El joven de 20 años que reconoció haberse inventado la agresión homófoba de Madrid lanzó un mensaje a la comunidad LGTBI durante su declaración ante la policía el pasado miércoles: “Quiero decir a todo el colectivo gay, especialmente a los de Madrid, que sigan siendo fuertes y rebeldes. Seguros pero precavidos, en discotecas y en el uso de aplicaciones de citas, que se aseguren que (quedan) con personas de fiar. Pero que tengan claro que no hay ocho asaltantes como los que dije al principio”.

Después de reconocer que había fingido el supuesto ataque para ocultar a su pareja que había acudido a un piso para mantener relaciones sexuales consentidas con dos hombres, el denunciante añadió que no quiere “que haya miedo en las calles por una banda organizada” y pidió “que se borre lo publicado sobre mí desde el pasado domingo”, fecha en la que declaró ante la policía que ocho encapuchados le habían asaltado en la puerta de su casa, en el madrileño barrio de Malasaña.

En su segunda declaración, el joven, un ciudadano de origen francés y nacionalidad española, de 20 años y con antecedentes por robo, añadió que incluso las heridas que tenía en su cuerpo fueron consentidas por él: “Las dos personas con las que estaba me rompieron la gorra, la camiseta y me hicieron los cortes. Fue consentido, no quiero dar detalles ni testificar sobre estas personas”.

Como adelantó Prensa Ibérica, el denunciante realizó prácticas sadomasoquistas en el pasado. De hecho, la semana pasada aún figuraba un anuncio con sus datos en una página web de prostitución masculina, según explicaron fuentes de la investigación. La investigación policial localizó a una antigua pareja suya que ahora vive en Alemania y les ratificó ese dato. También, que ambos habían pasado un año juntos en Berlín, donde este hombre le había iniciado en ese tipo de prácticas sexuales.

En su primera declaración, el joven aseguró que le habían atacado ocho personas encapuchadas a los que dejó entrar en su portal y que le insultaron mientras le agredían. Incluso apuntó ante la policía que podía tratarse de un grupo de “latinos” por el tipo de insultos y el tono de las voces que había escuchado. De ahí que a la investigación se sumaran los especialistas en bandas latinas de la Policía Nacional.

La investigación de la Policía Nacional reveló que la supuesta agresión no había quedado registrada en ninguna cámara de seguridad de los comercios y locales cercanos. Tampoco en las cámaras de las bocas de metro más próximas. Ni en las cámaras de seguridad del Tribunal de Cuentas, situado cerca del lugar de la agresión. Los agentes interrogaron a decenas de vecinos que estaban en la zona. Ninguno había visto ni oído nada. El joven había asegurado además que una ciudadana había sido testigo y le había auxiliado tras el ataque. La policía localizó a la mujer, de origen chino, que también desmintió esa historia.

Gran repercusión social

La difusión de la denuncia generó un debate político y una movilización ciudadana contra los delitos de odio y las agresiones homófobas. Partidos políticos y personajes conocidos se enzarzaron en discusiones y responsabilidades. Sin embargo, en la tarde del miércoles, tan solo tres días después de la supuesta agresión, los investigadores consiguieron que el joven reconociera la falsedad de su declaración y su versión cambió radicalmente.

Fuentes del caso explicaron a este medio que el joven no tenía la intención de denunciar, pero que fue su actual pareja, con la que convive junto a otro joven, la que le instó a hacerlo tras comprobar sus lesiones. Ambos salieron a la calle el mismo domingo y al ver un coche policial patrullando la zona se decidieron a denunciar los hechos.

El juez decidirá si acusa ahora al joven de una simulación de delito, que puede castigarse con una multa. No será procesado por denuncia falsa, castigada hasta con dos años de prisión según explican fuentes del caso, porque no acusó a ninguna persona en concreto de ser su agresor.