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Pederastia en la Iglesia

La familia de la víctima del tercer monje denunciado en Cataluña: "Nos rompió el corazón"

El hermano Gabriel declara en el juzgado de Manresa que existió consentimiento por parte de la víctima

Monasterio de Montserrat.

El tercer monje de la Abadia de Montserrat acusado de pederastia era vicerrector del Santuario de Montserrat y uno de los coordinadores de Montserrat Jove, una iniciativa que consiste en organizar dos encuentros anuales para 40 menores que acuden al monasterio a reflexionar. En una de esas jornadas conoció a la víctima que en junio de 2021 presentó una denuncia por abusos sexuales sufridos presuntamente en mayo de 2019, cuando tenía 17 años y el monje, cuyas iniciales son J. C y fue ordenado como hermano Gabriel, tenía 39 años. El joven y su madre han hablado con EL PERIÓDICO, diario que pertenece a este grupo, Prensa Ibérica. “Queremos averiguar si el hermano Gabriel ha abusado de más víctimas y, sobre todo, evitar que siga haciéndolo", subrayan.

Según la declaración de la víctima, estos abusos sexuales sucedieron dentro del recinto de la Abadia y mientras la institución, según dijo públicamente, se encontraba inmersa en la tarea de investigar a fondo la pederastia enquistada dentro de la orden. Y para perpetrar los abusos, el hermano Gabriel, nacido en 1980, se valió de una posición que facilitaba su contacto con menores desde una posición de superioridad, como hicieron en el pasado los otros dos clérigos pederastas conocidos hasta la fecha. El primero lo hizo desde su cargo al frente de la escolanía –el coro litúrgico–, el segundo como máximo responsable de la agrupación escolta de ‘Els Nois de Servei’, y el hermano Gabriel, el tercero, gracias a los citados encuentros de Montserrat Jove.

Abusos paralelos a la comisión

La Abadia de Montserrat impulsó en enero de 2019 una comisión de investigación externa para aclarar los abusos sexuales cometidos por el monje Andreu Soler. La comisión fue la respuesta de la abadía a la ocultación de la pederastia de Soler, destapada por la denuncia del activista Miguel Hurtado publicada en EL PERIÓDICO. En setiembre de 2019, ocho meses después del anuncio de su creación, la comisión concluyó que el monje se comportó “como un depredador” y lamentó que existía “suficiente rumorología” como para haber apartado a Soler de un contacto con menores–nadie lo hizo hasta que falleció en 2008, cuando además fue homenajeado–. También reveló que durante su búsqueda había localizado a dos víctimas de un segundo pederasta, un monje que había abusado de estas mientras estuvo al frente de la escolanía.

Los abusos cometidos por este tercer monje bajo sospecha son mucho más recientes, datan de mayo de 2019, una fecha que también supone que sucedieron mientras estaba en funcionamiento la comisión. En paralelo al trabajo de esta comisión, el hermano Gabriel invitó a la víctima a pasar un fin de semana al monasterio y abusó del menor durante dos noches consecutivas, según recoge la denuncia a los Mossos d’Esquadra.

El monje dice que hubo consentimiento

El juzgado de Manresa que instruye la denuncia recogida por los Mossos citó a declarar hace pocas semanas al hermano Gabriel. Según las fuentes judiciales consultadas por este diario, el hermano Gabriel admitió en sede judicial el contacto sexual con el menor pero afirmó que se trataron de dos encuentros consentidos. En España la edad mínima para consentir una relación sexual es de 16 años. Penalmente esa declaración puede tener su recorrido como estrategia de defensa. En su condición de religioso, sin embargo, lo conduce a un escenario sin escapatoria: los monjes han hecho votos de castidad y el hermano Gabriel, además, es diácono y estos no pueden mantener relaciones sexuales fuera del matrimonio. Montserrat comunicó el caso a la Doctrina de la Santa Fe, el órgano vaticano responsable de los casos de pederastia. Haber mantenido relaciones consentidas, algo que la víctima además niega, no es un argumento válido en Roma.

El hermano Gabriel inició el noviciado en 2004 y en 2010 se comprometió solemnemente con la organización monástica. Entre 2012 y 2017 estudió Historia de la Iglesia en Roma e inició un doctorado que está a punto de acabar. En 2017 fue ordenado como diácono. En 2018 fue nombrado vicerrector del Santuario de Montserrat. Según la víctima, que participó en varias ediciones de Monserrat Jove, el hermano Gabriel tenía un papel preponderante en los encuentros. En 2013 fue escogido para protagonizar el capítulo que la serie ‘Joves amb IVA’ del Centre d’Estudis Jordi Pujol dedicó a la abadía. Sobre su condición de monje, dijo esto: “Para mí no es un peso, no haberme casado, no tener familia. Es una opción de vida y hay que ser consecuente. Y si realmente es una opción de vida que sale de ti, que es sincera, tampoco tienes la sensación de haber renunciado a tu vida”. Según la víctima, el monje le insistió en que los votos no le impedían mantener relaciones sexuales, solo le prohibían contraer matrimonio.

“Me rompió el corazón”

EL PERIÓDICO ha entrevistado a la víctima, que exige anonimato, y a su madre. “Saber que había abusado de nuestro hijo nos rompió el corazón. Para nosotros Montserrat era un lugar idealizado, un paraíso, un símbolo del catalanismo. Que un monje de Montserrat como el hermano Gabriel –inteligente, buen orador, culto– quisiera tener ese grado de amistad con nuestro hijo, era un privilegio. Descubrir lo que hizo me llenó de rabia”, se sincera la madre.

El denunciante, que ahora tiene 19 años, y el hermano Gabriel se conocieron en 2016, en un encuentro de Montserrat Jove. El monje pareció encapricharse de él. "Comenzó a escribirme. Hablábamos mucho por teléfono y se convirtió en un guía espiritual a quien se lo contaba todo. También sabía que era homosexual. En mayo de 2019, cuando estaba estresado por los exámenes finales, me invitó a Montserrat a pasar un fin de semana”, explica el joven. La hospedería del monasterio estaba completa y el hermano Gabriel le reservó una habitación en los apartamentos exteriores.

“Compramos una botella de cava para que mi hijo se la entregase como muestra de agradecimiento por la invitación”, recuerda la madre. Con esa botella se presentó el hermano Gabriel el viernes por la noche en el apartamento. Consciente de que el menor no se había emborrachado nunca, le invitó a beber y lo convenció de que accediera a mantener relaciones sexuales en un estado etílico que hizo que la víctima necesitara semanas para recordar con nitidez lo que había ocurrido. “Me sentía mal, no podía dormir y él me escribía a todas horas”, recuerda. El joven solicitó ayuda psicológica y después fue tratado por la Fundació Vicky Bernadet. Gracias a ese apoyo, pudo tomar conciencia de un abuso que sobre todo ha hecho pedazos su “espacio de confianza” y reunió finalmente la entereza necesaria para acudir a una comisaría de los Mossos el pasado junio. La acusación particular de la familia niega que existiera ningún consentimiento por parte de la víctima, subraya que el monje abusó de su posición de superioridad y cree que usó el alcohol –la segunda noche regresó con otra botella– como sedante para lograr su propósito.

“En ningún caso hemos hablado para desencadenar una caza de brujas en Montserrat o promover un linchamiento contra el hermano Gabriel. Solo queremos saber si alguien más ha pasado por lo mismo y evitar que ocurra de nuevo”, insisten madre e hijo.

El monje Gabriel se encuentra apartado de sus funciones y, según la abadía, no tiene contacto con menores. El monasterio informó de la denuncia que pesa contra él a través de un comunicado en junio de 2021.

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