Los Mossos d'Esquadra lograron identificar a los integrantes de una organización criminal radicada en Sofía (Bulgaria) que estafó a cientos de inversores en bitcoins españoles y que ingresaba entre 200.000 y 800.000 euros al día, lo que suponía hasta 10 millones mensuales, según especifica un informe elaborado por la Policía autonómica al que ha tenido acceso El Periódico de España. Y gracias a estos ingentes ingresos los cabecillas del clan gozaban de un elevado tren de vida que se plasma en las imágenes de fiestas y viajes de lujo obtenidas por la Policía. Un juez de Madrid logró bloquear criptomonedas con un valor estimado de 1,6 millones de euros.

Este clan se estructuraba como si se tratara de una empresa tradicional pues contaba con unas 250 personas que trabajaban en ocho departamentos: el comercial, el técnico, de riesgo, 'dealing desk' (mesa de dinero), financiero, recursos humanos, control de llamadas y supervisión. Sin embargo, la realidad era muy distinta.

De izquierda a derecha los denominados como Kevin Becks, Iana y Benny Stoler.

Bajo el epígrafe departamento comercial había dos tipos de trabajadores: los que se dedicaban a comprobar la documentación de los clientes, que habían sido engañados con falsos anuncios en los que personajes famosos refrendaban la seguridad de las supuestas inversiones en criptomonedas, y en segundo lugar los "conversadores". Estos últimos se encargaban de convencer a las personas captadas para que realizaran una primera inversión de 250 euros.

Los brokers

En el siguiente escalafón de la organización criminal se encontraban los que se encargaban de las "retenciones": "Son trabajadores que captan y solicitan más dinero de los clientes. A partir de 1.000 euros ya podían hacer transferencias bancarias. Son brokers", completa el oficio policial.

Después los "técnicos" se encargaban de crear y gestionar las páginas web y de las comunicaciones, que se realizaban mediante la aplicación Skype. Para correos electrónicos usaban Outlook, "porque así se puede bloquear a un cliente para que no moleste más una vez estafado".

El departamento de "riesgo" estaba formado por dos personas, que gestionaban y controlaban las opiniones vertidas sobre la empresa en una página web denominada 'trustpilot'. Cobraban hasta 25 euros por cada opinión positiva sobre Konto.Fx.

Simulaban las ganancias

En el área de 'Dealind Desk' los integrantes de la trama ahí destinados eran los responsables de controlar las carteras de los clientes y que simulaban las ganancias. Había seis personas de nacionalidad búlgara trabajando ahí.

En una escala de mayor relevancia se encontraban las personas dedicadas a recursos humanos, que contrataban al personal; y las del departamento financiero, que eran los que en realidad dominaban el dinero de los estafados.

Segmentos de idiomas

En el departamento de control de llamadas se escuchaban y analizaban todas las conversaciones telefónicas, mientras que desde la Supervisión se controlaban los diferentes segmentos de idiomas, que eran español, inglés y alemán.

Y con esta organización, los integrantes del clan emitían falsos anuncios en redes sociales, sobre todo en Facebook, que captaban potenciales clientes, que entregaban sus datos personales.

Imagen de los presuntos autores de una estafa de criptomonedas.

Los presuntos delincuentes simulaban que llamaban desde Londres, pero en realidad se encontraban en la sede social de la empresa, ubicada en Bulgaria, en la capital Sofía, o en otra localidad denominada Varna. Y el departamento de informática creaba una cuenta bancaria simulada, que los estafados podían ver desde su propio ordenador. Pero que no era real, ya que el dinero se depositaba en una cuenta en el extranjero.

Hasta 300.000 euros

Después esos fondos se transferían a un monedero de bitcoins, por lo que los inversores españoles y del resto de Europa ya no tenían el control de su dinero, llegando a perder algunos de ellos hasta 300.000 euros: "Aquí es muy importante la entrada del departamento de 'Dealing desk', que facilitará el gráfico (falso) con los supuestos movimientos, y que hace que el cliente crea que su dinero está invertido, cuando realmente ya no lo está", concluye el informe de los Mossos.

Imágenes obtenidas por los Mossos de los integrantes del clan de los búlgaros.

En la etapa final de la estafa en la compra de bitcoins intervienen los que los agentes denominan "los quemadores", que son los que se encargan de explicar a las víctimas que su 'broker' de confianza "se ha ido, que ha sido despedido, que ha huido o cualquier otra excusa". El "quemador" tiene el cometido de explicar a la víctima que podrá recuperar el dinero, pero que deberá invertir más fondos.

Si bien los jefes del clan se hicieron de oro con esta operativa, que según el abogado Mauro Jordán, que ejerce la acusación en numerosas causas por presuntas estafas de criptomonedas, pudieron haber ingresado más de 20 millones de euros, la organización contaba con trabajadores que no eran ni mileuristas, que percibían un porcentaje a modo de comisión de los fondos que obtenían.

Hasta 3.500 euros

Así, los verificadores percibían, dependiendo del país en el que vivían, entre 500 y 1.000 euros. Pero otros integrantes del clan recibían mayores beneficios. Los vendedores y los que se encargaban de las retenciones, dependiendo del idioma que hablaran, ganaban entre 600 y 1.500 euros fijos, comisiones a parte. El tope máximo que podían cobrar era de 3.500 euros.

Los porcentajes en la comisión eran del 3% por captar hasta 80.000 euros; del 4% hasta 120.000 euros; y del 5% hasta 180.000 euros. Si se lograba estafar más de 180.000 euros la comisión se tenía que negociar con el presunto cabecilla de la organización, que se identificaba con el nombre de David Berg.

El "quemador" cobraba también 750 euros fijos. Y tenía unos ingresos variables, ya que si conseguía 7.500 euros en un mes percibía "un bono" de 1.000 eurosLos "quemadores" que superaban los 7.500 euros mensuales recibían un 5% de los fondos obtenidos. En la cúspide de la organización criminal estaba el supervisor, que ingresaba un 7% de todo el dinero que lograba estafar.