Saltar al contenido principalSaltar al pie de página

Tres rasgos de personalidad comunes en personas con ansiedad, según la psicóloga Ángela Fernández

La ansiedad se relaciona con determinados patrones de comportamiento y rasgos de personalidad

La ansiedad es uno de los problemas de salud mental más frecuentes en España.

La ansiedad es uno de los problemas de salud mental más frecuentes en España. / David Castro

Jorge López

Jorge López

En la sociedad actual, el estrés y la ansiedad se han convertido en compañeros habituales de vida. Las exigencias laborales, las responsabilidades familiares y la sobreexposición a estímulos constantes hacen que cada vez más personas experimenten síntomas relacionados con la ansiedad: preocupación excesiva, tensión muscular, insomnio o dificultad para concentrarse. Aunque sentir ansiedad en determinados momentos es completamente normal —ya que forma parte de nuestro sistema de alerta—, cuando se mantiene en el tiempo o interfiere con la rutina diaria puede transformarse en un problema serio que requiere atención.

Diversos expertos coinciden en que la ansiedad no siempre se origina por factores externos. A menudo, está relacionada con determinados rasgos de personalidad que predisponen a quien los tiene a vivir las situaciones cotidianas con mayor intensidad emocional. La psicóloga sanitaria Ángela Fernández señala tres características que suelen repetirse en personas que presentan cuadros de ansiedad y que pueden servir para entender mejor cómo gestionarla.

1. Alta responsabilidad y autoexigencia

Según Fernández, las personas con un alto sentido de la responsabilidad suelen ser muy autoexigentes, rigurosas y disciplinadas. Su implicación en las tareas es profunda, y tienden a fijarse estándares de perfección muy elevados, lo que las lleva a mantener una constante tensión interna. "Se trata de un rasgo que socialmente está muy valorado desde la infancia —explica la psicóloga—. A los niños responsables se les elogia, se les admira, y los padres se sienten tranquilos porque no necesitan supervisarlos. Pero todo está bien en su justa medida".

La especialista añade que esta rigidez mental puede derivar en ansiedad si no se aprende a flexibilizar las propias expectativas. Por eso, recomienda trabajar en la tolerancia al error y en la capacidad de adaptarse a las circunstancias sin sentirse fracasado.

2. Exceso de amabilidad y dificultad para poner límites

El segundo rasgo que menciona Fernández es el exceso de amabilidad, característico de personas que priorizan las necesidades de los demás por encima de las propias. "Suelen tener el foco puesto en el resto y, por tanto, practican muy poco el autocuidado. Les cuesta decir que no y tienden a tolerar demasiado", señala.

Esta actitud, aunque bienintencionada, puede derivar en agotamiento emocional, sensación de injusticia o frustración, ingredientes habituales en el desarrollo de la ansiedad. La psicóloga insiste en que estas personas deben aprender a poner límites para preservar su equilibrio mental y emocional.

3. Neuroticismo o alta reactividad emocional

El tercer rasgo es el neuroticismo, relacionado con personas emocionalmente más inestables, impulsivas o nerviosas. "Son individuos que presentan un constante estado de alerta. Un ruido, una mala contestación o un plan que se frustra les afecta más de lo habitual", sostiene Fernández.

Este tipo de personalidad se caracteriza por una alta sensibilidad emocional, lo que hace que el estrés cotidiano se viva de forma más intensa. Para mejorar su bienestar, la especialista recomienda incorporar a la rutina actividades que fomenten la calma y la serenidad, como la meditación, el yoga o los paseos al aire libre, con el fin de promover una mayor estabilidad emocional.

La importancia de buscar ayuda profesional

Si bien reconocer estos rasgos es un primer paso para entender la ansiedad, Fernández subraya que cada persona vive este trastorno de manera diferente. Por ello, buscar la ayuda de un profesional de la salud mental es fundamental para aprender estrategias personalizadas de gestión emocional. Ignorar los síntomas o intentar sobrellevarlos en soledad puede agravar el problema y afectar tanto al bienestar psicológico como físico.

Tracking Pixel Contents