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Investigación

La Policía concluye que el asesino de Manuel Salgado formaba parte de su círculo cercano

La nueva investigación alcanza la misma tesis, incluida la sospecha del sicario, que la de 2004 | Los nuevos testigos apuntan en esa dirección

Manuel Salgado, víctima del crimen, en una foto de archivo.

Revisar un crimen sin resolver supone empaparse a fondo del caso. Volver a leer con nuevos ojos policiales las miles y miles de páginas que integran este tipo de sumarios, estudiarlas a fondo, tratar de encontrar entre líneas pistas que en su momento pudieron haberse pasado por alto, contactar con los viejos testigos, buscar a otros que en su día no hablaron pero que quizá guarden información valiosa en su memoria... Y todo ello con el enorme hándicap que supone el paso del tiempo, que siempre juega en contra en unas pesquisas de este calado.

Esta ardua labor fue la que tuvo que realizar el equipo de la Policía Nacional de Madrid que asumió la nueva investigación del caso de la calle Rosalía de Castro de Vigo, el del crimen de Manuel Salgado, que murió de un disparo en la cabeza en un aparcamiento de esa céntrica vía en abril de 2004. Concluido ya su trabajo, glosado en un atestado que ya está en el juzgado que en 2021 reabrió la causa, los agentes han llegado a una conclusión muy clara, según las fuentes consultadas. Y esta es que el asesino o asesinos pertenecerían al círculo más cercano de la víctima. No hubo sorpresas, porque los nuevos policías que revisaron el caso mantienen la misma tesis, con la sospecha del sicario incluida, que la alcanzada en la primera investigación que acabó en vía muerta.

Tras la reapertura de la causa en noviembre de 2021, impulsada por el titular del Juzgado de Instrucción número 4 de Vigo Juan Carlos Carballal, el magistrado ordenó una nueva investigación a la Policía Nacional, emprendida por un equipo de agentes que se trasladó desde Madrid a Vigo. ¿Quién mató a Manuel Salgado? Esa es la pregunta a la que debían de intentar buscar respuesta los agentes, que se toparon ante sí con un caso en el que la víctima, extrabajador de banca y en la época de su muerte empleado de una asesoría, se sentía en peligro desde hacía tiempo. “Temo aparecer muerto cualquier día”, llegó a confesar a un amigo. Un pronóstico que fatalmente se cumplió.

Tras meses de pesquisas, la Policía Nacional finalizó su investigación este pasado junio. Y lo que concluyen es que el presunto autor o autores del crimen de Manuel Salgado debía tener sí o sí un vínculo muy próximo con él. Una conclusión que va en la misma dirección que la alcanzada en la investigación de 2004, en la que se apuntaba además a la hipótesis del crimen por encargo, a la intervención de un sicario.

“Temo aparecer muerto cualquier día”, llegó a confesar la víctima a un amigo

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Entre otras diligencias, los agentes de Madrid tomaron declaración a multitud de testigos. Las fuentes consultadas indican que hablaron con la inmensa mayoría de los que ya habían prestado testimonio tras el crimen y que localizaron nuevos testigos que, en relación a lo que pudo desencadenar aquel asesinato, apuntan en la misma dirección que los que ya constaban en la causa. Es decir, que mantienen la tesis que se manejó desde el principio y que ahora vuelve a poner sobre la mesa el nuevo equipo policial.

La prescripción en 2026

Concluida por ahora la labor policial, corresponde al juzgado tomar una decisión sobre el devenir del procedimiento judicial de este crimen ocurrido hace 18 años y que prescribirá en 2026, que será cuando se cumplan las dos décadas –el plazo que contempla el Código Penal para los delitos de asesinato– desde que en 2006, dos años después de los hechos, se archivó provisionalmente la causa que ahora lleva ocho meses reabierta tras habérsele concedido una segunda oportunidad.

Tras la muerte de Manuel Salgado fueron detenidos y estuvieron imputados en la causa hasta ese sobreseimiento de 2006 su exmujer y el que entonces era su compañero sentimental, por los indicios existentes y que estaban sustentados según consta en el sumario en la mala relación entre las partes –hubo un sinfín de denuncias–, en un caso de escuchas ilegales, en un millonario patrimonio de que debía volver a manos del fallecido y en el “temor” que sentía la víctima a que atentaran contra su vida. 

El juzgado debe decidir ahora si impulsa el caso o archiva de nuevo

Con el atestado de la Policía Nacional ya finalizado, el magistrado deberá tomar una decisión sobre el devenir de esta causa. Hay una conclusión policial clara. Pero, ¿existen pruebas contundentes que permitan poner nombres y apellidos en un auto judicial? Ese es el gran hándicap que afrontan este tipo de casos cuando pasa demasiado tiempo. Y el de Rosalía de Castro no es una excepción. Una de las vías que podría tomar el juzgado a partir de septiembre sería la de impulsar la instrucción y llamar a declarar en sede judicial a los testigos que comparecieron ante los agentes, junto a la práctica de otras diligencias, de cara a decidir si hay suficiente base para citar a sospechosos en calidad de investigados o, al contrario, lo averiguado no llega para sustentar una imputación y procede el archivo. La hermana y los sobrinos de la víctima luchan para que se haga justicia.

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