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Investigación en marcha

Los Mossos investigan de dónde sacó los DNI la estafadora de las ocho caras

Dos agentes de los Mossos con parte del botín de la mujer detenida por estafar más de 74.000 euros con suplantación de identidad.

A los 45 años estaba sin empleo y tenía una familia que mantener. Sin que los Mossos d’Esquadra hayan logrado averiguar todavía cómo, la mujer consiguió carnets de identidad robados y dio el salto al otro lado de la legalidad. Acudió a oficinas de CaixaBank y usurpó la identidad de ocho clientas –la mayoría catalanas– para vaciar sus cuentas corrientes. Una estafadora de ocho caras distintas.

Albert Hernández, cabo de la unidad de investigación del distrito de Sarrià-Sant Gervasi, explica que pusieron la lupa por primera vez sobre la impostora cuando cruzaron dos denuncias similares presentadas en los Mossos d’Esquadra por clientas de la citada entidad bancaria que aseguraban haber sido víctimas de una estafa. Según relataban, en ambos casos, una enigmática mujer se había presentado en oficinas de la financiera, había presentado su DNI –que habían perdido en un hurto reciente–, había fingido que era ellas y había retirado importantes sumas de dinero de sus respectivas cuentas. 

"Acudimos al banco y allí nos explicaron que el grupo antifraude de la propia empresa ya estaba trabajando en el caso de esa mujer". Habían acumulado otras quejas de más clientas y, tras revisar las cámaras de seguridad, disponían de una sospechosa. Vestía de forma distinta en todas las ocasiones, lucías peinados diferentes, pero actuaba siempre igual: entregando un DNI robado a los empleados del mostrador, simulando que ella era la de la foto y, a continuación, solicitando transferencias o llevándose dinero en efectivo. Los investigadores supieron qué aspecto tenía la mujer a quien buscaban, pero ninguna pista acerca de quién era en realidad la impostora. 

No siempre le salía bien, al banco le constaban también intentos que habían resultado infructuosos, a pesar de los esforzados peinados: el empleado miraba el documento, la miraba a ella y preguntaba qué estaba pasando al percatarse de que el rostro de la imagen y el de la mujer que tenía al otro lado de la mesa no encajaban. Una situación comprometida de la que escapaba levantando un muro de excusas al tiempo que recogía el bolso, la chaqueta y se marchaba de la oficina. En ocho ocasiones, sin embargo, sí había tenido éxito y había amasado una pequeña fortuna: 75.000 euros

Todos los delitos habían sido cometidos entre septiembre y octubre. Entre las delincuentes fichadas no constaba ningún perfil que cuadrara. ¿Podía tratarse de una mujer sin antecedentes que diera el primer golpe a los 45 años y que, intentos frustrados al margen, hubiera cometido siete delitos más en solo dos meses? 

Ese era el caso. Hace pocos días, la Guardia Civil detuvo a una mujer en Madrid por hacer exactamente lo mismo que la impostora que perseguían los Mossos, explica Hernández. Tras la detención, los agentes del instituto armado "le tomaron una fotografía". Con esa imagen, los policías catalanes la identificaron al compararla con la sospechosa de las grabaciones de las cámaras de las oficinas bancarias en las que había actuado. Así le pusieron cara y también nombre: el de una vecina de un municipio de la comarca del Vallès Occidental. 

"Comenzamos a seguirla", explica Hernández, que añade que a los pocos días la sospechosa se metió en una oficina bancaria de Manresa para reincidir. Los Mossos lo evitaron mandando una patrulla de seguridad ciudadana a la sucursal. Fue la última usurpación que intentó la impostora: fue detenida por los investigadores a los pocos días. "En cada caso ha cometido tres delitos distintos", enumera Hernández: "estafa, usurpación y falsificación documental". Por eso el investigador cree que, aunque haya quedado en libertad con cargos, la justicia será severa con la mujer. La policía científica ha elaborado un informe en el que se la identifica plenamente a partir de las grabaciones de las cámaras.

Al seguirla, detenerla e interrogarla los investigadores tuvieron una explicación completa a cómo actuaba: conseguía un DNI robado, entraba en una oficina bancaria de un lugar en el que nadie la conociera y, entregando ese documento identificativo y fingiendo ser su legítima propietaria, preguntaba con aire distraído cuánto dinero tenía en la cuenta bancaria. Así averiguaba si el DNI robado pertenecía a una mujer con cuenta en CaixaBank. Y, si era el caso, acudía a otra oficina distinta de la primera y repetía la impostura, pero esta vez para vaciar las cuentas corrientes. 

El caso está casi cerrado. Salvo de dónde sacaba los DNI robados. Los Mossos investigan ahora su procedencia para acreditar si era solo una pata de un entramado más importante que le cedía los carnets robados a cambio de una parte del dinero o ella, gracias a sus contactos, acudía a 'comprarlos' a un mercado negro por su cuenta.

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