Un chalé de hiperlujo, entre Marbella y Puerto Banús, en la exclusiva zona de Nagüelles, era usado por un clan de Europa del Este para plantar grandes cantidades de marihuana que eran luego enviadas a Alemania a través de empresas de servicio de paquetería y desde allí eran distribuidas a otros países de Europa.

La droga aprehendida a la banda criminal, que tenía plantaciones también en sendos chalés en pequeñas localidades de Sevilla y Córdoba, podría haber alcanzado en el mercado más de 2,5 millones de euros.

  

En la operación, que se prolongó durante varias semanas, los agentes de la Unidad de Delincuencia y Crimen Organizado (UDYCO) de la Costa del Sol detuvieron a seis ciudadanos con diferentes nacionalidades europeas, a los que se acusa de tráfico de drogas, pertenencia a organización criminal y falsedad documental.  

Además, fueron intervenidos más de 60.000 euros y cuatro vehículos de gama media, con los que los integrantes de la banda pretendían no llamar la atención: eran usados para realizar contravigilancias y desplazamientos entre las distintas viviendas, que contaban todas con un custodio.  

La investigación se inició a finales de julio, después de una información conseguida por los agentes de la UDYCO de Fuengirola. La Policía estableció un operativo de vigilancia en una empresa de paquetería de Mijas, en cuyos alrededores localizaron a dos sujetos con sendos vehículos que se encontraron en un lavado de coches. Uno de ellos ayudó al otro, que conducía un Volkswagen Passat negro sobre el que realizaba seguimiento la Policía, a llevar un bulto bastante pesado a la citada empresa de envíos

Tras realizar el envío, los agentes, con una amplia experiencia en investigaciones de esta índole, comprobaron en el establecimiento que los DNI de ambos eran falsos. Posteriormente, en el centro logístico de la empresa, los investigadores requirieron los citados paquetes, que habían sido enviados a una empresa en una localidad de Alemania. El remitente que figuraba era una firma de antigüedades e imaginería religiosa de Málaga que era usada como tapadera por los delincuentes pero que no tenía nada que ver con la red, tal y como comprobaron los agentes. 

Doble fondo

Uno de los embalajes requisados cubría un mueble de madera con cajoneras, en cuyo doble fondo fueron hallados seis kilos de cogollos de marihuana escondidos en bolsas. En el otro paquete había una cajonera donde se encontraron otros seis kilos de droga. El precio total en el mercado del cannabis requisado podría alcanzar los 63.000 euros.

A continuación, los agentes ordenaron el señalamiento de uno de los vehículos y comenzaron así las labores de vigilancia, que no estuvieron exentas de dificultades, ya que los miembros de la banda realizaban frecuentemente maniobras de contravigilancia para despistar no sólo a policías sino a miembros de otras organizaciones delictivas que quisieran hacerles un vuelco (robo). 

Durante este operativo, que duró semanas, los agentes identificaron a varios sujetos que trabajarían en la red de narcotráfico y varios vehículos, a los que sometieron a un exhaustivo seguimiento. 

En uno de ellos acabaron en una conocida zona de chalés de lujo de Marbella, en Nagüelles, donde uno de los integrantes de la banda accedió a una vivienda con un amplio jardín vallado.  

Tras la marcha del sujeto, los agentes se percataron de que se oían máquinas de aire acondicionado funcionando en el interior del inmueble, que mantenía todas las ventanas tapadas.

Este es un modus operandi habitual en las plantaciones 'indoor' para evitar que las lámparas de halogenuro que se usan para imitar los fotoperiodos naturales del sol sean detectadas por curiosos o policías. La mayor parte de las veces las ventanas se tapan con pladur. 

Durante un recorrido por la parte trasera del edificio los investigadores se dieron cuenta, además, de que de la casa emanaba un fuerte olor a marihuana. En una inspección ocular a través de las rendijas del vallado observaron cómo había esparcidos por el suelo numerosos tutores o varillas de bambú de las que se utilizan para servir de apoyo a las plantas de marihuana en su proceso de crecimiento. Estas permiten que crezca la planta sin doblarse hasta que el tallo se vuelve más duro y es capaz de mantenerse erguido por si mismo.

Después de que un dispositivo de seguridad determinara que la casa no estaba habitada y que las máquinas de aire acondicionado funcionaban de noche y de día, los agentes pidieron a una compañía eléctrica que efectuase una preinspección. 

El resultado vino a confirmar las sospechas de los agentes: la casa carecía de contrato ni contador y podría existir una doble acometida, para defraudar fluido eléctrico, algo habitual en los cultivos indoor. También ratificó el técnico que varios aires acondicionados funcionaban a la vez.

En las labores para ofrecer seguridad al empleado de la compañía mientras realizaba la preinspección, los agentes se percataron de que hasta dos personas distintas realizaban labores de vigilancia en los exteriores de la finca. De ahí infieren que el guardés de la casa habría alertado a varios miembros de la banda sobre lo que ocurría.  

Durante las semanas en las que se llevó a cabo el operativo de vigilancia, los agentes hicieron acopio de numerosas pruebas, entre ellas algunas gráficas, como uno de los presuntos traficantes acudiendo a una de las viviendas con un pulverizador u otro yendo a comprar productos a una tienda especializada en el cultivo de marihuana. 

El proceder en todas las viviendas del clan era similar, pero el chalé sevillano era incluso un poco más sofisticado, porque había una cámara oculta en el buzón para controlar quién llegaba.

Actuación coordinada

Los policías se coordinaron para realizar un operativo conjunto de actuación en las viviendas. Así, en Sevilla se incautaron de 1.218 plantas, y 252 kilos de marihuana, que en el mercado al por menor podrían ofrecer un beneficio de 1,28 millones.  

En Córdoba, la nave donde se cultivaba el cannabis estaba rodeada de una explotación ganadera

Mientras, en una nave de la vivienda de Córdoba, situada en una zona boscosa y aislada por vallas y una explotación ganadera bovina, fueron hallados 106 kilogramos de cogollos de marihuana, que estaban siendo sometidos al proceso de secado previo a su envasado al vacío. Además, en varias habitaciones había 2.448 plantones de marihuana, que pesaban alrededor de siete kilos. 

En esta finca la red estaba construyendo una nave enorme para almacenar más plantas y ocultar entretanto los enormes generadores eléctricos de los que se suministraba de energía a las plantaciones.

Entretanto, en Marbella fueron aprehendidas 1.179 plantas de marihuana que pesaban 103 kilos y se hallaron tres mochilas con 33 kilos de cogollos de marihuana envasados en bolsas transparentes y herméticamente selladas.

Desde el Grupo contra el Crimen Organizado de la Comisaría de Fuengirola se continúan practicando gestiones para tratar de garantizar el total esclarecimiento de los hechos, mientras los miembros de la red arrestados siguen en prisión a la espera de juicio pese a haber pedido su liberación su abogado, Juan Ospina.

Según el juez, que rechaza su puesta en libertad, existe un claro peligro de riesgo de fuga pues son ciudadanos extranjeros cuyo arraigo familiar en España no se acredita. En conversación con este medio, Ospina ha evitado hacer declaraciones.