Caso Abierto - Diario de Ibiza

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Homofobia

Condenada una madre que acosó a su hija por su orientación sexual

A la mujer no le gustaba que la joven mantuviera una relación sentimental con una chica uLa víctima fue amenazada por su abuelo

La sentencia de la Audiencia describe el calvario que sufrió la joven por el acoso de su madre y de su abuelo.

La Audiencia de Palma ha condenado a una madre que acosó durante años a su hija por su orientación sexual, ya que no le agradaba que mantuviera una relación sentimental con otra mujer. La acusada ha sido condenada a una pena de dos años de prisión por un delito de trato denigrante. La misma sentencia también condena al abuelo de la víctima, que ha sido declarado culpable de dos delitos, uno de trato denigrante y el otro de lesiones. La sentencia le impone una condena de tres años de prisión, por lo que el abuelo tendrá que ingresar en la cárcel por el acoso al que sometió a su nieta.

La víctima tenía 20 años cuando empezó a sufrir este acoso. En esa época estudiaba una carrera universitaria en Madrid. Al terminar el curso regresó a Mallorca. En ese momento su madre ya sabía que tenía una novia y buscó una fórmula para forzarla a cambiar su orientación sexual de su hija. El abuelo y la madre de la joven lo que planificaron fue un intento de alejarla de la vida estudiantil de Madrid y, por lo tanto, también impedir que tuviera contacto con su novia. Para ello debían conseguir que la víctima estuviera siempre en el domicilio. Le privaron de su teléfono móvil, del dinero y de la documentación, excepto del permiso de conducir.

La joven, que tiempo después se realizaría una operación de cambio de sexo, aguantó esta situación dos días. Pidió ayuda a la familia de su novia, que le compró un billete de avión para que huyera de Mallorca. Se estableció en Madrid, junto a su padre.

Ninguno de los dos acusados aceptaba que la joven no quisiera volver con ellos, por lo que siguieron con un plan para perjudicarla. Primero empezaron a enviarle una serie de correos electrónicos, con el supuesto objetivo de intentar recuperar la comunicación. Los mensajes estaban repletos de insultos, desprecios y vejaciones por su orientación sexual. Además, el abuelo le escribió a su nieta para decirle que le haría un daño personal, social y profesional, y que tenía un plan diseñado para ello.

La mujer y su padre viajaron a Madrid. Acudieron a la universidad donde estudiaba su hija. Se entrevistaron con el secretario general de la institución, pidiéndole que expulsara a la víctima. Le mostraron las fotos de su perfil social y le dijeron que era alcohólica y drogadicta. El secretario le contestó que no le constaba dicho comportamiento. La joven tuvo que realizarse un análisis de detección de drogas para demostrar que no era drogadicta.

Semanas después los dos acusados se presentaron en la universidad y entraron en una aula mientras la víctima realizaba un examen. Al ver a su madre y a su abuelo se escondió para que no le vieran.

También contrataron a un detective privado para que vigilara a la mujer, pero ella se dio cuenta de que la estaban siguiendo.

La acusada llamó por teléfono a su exmarido, exigiéndole que le devolviera a su hija. Le manifestó su deseo de que se muriera otro hijo que tenía de solo tres años de edad.

Este acoso sufrido por la mujer por sus dos familiares directos se ha traducido en un perjuicio psicológico. La víctima padece, según señala la sentencia, un grave desasosiego en su vida. También arrastra un trastorno de adaptación, que le ocasiona episodios de ansiedad, tensión y preocupación. Tiene problemas para dormir y ha tenido que someterse a un largo tratamiento psiquiátrico.

Ningún intento para modificar la orientación sexual de la joven funcionó. La víctima decidió cambiar de sexo, pese a la oposición de su madre y su abuelo.

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