La Guardia Urbana desalojó en la madrugada del viernes al sábado el teatro Arnau de Barcelona, que había sido ocupado por unas 200 personas para reivindicarlo como espacio cultural alternativo, debido a las deficiencias de seguridad que presentaba el edificio, según informó la Policía Local.

Durante y después del desalojo se produjeron dos detenciones, una de ellas por parte de la Guardia Urbana a un joven que fue puesto en libertad poco después, y la otra a una joven que, según fuentes del colectivo desalojado, permanecería aún detenida en una comisaría de los Mossos d'Esquadra.

Las personas que acudieron al lugar pretendían utilizar las instalaciones, cerradas desde mediados de los noventa, para realizar actividades culturales alternativas, pero la Guardia Urbana procedió al desalojo debido al estado del edificio, que según una dotación de Bomberos que se desplazó al lugar, está muy deteriorado.

Los bomberos hicieron una inspección y aconsejaron su desalojo por las deficiencias en las medidas de seguridad, como la mayoría de puertas cerradas, la presencia de mucho material inflamable y una estructura del techo que no ofrecía garantías.

Por este motivo, la Guardia Urbana invitó a los asistentes a abandonar el edificio, impidió la entrada de la gente que esperaba fuera y precintó los accesos. Durante la mañana, efectivos policiales tapiaron la entrada del teatro.