Es uno de los programas del momento. Todo el mundo habla de ello en la cola del supermercado o en la oficina. Pasapalabra ha conseguido trascender la pequeña pantalla y se ha colocado como uno de los programas más vistos de la televisión. Pero que hablen de uno no siempre es bueno. O al menos no del todo.

Pasapalabra es, desde hace años, uno de los concursos más importantes de la televisión en abierto. No en vano durante años estuvo triunfando en Telecinco conquistando la última parte de la tarde. Una sentencia del Tribunal Supremo obligó hace varios meses a la principal cadena de Mediaset a dejar de emitir este formato que por aquel entonces presentaba Christian Gálvez. Fue entonces cuando Antena 3 apostó por su compra y fue una decisión más que acertada. No en vano tener tanto ese programa como El Hormiguero ha hecho que las noticias de Vicente Valleés que se emiten antes y después de estos programas de tanto éxito sean lo más visto del día.

Telecinco intentó por todos los medios evitar la fuga de los espectadores que habitualmente consumen este tipo de concursos. Pero no lo consiguió. Recuperó formatos como el Precio Justo o Alta Tensión que en su día habían tenido mucho éxito en la cadena de Mediaset y en Cuatro pero que tuvieron que pasar a mejor vida en otros canales al no conseguir el éxito que se esperaba de ellos.

Aún más. Telecinco intentó prolongar el Sálvame y las noticias de cotilleo mientras veía como en su competencia se sumaban los espectadores cada día más al concurso en el que se hacía famosos a personas como Pablo Díaz, el último concursante que consiguió el rosco y que se llevó a casa más de un millón de euros.

Ahora, la emoción del programa es comprobar si Oretes se llevará finalmente el bote después de tantos programas luchando por él o, al contrario, será su gran rival Rafa el que lo consiga

Pero pocos se acuerdan de los inicios de este programa, que ya forma parte de la historia de la televisión. Silvia Jato fue la primera presentadora que convirtió el rosco en una ilusión inolvidable. en una entrevista concedida a verTele, Jato ha confesado el momento que cambió el programa para siempre. "La vuelta rápida. El programa era lento, la segunda vuelta del Rosco era lenta, como en Italia el Pasaparola. Y a mí me dio la locura mental, dije que yo daba el bote por las cenizas de todos mis antepasados, me quité el pinganillo y dije: a tomar por culo. “¡Con la A, con la B, con la C, con la D!”... Buah, se tiró todo el mundo encima, y el director dijo: esto es la hostia, sigue haciéndolo".