Un año dicen que llevaban preparando en secreto la docuserie «Rocío: Contar la verdad para seguir viva», un engranaje perfecto en la maquinaria de Mediaset que está haciendo saltar chispas en los índices de audiencia de «Sálvame» y otros programas de la casa antes de empezar. Cebando el estreno como solo ellos saben hacer, el magacine de tarde completa se pasaba a la minería de datos y echaban cuentas de las 10.000 horas que han hablado en Telecinco de la antaño conocida como Rociíto. Como aderezo picante, Jorge Javier Vázquez y unos inquisidores primerísimos primeros planos intentaban poner en apuros a uno de sus colaboradores, Antonio David Flores, ese ser que ha intentado destrozar a su ex mujer, paralizada por el terror durante 25 años, según la protagonista.

Lo que está claro es que el entonces guardia civil y la hija de «la más grande» no estaban hechos el uno para el otro. Quizás nos recuerden estos días cómo surgió el flechazo, a buen seguro sin celestinas de por medio, una profesión de larga tradición ahora reemplazada por aplicaciones y algoritmos, que podrían a su vez caer en desuso frente a la ingeniería genética, como cuenta «The One». El punto de partida del drama policiaco y de ciencia ficción de Netflix, con mucha más ficción que ciencia, es la bioquímica de la atracción sexual o del instinto de reproducción o llamémoslo x, que compartimos con las hormigas. Un par de jóvenes genetistas lo descubren y gracias a ello, cotejando perfiles de ADN, es posible localizar a la persona ideal, si está en el sistema. Enviando un mechón de pelo y unos euros pueden emparejarte y hacerte olvidar para siempre las malas primeras citas porque los «afines» sienten una conexión inmediata y brutal nada más conocerse. Pero, siempre hay un pero. Aun cuando por fin te ponen en bandeja encontrar el amor, como no somos insectos, aparecen las complicaciones: mentiras, ambiciones profesionales, miedos, obligaciones familiares... Ni con tecnología punta conseguimos ser felices y comer perdices.

Entre medias de los emparejamientos, tenemos asesinatos, amistades peligrosas con altibajos que ríete tú de Iglesias y Errejón, y algunas inconsistencias argumentales que no me impedirían continuar con una segunda temporada. Rocío Carrasco habrá visto también «The One» porque solo sintoniza Netflix. Eso dijo cuando le preguntaron si seguía a su hija en «Supervivientes», en Telecinco, esa cadena que tanto despreciaba donde podemos verla esta noche.