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Canarias

El joven Marcos llamó al 112 para pedir ayuda: “¡Me quieren matar!”

El fallecido cogió un mazo para golpear la puerta de la habitación donde el homicida se refugió

Minuto de silencio en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria por la muerte de Josefina, de 85 años.

Marcos L. V., el joven de 18 años que la noche del pasado lunes acabó con la vida de su tío después de que éste matara a su abuela en el interior de una casa de la calle Pérez del Toro de Las Palmas de Gran Canarias, llamó al 112 para pedir socorro. “¡Me quieren matar!”, fueron las palabras que, según fuentes cercanas a la investigación, acertó a decir. José L. E., que fue apuñalado por su sobrino, utilizó un mazo para golpear en la puerta de la habitación donde se había refugiado para evitar que su tío acabara con su vida, según la versión que ha dado el chico hasta el momento y que ratificaría que asestó una puñalada mortal a su tío en legítima defensa. 

El juzgado de Instrucción número 1 de Las Palmas de Gran Canaria, Alberto Puebla, tomará declaración a Marcos L. V. después de que fuera detenido poco después de ocurrir los hechos como presunto autor de un delito de homicidio. Una de las hipótesis que se baraja y que, según las mismas fuentes, coge fuerza con el paso de las horas es que el chico, quien residía en el número 34 de la citada calle del barrio de Arenales desde hacía un año junto a su tío y a su abuela, ambos ahora fallecidos; matara a su familiar para defenderse después de que éste asesinara a su abuela.

El joven, que es el único que puede contar qué ocurrió en la vivienda, estaba en su habitación con el móvil cuando se produjo el parricidio. Su tío José L. E., de 48 años, era una persona problemática, que hacía unos cinco meses había dejado el alcohol y las drogas, aunque seguía teniendo continuos enfrentamientos con vecinos de la zona. Por causas que se investigan, éste asestó la noche del lunes una puñalada en el pecho a su madre Josefina E. P., más conocida como Pepita, provocándole la muerte en el acto.

Después se enfrentó con su sobrino. Durante la disputa Marcos sufrió varias heridas en brazos y cabeza que demostrarían que se había defendido de su tío. En un momento, con el mismo cuchillo con el que se produjo el parricidio, Miguel propinó una puñalada mortal a José.

El sobrino, durante la disputa, se refugió en su habitación mientras su tío cogió un martillo de grandes dimensiones para tirar la puerta abajo. Durante esos minutos acertó a llamar a su madre e incluso enviarle una foto de sus heridas. Además, telefoneó a los servicios de emergencia para solicitar ayuda porque decía que su tío lo iba a matar.

Las autopsias realizadas a los cadáveres también reafirman la versión de Marcos L. V. Las fuentes consultadas precisaron que la relación de las heridas que tiene el homicida, unidas a las que presentaba su abuela y su tío, así como el hecho de que para los dos crímenes se usara el mismo cuchillo, demostrarían que se intentó defender de un ataque del parricida. 

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