No es fácil trabajar en un programa como Sálvame. Cada tarde los colaboradores más famosos del país se dan cita en la pequeña pantalla para entretener a los espectadores y muchas veces lo tienen que hacer con sus propias miserias personales.

Entre los colaboradores que cada tarde se sientan en el plató se encuentra Kiko Matamoros. Y la verdad que parece que cada vez es más noticia. No hay que olvidar que tanto el polémico colaborador como todos sus hijos acaban siendo noticia antes o después por algo. O por rupturas o por reconciliaciones normalmente. Pero el caso es que Matamoros no escapa a la polémica. Hay quién dice que sus continuas polémicas son las que le han garantizado que pueda saldar sus deudas de Hacienda y pueda estar sentado tanto en el plató de la Fábrica de la Tele como en los de otras productoras como Viva la Vida, el programa del cotilleo del fin de semana.

Y es que Matamoros es una de las personas más conocidas de todo el panorama de famosos del país.  Pero tiene sus límites y esta semana los tuvo que marcar. Durante una conversación con Carlota Corredera la presentadora le preguntó varias veces por sus relaciones sexuales y de forma insistente. Tanto que el colaborador tuvo que frenar a la presentadora asegurando que "esto parece el franquismo de tantas preguntas que me haces".

Sálvame está viviendo una de sus más importantes crisis de audiencia. El programa de la Fábrica de la Tele ha sido en los últimos meses objeto de varias polémicas pero casi ninguna ha conesguido el efecto deseado: reventar los audímetros.

El caso es que el drama en Mediaset empezó cuando Pasapalabra se fue a Antena 3. Después de años de liderazgo el concurso siguió funcionando en la competencia. Y luego encima llegó la moda de las series turcas. Antena 3 las supo explotar y no solo en su prime time sino también en la tarde. Atresmedia siguió ganando terreno en esta ocasión convenciendo a los espectadores para que se quedaran a ver Tierra Amarga en lugar del programa en directo que se emitía durante casi cuatro horas en las tardes de la principal cadena de Mediaset.

El caso es que Telecinco lo intentó todo. Primero probaron suerte con los concursos sacando de la chistera El Precio Justo y luego Alta Tensión. Pero ninguno de los dos funcionó. Y tuvieron que irse a Cuatro y a otros horarios más discretos. Luego se trató de ganar audiencia incluso haciendo que volviera a la vida Aquí hay Tomate que se llamó Sálvame Tomate. Pero tampoco. Incluso se estrenó un concurso llamado “Quiero dinero” en el que se sometía cuanto menos que a vejaciones a los colaboradores del programa.

Las polémicas, como es natural, siguieron su curso. La boda de Anabel Pantoja o el supuesto discurso anti vacunas de Paz Padilla y su discusión en público y ante los fotos con Belén Esteban trataron de atrapar a un público que se iba a la competencia. Y eso sí que parecía que funcionaba. Tanto que Sálvame decidió reinventarse como ha hecho tantas veces y estrenó un nuevo formato que es el Sálvame Lemon Tea. Es decir un programa presentado por María Patiño y Terelu Campos que lo que hace es resumir el mundo del corazón.