Los policías nacionales de Madrid que detuvieron la semana pasada en Alicante al bailaor Rafael Amargo recogen en las diligencias que sufrieron mordiscos, patadas, puñetazos y codazos por parte del artista granadino, hechos por los que ha sido investigado, además del delito de tráfico de drogas, por lesiones y atentado a agente de la autoridad. El atestado también incluye expresiones amenazantes que profirió el bailaor durante el forcejeo que mantuvieron junto a la entrada al parking de la estación de tren de Alicante: «te voy a matar, vas a morir», según el informe de la Policía Nacional sobre la detención.

La Fiscalía solicitó para el bailaor la prisión eludible con una fianza de 6.000 euros, pero la juez de guardia optó por la libertad provisional con medidas cautelares al no apreciar riesgo alto de fuga y estimar que el investigado tiene retirado el pasaporte y está cumpliendo las presentaciones quincenales por la otra causa que tiene pendiente por tráfico de drogas. De hecho, le ha impuesto las mismas medidas cautelares y la juez que tiene arraigo en España, donde dada su condición de personaje público es difícil que pueda eludir la acción de la Justicia, según se indica en la resolución del juzgado de Instrucción número 2 de Alicante, en funciones de guardia.

Asimismo, pese a que los delitos que le imputan están castigados con penas elevadas y podría acordarse la prisión pedida por el fiscal, el juzgado añade que estas se reducirían al aplicar una atenuante de acuerdo al informe que aportó su defensa, donde se concluye que presenta una situación grave de dependencia a metanfetaminas.

Drogodependencia

La abogada del bailaor, además de negar que se dedique al tráfico de drogas como sostiene la Policía, alegó en el juzgado de guardia que Rafael Amargo padece brotes de agresividad a causa de su situación de drogodependencia y que reaccionó de forma violenta con los agentes al ver que iban a detenerlo sin explicarle el motivo y que le estaban grabando.

La letrada indicó en la comparecencia judicial que Rafael Amargo estaba arrepentido de la pelea con los agentes y que había pedido perdón. Asimismo, reiteró que se siente acosado por la Policía, como ya publicó este diario tras pasar la primera de las dos noches que estuvo en los calabozos de la Comisaría de Alicante. 

La defensa de Amargo se queja de que llevan varios años investigándole y nunca le han encontrado droga. Por contra, la Policía afirma que durante la investigación incautaron sustancias estupefacientes a tres personas que salieron de comprarla en el domicilio del bailaor en Madrid y a otras dos personas con las que contactó en la vía pública.

La Policía Nacional, ante los continuos cambios de domicilio del bailaor en Madrid, organizó el operativo para apresar en Alicante a Rafael Amargo porque tenía programada el pasado jueves a las 21 horas una actuación en el restaurante Casanova, en la calle San Isidro de Alicante. Los investigadores de la Comisaría de Distrito Centro de Madrid, que le seguían la pista por tráfico de drogas en su vivienda del barrio madrileño de Malasaña, se apostaron cerca del restaurante del Casco Antiguo de Alicante donde estaba programada la actuación, pero pasó el tiempo y no apareció el artista.

Poco después de las diez de la noche vieron salir al encargado del establecimiento y decidieron seguirle al ver que se introducía en un aparcamiento y salía conduciendo un turismo. Y no se equivocaron. El seguimiento concluyó en el lateral de la estación ferroviaria de Adif, donde el hombre estacionó y tras bajarse se encontró con Rafael Amargo, que había llegado en tren.

El incidente

Los policías, que iban de paisano, procedieron a identificarse y solicitaron la documentación a ambos, momento en que se originó una disputa que acabó por los suelos. Según la Policía, el bailaor reconoció a uno de los agentes porque ya le detuvo en 2020 y comenzó a ponerse nervioso, al mismo tiempo que aumentaba «su agresividad». A partir de entonces se inició un forcejeo al resistirse a la detención y en dos ocasiones los dos policías y el bailaor cayeron al suelo. Durante la disputa, los agentes afirman que el bailaor les dio mordiscos, puñetazos, codazos y patadas, además de romper la cámara que llevaba uno de los policías y las gafas a otro de un puñetazo en la cara.