El individuo tiene ahora 43 años y los próximos 14 los tendrá que pasar en la cárcel, porque así lo ha condenado la Audiencia Provincial de Murcia primero y corroborado el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de Murcia después. Su delito: violar a su hija varias veces. Las agresiones comenzaron cuando la pequeña tenía tan solo 12 años. Su padre, tal y como considera probado la sentencia, aprovechaba su trabajo de camionero para llevarse a la menor consigo en el vehículo y atacarla mientras dormía.

Tal y como se lee en el relato de hechos probados, todo comenzó cuando el hombre se quedó al cuidado de la pequeña porque su esposa, y madre de la menor, se había marchado a su Ecuador natal. El sujeto, camionero de profesión, en aquel primer verano a cargo de la niña, se llevó consigo a la pequeña a uno de los trasportes internacionales que realizaba por trabajo, en concreto a Holanda, «estando unas dos semanas de viaje entre la ida y la vuelta».

«Durante el trascurso del viaje, transcurrido aproximadamente una semana de ese viaje, una noche, mientras la menor dormía en la litera que tenía en la cabina del camión (el camión contaba con dos literas, una arriba y otra abajo), el hombre procedió a desnudarla, a ponerse encima de ella, sujetándola fuertemente por los brazos para que no se moviera» y la violó. La víctima contaría depués que en aquella ocasión fingió dormir, «al estar de facto paralizada por el peso de su padre y tener miedo». 

Durante ese viaje, la violó más veces, y volvió a hacerlo en el domicilio familiar. La pequeña se hacía la dormida «por temor a la reacción de su padre si se resistía», detalla el tribunal.

La violaba siempre que él volvía de viaje con el camión, relató la víctima. La última vez, el día que fueron a recoger a la madre del aeropuerto en su vuelo de vuelta de Ecuador. Después, el hombre «cuando volvía de viaje, más o menos cada quince días, aprovechaba que la madre se iba temprano a trabajar para meterse en la cama de la menor y abrazarla y acariciarla, sin llegar en estas ocasiones a penetrarla», detalla la citada sentencia.

Se lo cuenta a su madre

Una noche, ya al año siguiente de la primera violación, la niña se despertó, vio a su padre en su cuarto y, al temer que volvise a atacarla, salió, buscó a su madre y se lo contó todo. La mujer denunció ese mismo día a su esposo, que fue detenido y al día siguiente ingresó en prisión provisional.

Catorce años y medio de cárcel por un delito continuado de agresión sexual a su hija, a la que tendrá que indemnizar con 60.000 euros. Es la condena que se le impuso a este individuo. La sentencia destaca el «desamparo en que la menor se encontraría en el interior del camión estacionado en un lugar inhóspito en el extranjero al verse sexualmente atacada por su propio padre». El sujeto recurrió la sentencia y su recurso ha sido desestimado.

Secuelas físicas y emocionales

Cuando la niña confesó lo que le estaba haciendo su padre, y su madre denunció, fue llevada al hospital, para ser sometida a una exploración, que reveló lesiones físicas. También la vieron psicólogas forenses, que determinaron que sufría «un desajuste psicológico significativo, manifestado en todos los ámbitos de su vida, poniéndose de manifiesto el sufrimiento experimentado como consecuencia de los hechos acaecidos». Más secuelas: problemas de ansiedad y depresión con pensamientos intrusivos con dificultades para llevar a cabo su vida diaria, con restricción significativa de su vida social.