colocado a la UD Ibiza en una situación delicada en la carrera por el ascenso directo a Segunda División. El último tropiezo, en Marbella (2-1), ha dejado secuelas. No solo en la clasificación, donde los celestes han quedado relegados a la cuarta posición, sino también en lo anímico, con la plantilla golpeada y un técnico, Paco Jémez, que en un arrebato de responsabilidad y profunda decepción puso el cargo a disposición del club. Una declaración tan sorprendente como reveladora del momento por el que atraviesa el equipo.
Y sin embargo, pese al nubarrón, queda prohibido tirar la toalla. Porque quedan seis jornadas, con 18 puntos en juego, porque la distancia con el liderato es de cinco puntos y porque habrá que recibir al Ceuta en la penúltima jornada. Pero sobre todo, porque si hay un equipo capaz de protagonizar una nueva remontada épica, ese es el conjunto ibicenco.
El precedente invita a soñar
No hace tanto que este mismo equipo, con esta misma columna vertebral, demostró que es capaz de lo imposible. Hace no tantos meses, la UD Ibiza ocupaba la undécima posición, lejos de los puestos de privilegio y con dudas que comenzaban a hacer mella. Pero la reacción no se hizo esperar: siete victorias consecutivas, 21 puntos de 21 posibles, y un salto vertiginoso hasta el primer puesto de la clasificación. Esa racha fue el mejor ejemplo del potencial que atesora esta plantilla, probablemente la más completa y talentosa del Grupo 2 de Primera RFEF.
La fórmula fue clara: compromiso, intensidad, verticalidad y pegada. Los celestes fueron un bloque sólido, eficaz, que jugaba con confianza y desparpajo. Recuperar esa versión es el gran reto del cuerpo técnico y de los futbolistas para afrontar la recta final del campeonato.
No es casualidad que la UD Ibiza sea considerada una de las grandes favoritas al ascenso. El club ha realizado una fuerte inversión esta temporada con el claro objetivo de regresar al fútbol profesional. En invierno volvieron nombres ilustres como Paco Jémez y Javi Lara, símbolos del primer ejercicio en Segunda División. Y se reforzó la plantilla con jugadores contrastados y de calidad, entre ellos el desequilibrante Bebé, un futbolista diferencial en la categoría. A su mejor nivel, el caboverdiano es imparable.
Además, hay buenas noticias en el horizonte: Davo, uno de los goleadores más eficaces del equipo y anhelo de la afición, se encuentra en la recta final de su recuperación. Su vuelta se prevé para las próximas semanas, justo cuando el equipo más lo necesita. Su incorporación puede suponer ese impulso decisivo en la lucha por el ascenso, directo o en el ‘play-off’.
El empate entre Real Murcia y Ceuta ha impedido que la desventaja se dispare. Los de Jémez están a cinco puntos del líder Ceuta y a solo cuatro del Real Murcia y el Antequera, segundo y tercero respectivamente. La distancia es salvable. Pero no hay margen de error: los seis partidos restantes deben afrontarse como seis finales. Y no mirar atrás.
El calendario tampoco es sencillo, pero el primer paso será este Viernes Santo ante el Sevilla Atlético. Un rival incómodo y en ascenso, sí, pero también una oportunidad de oro para iniciar la escalada. Un triunfo devolvería al equipo la confianza perdida y reforzaría el mensaje de que aún se puede. Que esto no está acabado.
Lecciones del pasado
La temporada pasada dejó una dolorosa enseñanza: no basta con clasificarse para el ‘play-off’. La UD Ibiza cerró la liga regular en cuarta posición, tras una segunda vuelta en la que se fue desinflando. En la fase de ascenso, el Barça Atlètic fue un muro infranqueable y el sueño del regreso a Segunda se esfumó demasiado pronto.
Este año, esa historia no puede repetirse. Ahora es el turno de los futbolistas y del cuerpo técnico. De sacar el carácter y la personalidad. De demostrar que, pese a la tormenta, el barco celeste quiere seguir firme en su rumbo.
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