El joven Miguel, de 19 años, murió en Palma del Río (Córdoba) durante el solsticio de invierno de 2012. Ese mismo día y en fechas previas, las televisiones no hablaban de otra cosa más que de la profecía maya que fijaba para entonces el fin del mundo. No es baladí la mención en este caso pues, en torno a éste y otros asuntos, ha girado la primera sesión del juicio en el que un jurado trata de dirimir si el chico se autoinflingió 19 puñaladas o fue la mano de un tercero.
En este caso, la acusación particular, sostenida por la familia materna, sienta al padre en el banquillo y pide para él 22 años y seis meses de prisión por un delito de asesinato con el agravante de parentesco.
El cuerpo de Miguelín, como era conocido, fue hallado, en buena parte, calcinado. El incendio de una bolsa de gas que escapaba de una bombona provocó en su pecho heridas que, en un primer momento, impedían la apreciación por parte de los forenses de las perforaciones de arma blanca. Al llegar a la escena de este trágico suceso, la llama -antes de ser apagada por el padre, que fue quien encontró el cuerpo, según ha declarado-, apuntaba al rostro del joven a modo de soplete.
La ayuda de una vidente
El chico padecía síndrome de Tourette, una afección nerviosa que, según la acusación, en ningún caso le provocó trastorno mental alguno. Así lo ha declarado también, afligida, la madre. La defensa particular del padre y el Fiscal, sin embargo, consideran que la muerte se corresponde con un suicidio. Y apuntan a un trasfondo obsesivo en torno al esoterismo y a la profecía de los Mayas.
Con frecuencia, el joven era tratado por una vidente, quien sigue negando la posibilidad de que Miguel acabara con su vida. Según ha declarado esta mujer, fue el progenitor quien contactó con ella para que ayudara a su hijo. Un amigo del joven palmeño ha cerrado la sesión reconociendo que percibió algo raro en su conducta un día antes del fallecimiento, cuando rehusó quedar con la pandilla. Y, pese a no recordar las palabras exactas de aquel día antes, hay una frase que le marcó: "A los buenos les pasan cosas buenas y a los malos cosas malas".
La relación padre-hijo
La madre ha apuntado al padre como autor de la muerte de su hijo. La acusación ha argumentado que existía una mala relación entre ambos. Según la exmujer, desembocaba en maltratos, hechos negados por el acusado. Lo que sí es cierto es que la Policía Local y la Guardia Civil tuvieron que intervenir, un año antes, en un incidente entre ambos. Miguel, que criaba aves exóticas para venderlas por internet, denunció a su padre por disparar a sus crías. Los agentes tuvieron que mediar y el progenitor acabó arrestado.
Ese día, además, según la propia madre, se produjeron intentos por parte del padre de agredir al hijo, así como insultos. La acusación recogió varias de las expresiones, al parecer, proferidas: "Me vas a arruinar la vida, me quieres ver fuera de mi casa…". A pesar de ello, en las declaraciones que se produjeron en el momento de los hechos y un mes después, la mujer no hizó alusión a esa relación presuntamente tensa entre ambos. En cambio, sí lo hizo en el juzgado. Una vez que, según ha explicado, las sospechas fueron ganando fuerza (supo de las heridas de arma blanca dos días después de la muerte) y salvó la barrera que le impedía pensar en esa posibilidad.
Si bien el amigo del joven ha negado tener conocimiento de una mala relación entre ambos, la madre ha aludido en varias ocasiones al "pronto" (carácter) de su exmarido. Motivo, según ella -junto a que le gustaba el campo-, que llevó a su hijo a vivir en una casa familiar apartada de la localidad. Allí fue hallado una mañana de diciembre. El abogado particular del padre y el Fiscal, sin embargo, han cuestionado esa supuesta mala relación aludiendo a la preocupación que el progenitor tenía por Miguel, al llevarlo al médico constantemente.
Las heridas
La muerte, según los trabajos periciales, debió producirse entre las 8.00 y las 10.25 horas. El cuerpo presentaba varias punzadas, con puñaladas que llegaron a atravesarle pulmón y corazón. Una de estas, de tal fuerza, le perforó el esternón e hizo que el cuchillo quedara doblado. En su cabeza, apareció una herida correspondiente con un golpe producido desde atrás. ¿Antes o después? Junto a una de las manos, apareció un crucifijo y un rosario.
La vidente, según ha declarado la madre, le había recomendado rezar. Pero "nadie está loco por rezar", ha reiterado. Precisamente, la tarotista ha explicado que el día anterior pasó por la casa de campo, donde estuvo comiendo con el joven después de tranquilizarlo. Estaba nervioso, reconoce, pero a pesar de ello hablaba de planes futuros, como ser youtuber o -más cercano en el tiempo- celebrar las navidades en familia.
Esa mañana, el acusado recibió una llamada de su hijo. Le decía que unos perros que tenían allí estaban ladrando. El padre se acercó a la finca y, según ha declarado, fue el joven quien le pidió que se marchara. Así dice que lo hizo. Acudió al centro de salud dos veces, a la churrería, a tomar un café y a lavar el coche. Además, fue visto en otros lugares públicos del pueblo. En opinión de la acusación, para urdir una coartada.
Una cámara sin grabaciones
Cuando volvió a esa casa, según ha relatado él mismo, apreció humo denso y oscuro saliendo de las ventanas. Aparcó, entró a prisa y, según su testimonio, registró todas las habitaciones, pese a la humareda, hasta que dio con el cuerpo de su hijo. Entonces, ha explicado que procedió a apagar la llama y a comunicar lo sucedido a sus familiares y a los cuerpos de seguridad.
La acusación ha sembrado la duda sobre estos indicios y sobre la aparición de una cámara de seguridad, instalada en un falso techo, que grababa en el ordenador de una tía paterna. De ese día, no aparecieron grabaciones. El padre, como ha señalado el letrado, jamás informó sobre ese detalle. Aun pudiendo ser esclarecedor, ha abundado, que hubiera una cámara allí. Por la pruebas extraídas de aquel día, en estos once años no ha sido posible determinar si las heridas fueron causadas por él o por un tercero.
ONCE AÑOS DE INCÓGNITAS
La Audiencia Provincial de Córdoba ha retomado el caso, enjuiciado en primera instancia en Posadas, once años después, al considerar necesario, en línea con el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA), que sea un jurado quien dirima si se sustenta el relato de la acusación particular o las apreciaciones de la Fiscalía.