A 130 en un tramo limitado a 50
Cuatro años de cárcel para un conductor que mató a dos peatones en Santander
EFE
En una sentencia hecha pública hoy, la juez Almudena Congil considera al acusado autor de dos delitos de homicidio por imprudencia y otro de conducción temeraria y le condena por ello a 4 años de prisión y a no volver a conducir durante seis.
Además, deberá pagar a los hijos de las víctimas indemnizaciones que suman 81.000 euros por las que también tendrá que responder la compañía de seguros.
El Juzgado considera probado que el día del accidente, el acusado, de 29 años, circulaba por la calle Cajo de Santander, limitada a 50 kilómetros por hora, a una velocidad aproximada de entre 115 y 130 kilómetros y después de haber bebido alcohol.
Al tomar una curva trazada a la derecha, el vehículo derrapó en una longitud de más de 26 metros, invadió una isleta y se introdujo parcialmente en el carril contrario por el que en ese momento circulaban otros dos vehículos que tuvieron que esquivarle.
Después de derrapar, el acusado dio un brusco volantazo que motivo un segundo derrape de otros 24,90 metros y tras dar bandazos en zigzag de un carril a otro, se subió a la acera a una velocidad de entre 106 y 116 kilómetros por hora e impactó contra un muro de piedra.
Como consecuencia del impacto, el vehículo cambio de trayectoria y atropelló a dos peatones que se encontraban en la acera, quienes murieron en el acto.
Dos horas y media después del accidente, que tuvo lugar hacia las 17.00 horas, al acusado le fue practicada una prueba de alcoholemia, en la dio un resultado positivo de 0,76 miligramos por litro de aire espirado. Una prueba posterior determinó la presencia de 1,94 gramos de alcohol etílico por litro de sangre.
El conductor presentaba "síntomas claros" de encontrarse bajo los efectos del alcohol, como rostro congestionado, habla pastosa, capacidad de comprensión y expresión lentas y olor a alcohol.
El magistrado asegura en la sentencia que "no cabe duda" de que la conducta del acusado es constitutiva de la imprudencia grave que cualifica el homicidio, pues conducía con un exceso de velocidad superior en más del cien por cien al permitido, tras haber bebido alcohol de manera "copiosa", y por una zona urbana de abundante tránsito de personas, un día laborable.
El acusado tendrá que indemnizar con 51.695 euros a la hija de uno de los fallecidos y con 30.155 a los dos hijos del otro peatón muerto en el accidente. Además, deberá pagar los gastos del entierro y el funeral de ambos.
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