Crimen
El sexagenario acorraló a la víctima de Vigo: fue a su piso con el cuchillo y ella cayó a la primera puñalada
La jueza decretó su ingreso en prisión por asesinato, al dejarla sin posibilidad de defensa | Las partes piden una pericial psquiátrica
Elena Villanueva
Asesinato con alevosía. Este es el delito que el Juzgado de Instrucción 6 de Vigo atribuye a Pablo, el vecino de 63 años que apuñaló mortalmente a su vecina María Jesús Cruz Fernández, de 54, el pasado domingo y por el que ha sido ingresado en prisión provisional. Presuntamente el sexagenario, que la atosigaba dejándole notas bajo la puerta y aporreando la misma molesto por los ruidos que aseguraba ella hacía, acorraló aquella noche a su vecina cuando escuchó que llegaba a su domicilio en el número 70 de la calle Zamora.
Ambos vivían separados por una sola puerta –él en el 2º J y ella en el 2º H–, por lo que cuando la víctima se dispuso a entrar en su piso, llegando esta a abrir la puerta, el hombre, supuestamente, la abordó con un cuchillo. El sexagenario le asestó varias puñaladas letales en el tórax, cayendo María Jesús al suelo ya en el primer ataque y dejándola sin posibilidad de defenderse. El cuchillo, de grandes dimensiones, lo dejó clavado en el cuerpo de la víctima, ya fallecida.
Tras la agresión, el hombre, presuntamente, regresó a su piso cerrando la puerta de un sonoro golpe, tal y como recordaron los vecinos de su rellano. Acto seguido y tras escuchar los gritos de socorro de María Jesús, estos salieron a ver lo sucedido y la encontraron tirada boca abajo en la entrada del piso. La puerta tenía las llaves todavía puestas. Inmediatamente llamaron a la Policía Nacional, que detuvo al sexagenario quien, según relatan, salió de su domicilio con las manos ensangrentadas diciendo "está muerta".
El hombre ya armado con el cuchillo, tal y como confirman fuentes próximas a la investigación, la habría agredido en varias ocasiones causándole la muerte. Cuando la víctima dejó de moverse se fue a su piso, del que solo salió cuando escuchó a los agentes.
Tras la emisión del auto de prisión de la jueza, el sexagenario fue trasladado al Imelga para un nuevo reconocimiento médico. Las partes también solicitaron una pericial psiquiátrica para saber si podría sufrir algún trastorno o enajenación.
Junto a las notas que el hombre dejaba bajo su puerta, la ropa que llevaba el día del crimen y las cartas de queja a la comunidad, la Policía también cuenta como prueba con las cámaras de videovigilancia del edificio, que se encontraban en rellanos, ascensores y portal.
Dos cartas
“Harto de ella”, “Insoportable”, “No había quién la aguantase”... Estos fueron algunas de las palabras textuales que Pablo, el presunto asesino de su vecina María Jesús, incluyó en las dos cartas remitidas a la presidencia de la comunidad entre los meses de septiembre y octubre – la última solo diez días antes del crimen –y que son prueba del odio que profería hacia su vecina.
Concretamente, las misivas depositadas en el buzón comunitario relevan la obsesión que el sexagenario sentía a consecuencia de los ruidos que decía procedían de la vivienda de la fallecida. En ellas, se quejaba de su comportamiento y arengaba a la comunidad a que hablase con el propietario del domicilio o “tendría que marcharse del edificio”. Estas dos cartas, escritas de su puño y letra y ya en poder de la Policía, evidenciarían el móvil del asesinato. El propio investigado también mandó diversas notas a la víctima por debajo de la puerta a modo intimidatorio.
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