Giro de 180 grados en el caso de la amputación del pene de un vecino de Zaragoza a manos de su compañero de piso el 8M del 2019. La víctima aseguró este lunes ante la Audiencia Provincial de Zaragoza que se lo cortó a sí mismo, que el joven acusado es inocente y que no lo hizo a cambio de 200 euros. Minutos antes, Aarón Jonás B. M., que afronta una condena de 4 años y medio de prisión, aseveró: “Se lo cortó él, me picó a la puerta de mi habitación, la abrí y me tiró el pene al suelo de mi habitación”. De ahí que la abogada defensora, Claudia Melguizo, solicitara la libre absolución. 

“Soy un hombre de conciencia y yo no puedo condenar a una persona que no hizo nada”, reiteró este hombre de nacionalidad inglesa ante las insistencias de la Fiscalía que quiso saber porqué dice eso ahora mientras que ante el Grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía de Aragón inculpó a Aarón Jonás B. M. “Tenía miedo”, contestó a la representante de la acusación pública que pidió que se viera la grabación de la declaración que realizó la víctima. La defensa lo impugnó al entender que “era improcedente” porque la declaración fue bajo apercibimiento de falso testimonio y porque el artículo 730 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal se destaca que "solo puede realizarse en casos de incomparecencia de testigos".

El joven al que el Servicio de Urología del hospital universitario Miguel Servet de Zaragoza consiguió reimplantarle el miembro viril con éxito ha recordado que aquella tarde bajó a comprar vino que se lo estuvo tomando junto al acusado. “Fui a la habitación y me lo corté yo”, explicó, si bien ha incidido en que tiene “un problema psicótico” y que no recordaba bien. “No estaba cuerdo en ese momento”, recalcó.

Aarón Jonás B. M., por su parte, describió una situación en la que las drogas, el alcohol y las ganas de la víctima de cortarse el pene fueron los protagonistas. “Consumimos bebidas, drogas, se fue a su habitación y cuando llamó a mi puerta dijo: ‘Ya lo he conseguido’”. “Me tiró el pene y lo recogí en una bolsa, además de ponerle una toalla para taponarle la herida”, afirmó.

Asimismo, negó que la víctima le dijera que le daba dinero a cambio de que le amputaran el pene y rechazó que se pudiera subir el vídeo posteriormente a Youtube porque “esa plataforma no permite ese tipo de contenidos”. Preguntado porqué cree que está sentado ahí, el encausado reconoció que otro compañero de piso dijo desde el inicio que fue él el autor de la amputación. “Le dejé dinero y se lo gastó en vicio, yo se lo reproché”, apostilló. 

“Lo he hecho, lo he hecho”

Los dos agentes de la Policía Local de Zaragoza que le realizaron la primera asistencia tras verlo ensangrentado a escasos metros de la casa en la que se produjo todo, en la calle Calatayud, coincidieron en asegurar que la víctima les espetó: “Lo he hecho, lo he hecho”; mientras sonreía. “Tratamos de salvarle la vida porque sangraba mucho e iba a fallecer, yo no me lo creía”, señaló uno de los policías que explicó que, tras llegar la ambulancia, siguieron el reguero de sangre para saber qué es lo que había pasado. Allí se encontraron a Aarón Jonás B. M., quien les entregó el pene en el interior de una bolsa.

Los investigadores del Grupo de Homicidios señalaron que la declaración que la víctima realizó en el hospital “parecía una liberación” y rechazaron que vieran en él “miedo o que se sintiera presionado”. “Nos dijo que quería contar lo que había pasado porque no se sentía al 100% un hombre”, recalcaron.

Melguizo les contestó que la víctima acababa de rectificar y los agentes trataron de destacar que un compañero de piso les declaró que el autor había sido Aarón Jonás B. M. y que encontraron una aplicación de contactos gays en la que el joven había puesto un anuncio en el que se señalaba: “Busco un hombre para que grabe como me cortó la polla a mi mismo”. Unas piezas del puzle que parecían que cuadraban y que terminaron de encajarse en el tercer relato de hechos que describió la víctima como una serie de detalles “que solo ellos sabían como, por ejemplo, que usaron una cuerda para estirar el pene y proceder a la amputación”. Esta letrada zaragozana les señaló que todo eso es "periférico", y que no hay pruebas que digan con nombre y apellidos que el joven que se sienta en el banquillo fue “quien cogió el cuchillo que nunca apareció y le cortó el pene al otro mientras lo grababan”.

El principal testigo de los hechos, que estaba durmiendo cuando se produjo la lesión pero que dijo a la Policía que el encausado le contó que iban a grabar el video de la amputación, apostilló que dio esa versión de los hechos cinco días después porque había estado ingresado en Psiquiatría del Servet porque padece un trastorno. De hecho, aquel 8M se medicó con diazepam, pero también consumió speed. El juicio continúa el martes.