Tribunales

El último mordisco de ‘El Piraña’: un histórico delincuente juvenil de los años 80 y 90, condenado de nuevo en Palma

Con una treintena de sentencias a sus espaldas por sonados atracos y peligrosas persecuciones con coches robados, el hombre acepta ahora un año de prisión por tener una pistola sin licencia

‘El Piraña’, durante su último juicio celebrado a finales de enero en un juzgado de Palma.

‘El Piraña’, durante su último juicio celebrado a finales de enero en un juzgado de Palma. / M.O.I.

Cuarenta años después, uno de los policías que se las vio con él todavía recuerda de carrerilla su nombre y apellidos. La huella que dejó ‘El Piraña’ en la Mallorca de los años 80 y 90, con sonados atracos y persecuciones en coches robados -tiros incluidos-, todavía no se ha borrado. Fue uno de tantos delincuentes juveniles de aquella época de perros callejeros bañada en heroína. Acumuló 29 condenas por las que pasó una larguísima temporada en prisión. Se reformó y congeló su historial delictivo hasta principios de 2022. La Policía fue a su casa para intervenir en una riña familiar y encontró una pistola para la que no tenía licencia. Acaba de ser condenado por ello a un año de cárcel. A regañadientes, aceptó un pacto con la Fiscalía pero insistió en que el arma no era suya y acusó a la Policía de quedarse tres cajas de balas.

«En el fondo era un santo», recuerda un antiguo miembro del grupo de Atracos que lidió durante años con las fechorías de ‘El Piraña’, apodo que se ganó por su parecido con el personaje de la serie Verano Azul. "No era peligroso. No utilizaba armas y nunca le hizo daño a nadie", explica el policía, ya jubilado. ‘El Piraña’ empezó a delinquir a los 15 años con un grupo de chicos del reformatorio al que sus padres, cansados de su indisciplina, lo enviaron. A principio de los 80, ‘El Piraña’ era ya un habitual de las informaciones de sucesos.

Su especialidad eran los robos de coches, los tirones de bolso y los hurtos de carteras. Los que sacaba era para drogas. "Llegué a gastarme en cocaína y heroína más de doscientas mil pesetas [1.200 euros] diarias", le contó años después al periodista Jesús Quintero en una entrevista en la cárcel de Palma para el programa Cuerda de presos. Con otros delincuentes de su quinta, como ‘El Fideo’ y ‘El Chunguito’, consiguieron jugosos botines en golpes por toda la isla, que solían acabar en peligrosas huidas.

En febrero de 1992, cuando tenía 27 años y 39 antecedentes, un policía local de Palma lo sorprendió con un coche robado en las inmediaciones del Parlament. El agente fue tras él y acabó disparando contra el vehículo en el que huía 'El Piraña'. Uno de los tiros alcanzó a un agente de la ORA, que resultó herido. Aquel tiroteo fue el principio del fin.

‘El Piraña’ acumuló 29 condenas que acabaron refundidas en una pena de nueve años de prisión. "En la antigua cárcel se encargaba de cuidar a los presos enfermos. Era un trozo de pan, pero fue víctima de su época", rememora el policía.

Hace unos días, ‘El Piraña’ esperaba en los pasillos de los juzgados de Vía Alemania para saldar su última cuenta pendiente con la Justicia por la pistola hallada en su casa. Se mueve con muchas dificultades y su estado de salud es delicado. "Tengo trombosis, esclerosis, medio hígado no me funciona...", le contó al juez. Nada queda ya de aquel joven que ponía en jaque a las fuerzas de seguridad cada dos por tres.

"He sido un cabra loca, pero hace 20 años que ya no"

Pero a sus 58 años, ‘El Piraña’ todavía mantiene el fuerte carácter que forjó en las calles de Palma. "¡La pistola no era mía!", le insistía a su abogado antes del juicio donde acabó reconociendo los hechos. "Yo en mi vida he sido un cabra loca, pero hace 20 años que ya no. Me llevan a todas partes en ambulancia", le contó al juez para convencerlo de que es inofensivo. En la vista dejó claro que no tiene ninguna simpatía por la Policía y acusó al grupo de Atracos de haberse apropiad

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