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Tribunales

El asesino que mató a su excuñado en Zaragoza se ocultó en Almería con una identidad robada

El juez de guardia le envía a una prisión andaluza aunque será trasladado a Zuera

Bobo Keita, detenido. / EL PERIÓDICO DE ARAGÓN

Los delincuentes, como es lógico, hacen todo lo posible para evitar ser detenidos, aunque siempre hay grados de dificultad con los que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado tratan de lidiar. Muestra de ello es lo que hizo Bobo Keita, el gambiano detenido por asesinar a su excuñado en el barrio zaragozano de Delicias la semana pasada, quien robó una cartera a un hombre para utilizar su identidad falsa y así ocultarse en un hotel de Almería. Un plan que podría parecer perfecto, pero no para el Grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía de Aragón que dio con él y le arrestó cuando tenía previsto viajar a su país. Ante el evidente riesgo de fuga y la gravedad de los hechos, un juez de guardia almeriense decretó ayer su ingreso en prisión a la vez que se inhibió en favor del magistrado titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Zaragoza.

La investigación todavía continúa abierta para saber cómo viajó a Almería, ya que se dejó en Zaragoza el vehículo con el que se desplazó desde Barcelona para perpetrar el crimen. Lo aparcó frente al número 75-77 de la calle Don Pedro de Luna, a unos metros del portal 29, edificio en el que vivía Alie, la víctima, que sufrió una emboscada. Bobo Keita le llamó al móvil y cuando bajaba las escaleras lo acuchilló hasta una docena de veces.

Sí han averiguado lo que hizo en su huida y fue, según pudo saber este diario, hurtar una cartera a un hombre también africano en Lérida. Con ella viajó a Almería, donde se alojó en un modesto hotel. Pese a su intento de pasar desapercibido, este gambiano de 42 años, con la misma edad que la víctima, fue descubierto en el interior de este establecimiento hotelero. Aún no habían pasado 72 horas de la comisión del asesinato y este individuo había demostrado una gran habilidad para fugarse. De hecho, cuando actuaron los agentes del Grupo de Homicidios de Zaragoza en colaboración con sus compañeros de la ciudad andaluza, este hombre tenía previsto viajar a África.

Ya lo demostró en Zaragoza, tal y como publicó este diario. Nada más coser a puñaladas a su excuñado se fue corriendo por la calle Graus hacia Sangenis, accediendo a un bar donde llegó a esconderse y lavarse en los baños. Allí estuvo a punto de ser descubierto porque una de las camareras entró y le vio escondido. Pero salió de allí tranquilamente y se perdió su rastro entre las terrazas llenas de clientes que tomaban consumiciones para refrescarse del calor de estos días.

Antes de introducirse por la parte trasera de este establecimiento hostelero, con terraza en el paseo Calanda, se desprendió de la chilaba azul de estilo africano que estaba impregnada en sangre de la víctima y del cuchillo. Los dejó debajo de una furgoneta, si bien los agentes rápidamente encontraron estos enseres en mitad de la noche. El arma empleada no fue ni un cuchillo de cocina, ni un machete, sino una especie de puñal con doble filo. Una serie de detalles que demuestran que detrás de este crimen hubo una clara premeditación. Especialmente porque, según contó el hermano mayor de la víctima, Chima, Alie se encontraba en el interior de su domicilio cuando, de repente, recibió una llamada al teléfono. Le conocía. Salió en chancletas y con las llaves en la mano, bajó las escaleras y ahí fue donde el sospechoso comenzó a asestarle puñaladas hasta dejarlo sin posibilidad de supervivencia. «Cuando oí los gritos, me asomé corriendo y estaba ahí tirado envuelto en sangre», explicó.

Un asesinato que respondería al odio que Bobo Keita tenía al fallecido por proteger a su hermana y exesposa del asesino, quien le había denunciado por violencia machista. Él no lo aceptaba, se lo reprochaba a la víctima a la que llegó a amenazar y el pasado miércoles por la noche llevó a efecto sus advertencias.

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