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Investigación en marcha

Una cámara de los Mossos recogió accidentalmente el desconsuelo de la víctima de Alves

La policía científica halló huellas dactilares que también respaldan a la denunciante y desmienten al futbolista

La cámara de un agente grabó la primera declaración de la víctima de Dani Alves en la discoteca

La cámara de un agente grabó la primera declaración de la víctima de Dani Alves en la discoteca. Agencia ATLAS

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La cámara de un agente grabó la primera declaración de la víctima de Dani Alves en la discoteca. J. G. Albalat

Una patrulla de los Mossos d’Esquadra atendió a la joven que ha denunciado al futbolista Dani Alves por violación minutos después del supuesto ataque en la misma discoteca Sutton, según las fuentes consultadas por EL PERIÓDICO, del grupo Prensa Ibérica. Los policías acudieron en respuesta a la llamada que trabajadores del local de ocio nocturno efectuaron tras preguntar a la mujer, a la que vieron marcharse entre lágrimas, qué había ocurrido. Uno de los agentes que se dirigió a la joven llevaba colgada de la pechera una de las cámaras unipersonales que usan cada vez más los uniformados y, sin que fuera consciente de ello, accionó el botón que la puso en funcionamiento. Se obtuvieron así, por error, unas primeras 'declaraciones', registradas en la misma madrugada del 31 de diciembre, que describían una sucesión de los hechos que la víctima mantuvo dos días después, al formalizar la denuncia, y el 20 de enero, en sede judicial. A diferencia de Alves, que ha caído en reiteradas contradicciones y se encuentra en prisión provisional por estos hechos desde hace cinco noches.

En las imágenes que captó la cámara que llevaba el agente de los Mossos colgada del uniforme, según las fuentes consultadas por este diario, se aprecia cómo la joven llora desconsoladamente y, en ese estado de nerviosismo, asegura ya en esos primeros instantes posteriores a la supuesta agresión sexual que Alves la había agredido y que la había violado sin su consentimiento. La joven, además, repetía en esa grabación que se sentía "avergonzada" y también "culpable" por haber accedido a entrar con Alves en el espacio reservado.

Tras aquella primera atención, la mujer fue trasladada al Hospital Clínic, el centro de referencia al que deben dirigirse las víctimas de agresiones sexuales en Barcelona, y fue revisada por un médico forense. En esa inspección médica, se hallaron lesiones compatibles con el forcejeo –rasguños en la rodilla–, se obtuvieron restos de fluido seminal que ahora deben contrastarse con una muestra de ADN que ha accedido a entregar Alves y se concluyó que la joven estaba "orientada" y que se expresaba de forma "coherente".

Dos días más tarde de aquellos hechos, la víctima formalizó ante los Mossos la denuncia, y adjuntó el informe médico. Y el pasado viernes 20 de enero, ratificó el contenido de esa denuncia policial mostrándose ante la jueza sin caer en contradicciones con lo manifestado ante las investigadoras de la Unitat Central d'Agressions Sexuals (UCAS) de los Mossos. En sede judicial la denunciante renunció a cualquier indemnización económica por los daños sufridos por el ataque y expresó asimismo que su máxima preocupación era que pudiera hacerse pública su identidad o circularan sus datos personales.

Huellas que cuadran 

Según la denunciante, ella se encontraba con dos amigas en Sutton la noche del 30 al 31 de diciembre. Alves, a través de un camarero, la invitó a reunirse con ellos, dentro de la zona VIP de la discoteca. El futbolista quiso invitarlas a cava, comenzó enseguida a tontear con las tres, pegándose mucho a ellas y tocándolas. Después, se colocó detrás de la víctima y comenzó a decirle cosas que ella no entendió posiblemente porque eran en portugués. Fue entonces cuando supuestamente le agarró con fuerza la mano y Alves se la llevó a su pene, un gesto que repitió en dos ocasiones pese a la resistencia de ella. A continuación, señalando una puerta que ella no sabía a dónde conducía, Alves la conminó a seguirlo y entrar. 

No hay grabaciones de lo que ocurre en el interior de ese espacio, que era un baño. La mujer asegura que en cuanto vio que era un servicio –con un váter y un lavamanos– quiso salir, pero afirma que Alves cerró la puerta y se lo impidió. La víctima explicó que Alves se sentó en el váter, le subió el vestido, le pidió que dijera que era su "putita", la obligó a sentarse encima de él, la tiró al suelo, la obligó a hacerle una felación a la que ella se resistió activamente, la abofeteó, la levantó del suelo y la penetró hasta eyacular. Después, le dijo que esperara a salir a que lo hiciera él en primer lugar. 

La policía científica de los Mossos d'Esquadra inspeccionó el baño en el que sucedió el supuesto ataque. Según las fuentes consultadas, han obtenido huellas dactilares de la víctima y otras que podrían ser de Alves. El atestado de la UCAS, especialistas en el esclarecimiento de agresiones sexuales, indica que el lugar y posición que revelan las huellas dactilares de la víctima coinciden con la secuencia de los hechos que esta ha mantenido en todas las ocasiones. No coincide, en cambio, con ninguna de las distintas versiones que Alves ha ensayado hasta la fecha.

Alves pidió una copa

Las cámaras de seguridad de la discoteca recogen que quien primero salió del baño después de la supuesta violación fue Alves. Las grabaciones muestran que el futbolista abandona el baño pero no regresa a la mesa junto a su amigo. Lo que hace es alejarse del grupo, sin decir nada a su amigo, y pedir una copa. Se queda solo, bebiendo, sin establecer contacto de nuevo con el grupo.

Por su parte, la joven sale del baño medio minuto después y se dirige enseguida a su amiga, le dice algo al oído, e inmediatamente las dos se marchan. La víctima y Alves, después de aquellos 16 minutos, no interactúan en modo alguno. Minutos después, mientras los trabajadores atienden a la mujer, que llora desconsolada, Alves abandona la discoteca.  

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