Un juez militar ha confirmado la sanción de un año de suspensión de empleo y sueldo para un agente de la Guardia Civil de Mallorca, que ha sido suspendido por el comportamiento impropio que mantenía en un bar de la localidad de Algaida sobre los dos propietarios, dos hermanos de origen ecuatoriano.

El agente tenía la costumbre de acudir a este bar y la mayoría de clientes conocía que formaba parte de la Guardia Civil, en la unidad de investigación. Este bar lo dirigía un ciudadano nacido en Ecuador, que trabajaba con su hermana, que hacía de camarera.

Según declara probado la sentencia, el agente tenía la costumbre de dirigirse a los dos hermanos con un tono despreciativo, no porque no estuviera conforme con el trato profesional que le dispensaban en el bar, sino por su origen.

Así, en presencia de varios testigos, el funcionario se dirigía al dueño del bar y le dedicaba expresiones tales como que "había salido de una selva", que "se subía a un cocotero", o "ecuatoriano, viniste en patera y eres un muerto de hambre".

Estas expresiones no las dedicaba solo al dueño del bar, sino también lo hacía con su hermana. La sentencia declara probado que a esta mujer la estuvo menospreciando, dedicándole frases tan groseras como "ecuatoriana, no sirves para nada, trabajas cuando te da la gana".

El incidente más grave, que motivó que se descubriera este comportamiento incorrecto de un agente del orden, se produjo en la madrugada del día 24 de julio de 2019. El agente inició una discusión con la hermana del dueño del bar. Era una disputa casi absurda que versaba sobre el cuidado de un perro. Sin embargo, el clima se fue calentado, hasta el extremo de que el agente le dedicó toda clase de frases con las que pretendía menospreciar a la mujer por su condición de migrante. Así, por ejemplo, la llamó "parásito", la menospreció diciéndole que "eres insignificante" y le dejó muy claro cuál era su opinión de los sudamericanos que se habían trasladado a Mallorca, asegurando que "sois unos muertos de hambre que llegasteis en patera y sois unos narcos". El funcionario dejó claro que no actuaba como un simple ciudadano que era cliente habitual del bar, sino que quiso recordarle a la mujer su condición de agente de la Guardia Civil. "Mi placa puede hacer mucho daño, te vas a enterar", le indicó a la hermana del dueño del bar.

Mientras que el agente abandonó tranquilamente el bar, la mujer se tomó muy mal su discusión con el guardia civil. Sufrió un ataque de ansiedad y necesitó acudir al centro sanitario para que la atendiera al médico. Se le prescribió un tratamiento ansiolítico, que tomó durante varios días.

Se da la circunstancia que a este bar también acudían con frecuencia varios policías locales de ses Salines. Los agentes tuvieron que llamarle varias veces la atención al funcionario, porque no les gustaba la forma despreciativa con la que se dirigía a la camarera ecuatoriana.

La mujer denunció los hechos ante la propia Guardia Civil, que investigó al agente. Se abrió un expediente disciplinario, que concluyó con una sanción de suspensión de un año, acordado por la directora general de la Guardia Civil. Dicha sanción disciplinaria ha sido ahora confirmada por un tribunal militar.