El incómodo zasca que ha recibido en su cita de First Dates: "No estoy para cuidar a nadie"

“¿Estás bien de salud?”, ha sido otra de las incómodas preguntas

El incómodo zasca que ha recibido en su cita de First Dates: "No estoy para cuidar a nadie"

El incómodo zasca que ha recibido en su cita de First Dates: "No estoy para cuidar a nadie"

M. R.

First Dates tiene como principal finalidad que sus participantes encuentren el amor o, al menos, empiecen a buscarlo. Con tantas citas a ciegas pasando por sus mesas, lo más probable es que alguno de los encuentros salga bien y que otros salgan francamente mal.

Los comensales son los que se presentan delante de las cámaras, casi sin ningún tipo de filtro ni contraste. Olinda ha acudido a ‘First Dates’ en busca de un señor con el que disfrutar de las cosas que dan miedo en esta vida y se ha encontrado con un inspector de policía jubilado y amante de la ley y el orden, que no tenía nada, pero nada, que ver con ella.

Olinda siente atracción por todas las cosas que dan miedo, pero no habla de las películas de miedo sino de cosas como saltar en paracaídas. Al ver sus tatuajes, Elsa Anka ha sentido curiosidad y ella le ha explicado que “el infinito es la vida para mí” y también lleva tatuada la línea de su vida, en la que nos ha contado que tuvo tres hijos con su primer marido que falleció muy rápido y luego otros dos con un pintor, anarquista y autosuficiente, con el que no fue demasiado fácil convivir.

Busca a un señor que sea sobre todo educado y que no tenga “ni tripa ni peluquín”. Al saber que su cita estaba entrando en el restaurante se ha puesto muy, muy nerviosa y no quería mirar, pero cuando ya estaban a su lado, no ha tenido más remedio. Manuel ha querido saber cómo le gustaría que se presentara y ella le ha dicho que Manolo no le gustaba, lo que ha dado pie a que el soltero le hiciera una reflexión de cómo le habían ido llamando a lo largo de su vida.

La soltera se ha dejado llevar, pero ha tenido la sensación de que le pegaba más Manuel por su atuendo y que a ella le gustaban más los hombres en vaqueros y ropa informal. Ya en la mesa, Olinda ha querido saber de dónde era Manuel y él le ha contado que nació en un pruebo muy pequeñito, pero que se había criado en Astorga. El soltero ha cogido el hilo y le ha ido relatando como había sido toda su vida desde su infancia en un internado, a hacerse inspector de policía, casarse y jubilarse.

Manuel ha querido cederle el turno de palabra a Olinda, pero ella no parecía muy dispuesta a contarle nada de su vida y le ha preguntado por sus últimas relaciones. Él ha vuelto a pisar el acelerador y le ha contado que puso hasta un anuncio para conocer a otras mujeres y que las fue conociendo por orden. Olinda ha alucinado porque ella es muy desastre y no tira nada, y vive en su particular caos. El soltero le ha contado que sus relaciones se habían roto por los nietos ya que, él tiene claro que se jubiló y no está para cuidar de los nietos de nadie. Ya tiene una edad en la que le molesta todo y no está dispuesto a cuidar de nadie de hecho, al saber que su cita tenía cinco hijos no le ha hecho ninguna gracia.

La cita no estaba funcionando y por si quedara alguna duda, Manuel lo ha tenido clarísimo al saber la edad de Olinda. Él tiene claro que no está para cuidar a nadie y no ha escondido su desagrado al saber que su cita tenía 77 años “¿Estás bien de salud?”.

En el momento de la decisión final, Olinda le ha explicado que no tenían nada en común y que no encontraba motivos para volver a quedar “va a ser difícil”. A él le ha parecido estupendo saberlo porque pensaba lo mismo que ella.