Pasapalabra es uno de los programas del momento. Todo el mundo habla de ello en la cola del supermercado o en la oficina. Pasapalabra ha conseguido trascender la pequeña pantalla y se ha colocado como uno de los programas más vistos de la televisión. Pero que hablen de uno no siempre es bueno. O al menos no del todo.

Pasapalabra es, desde hace años, uno de los concursos más importantes de la televisión en abierto. No en vano durante años estuvo triunfando en Telecinco conquistando la última parte de la tarde. Una sentencia del Tribunal Supremo obligó hace varios meses a la principal cadena de Mediaset a dejar de emitir este formato que por aquel entonces presentaba Christian Gálvez. Fue entonces cuando Antena 3 apostó por su compra y fue una decisión más que acertada. No en vano tener tanto ese programa como El Hormiguero ha hecho que las noticias de Vicente Valleés que se emiten antes y después de estos programas de tanto éxito sean lo más visto del día.

En buena medida el éxito del programa se basa en eso: en tener espectadores muy fieles a determinados concursantes que consiguen convertirse casi en uno más de la familia de quienes están al otro lado de la pequeña pantalla. Esa cercanía y amabilidad es lo que hace que cada vez más gente se sume al formato para intentar que esos concursantes se lleven el mayor premio posible.

Lo que no ha cambiado en el comienzo de este nuevo año es la tensión del duelo. Orestes y Rafa han vuelto a protagonizar un duelo muy exigente y lleno de emoción. De eso se encarga también un bote que por primera vez en esta etapa supera los 2 millones, en concreto los 2.050.000 euros.

¿Superarán el récord del programa?

El bote más alto dado nunca por el popular concurso de Antena 3 se repartió hace 16 años (en 2006) y correspondió a un aspirante extraordinario. Todo parecía estar en su contra y, sin embargo, se llevó a casa una cantidad astronómica de dinero: nada más y nada menos que 2,19 millones de euros.

Era Eduardo Benito, tenía entonces 38 años y utilizó esa fortuna para abrir su propio negocio: una charcutería gourmet. Benito tenía todo en contra, como decíamos más arriba, no porque no tuviese capacidad suficiente para alzarse con el gran premio de Pasapalabra, sino porque el día que ganó era el primero que llegaba al programa. Y con eso tuvo bastante.