Aún a riesgo de contagiarse del temido Covid-19, Rosa Monterde decidió trabajar en dos turnos de limpieza todos los días, de lunes a domingo, en el retén de la Policía Local de Sant Josep. Con esta decisión evita que otras compañeras tengan que exponerse a la posibilidad de contraer la enfermedad. «Si descanso algún día tiene que ir otra persona, con lo que se amplía el círculo de contagio», razona esta mujer que lleva más de 16 años trabajando en el servicio de limpieza del Ayuntamiento de Sant Josep.

Reacia a sentirse protagonista, Rosa Monterde explica que su trabajo se ha intensificado exponencialmente debido a la amenaza del coronavirus, ya que hace dos limpiezas diarias a fondo, por la mañana y por la tarde. «Limpio todo lo que se pueda tocar con la mano: teclados, grapadoras, mesas, paredes, mostradores, pomos de las puertas, vestuarios... hasta los sellos que utilizan los policías», detalla. Y por supuesto, no falta la lejía en el suelo.

Luchadora y muy trabajadora, considera que cumplir con su labor es una manera de sentirse bien, al tiempo que los policías están más tranquilos y seguros en sus puestos.

Agradecida por el trato que recibe de los agentes asegura que todos ellos son «muy cercanos y cariñosos» e incluso le ofrecen un café o le invitan a marcharse si ven que está más cansada de la cuenta.

Cuando llega a casa, después de deshacerse de los guantes, de la ropa que llevaba puesta y de limpiar concienzudamente desde el móvil a la última llave que ha utilizado, dice sentirse «satisfecha» por contribuir con su «granito de arena» a acabar con este virus. «Entre todos lo conseguiremos», sentencia.

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