A raíz de la polémica surgida, Fernando Báez Santana, más conocido como el padre Báez, lanzó un comunicado en la mañana de este miércoles en el que se defiende, a través de sus redes sociales, de las acusaciones por la controversias declaraciones sobre el asesinato de Anna y Olivia, a mano de su padre, Tomás Gimeno.

El párroco de Lomo Magullo asegura que es una víctima de una persecución política las las denuncias que ha realizado años atrás al Cabildo de Gran Canaria.

Texto íntegro del padre Báez:

En primer lugar, destacar que he presentado diversas denuncias contra el Cabildo de Gran Canaria, lo que ha motivado que sea un personaje incómodo para el Cabildo de Gran Canaria, el cual me denuncia cuando además es un caso de Tenerife, no sé qué estarán pensando las administraciones de la isla de Tenerife, pero veo el oportunismo y el populismo del Cabildo de Gran Canaria, que parece ahora quiere erigirse en policía de las redes y las declaraciones que se vierten en medios de comunicación, simplemente como venganza a las denuncias judiciales que he interpuesto contra el Cabildo.

En segundo lugar, jamás he vinculado la muerte de las niñas, a supuestas infidelidades, lo que no quita para que yo desde mi humilde opinión destacara un problema que he visto en esta sociedad, y que parece que todo el mundo quiere obviar, y es la falta de valores dentro de las relaciones matrimoniales, el intento de preservar la fidelidad entre hombre y mujer, que aboca a discusiones, tragedias y separaciones, que es a lo que yo quería llegar y que parece no supe comunicar, levantando una polémica innecesaria.

Mis convicciones religiosas me obligan y no me permiten además castigar u obviar a la madre de la persona que cometió atrocidades, no puedo dejar en desamparo a todas las víctimas de esta tragedia, incluida la madre de aquel que ha destrozado la vida de la madre de las niñas. A los ojos de mi persona y mis convicciones, todas las personas merecen amparo y perdón.

Siempre daré la cara, pero lo que es evidente es que en muchas ocasiones presenciamos, declaraciones desde otras religiones que defienden atentados contra la mujer, y no hemos visto nunca resollar a ningún político. El hecho que la agenda política marque que es conveniente atacar a este humilde párroco, cristaliza en una politización de la justicia, atacando a mi libertad religiosa, haciendo oídos sordos las declaraciones que se vierten desde otras religiones.

Admito que he experimentado toda una vida de retos en lo relativo a disculparme, en especial cuando pensaba que yo estaba en lo correcto, que me habían malinterpretado o que la parte ofendida estaba siendo demasiado delicada. No obstante, hace poco descubrí que la necesidad de una disculpa no es tanto algo que se trate de mí como de la persona que, sin importar la razón, se ofendió por algo que hice o dije o no hice, más allá de mis intenciones.