La kafkiana historia de una madre de Ibiza sin plaza de ‘escoleta’ dos cursos seguidos

El curso pasado, una madre se quedó sin plaza de ‘escoleta’ porque su hija nació acabado el plazo de solicitud. Tuvo que pedir una excedencia, cuidar de la bebé y esperar a este año para escolarizarla. Pues tampoco. Aunque presentó la documentación de que se incorpora al trabajo en septiembre no le han dado el punto por madre trabajadora.

Detalle de mochilas colgadas en una ‘escoleta’ de Ibiza.

Detalle de mochilas colgadas en una ‘escoleta’ de Ibiza.

Marta Torres Molina

Marta Torres Molina

Ibiza

Si tu bebé nace entre mayo y diciembre y pretendes que, una vez acabada la baja por maternidad, vaya a la escoleta para poder seguir trabajando, lamento comunicarte que lo tienes complicado. Los bebés nacidos antes de mayo es posible que accedan a un centro de educación infantil en septiembre, cuando comience el curso. Pero ¡ay! si ha nacido del mes de las flores en adelante. Y no es por una cuestión de horóscopos ni de alineación planetaria. Es una cuestión de burocracia.

Esto lleva pasando ya un tiempo. No pocas madres y padres han visto cómo, simplemente porque su hijo o hija había nacido una vez acabado el plazo para el siguiente curso no tenían siquiera la posibilidad de acceder a una plaza pública o concertada de primer curso de educación infantil. Una situación que les obligaba a recurrir a un centro privado, con el gasto que ello supone. Y si conseguían una plaza, que tampoco era fácil. Algo que califican como «discriminación».

Así lo define una familia de Ibiza que está viviendo una situación kafkiana por segundo curso consecutivo. Una situación que cuesta entender. Pero comencemos por el principio. La bebé nació a mediados de agosto del año pasado. La intención de la madre era reincorporarse al trabajo una vez agotada la baja por maternidad, pero para ello necesitaba una plaza de escoleta para su hija. Como nació cuando ya se había agotado el proceso, no pudo conseguir una plaza pública ni concertada. Tampoco privada. Así que a la madre, profesora, no le quedó otra que solicitar una excedencia para cuidar a su hija (motivo que especificó en la solicitud) y esperarse a este septiembre para, por fin, que la pequeña entrara en la escoleta y volver al trabajo.

Segundo curso: la pesadilla sigue

Lo que no se esperaba es que la pesadilla continuara este año. Se ha vuelto a quedar sin plaza para su hija. Solicitó la escolarización de la pequeña, que este septiembre debería entrar en segundo curso de Infantil (de uno a los años), pero no le han concedido el punto por madre trabajadora. Si se lo hubieran dado la pequeña habría entrado en el centro. ¿Por qué no le han dado ese punto? Pues porque está de excedencia. Es decir, se ve obligada a pedir una excedencia para cuidar a su hija porque no había conseguido plaza y este año se la niegan porque está de excedencia.

Y eso a pesar de que junto a la solicitud de plaza adjuntó la documentación que acreditaba que el 1 de septiembre se incorpora al trabajo. Según le han explicado tras la reclamación que presentó, a pesar de que se reincorpora al trabajo, en el momento de presentar la solicitud no aparece como trabajadora en activo. Lo más curioso, según explican, es que a las mujeres que son fijas discontinuas sí se les concede este punto a pesar de que, al igual que ella, en el momento de pedir la plaza para sus bebés también aparecen como no activos. Según la familia, cuando preguntaron a qué se debía esta diferencia, les contestaron que nada garantizaba que, a pesar de los papeles de reincorporación, ésta finalmente se produjera. «¿Y quién garantiza que una trabajadora fija discontinua se incorpore al trabajo cuando la llamen?», indican. En este sentido, desde la familia explican que se han presentado «argumentos jurídicos con respecto a la situación análoga de tener en cuenta a un progenitor en excedencia por cuidado de hijos como un supuesto de servicio activo al efecto de puntuaciones administrativas, en cumplimiento de los artículos 8,56 y 57 de la Ley orgánica 3/2007, de 22 de marzo para la igualdad efectiva de hombres y mujeres», adjuntando una sentencia del Tribunal Supremo de 2024.

Así que a falta de dos meses y poco para volver al trabajo se encuentra en la misma situación que el año pasado: sin plaza de escoleta para su hija. Tampoco ha encontrado en las guarderías privadas. Está en lista de espera y la única opción que le quedan son centros ilegales o madres de día, muchas de las cuales tampoco tienen licencia. Confía en que en algún momento la llamen, aunque sea para ofrecerle una plaza lejos de su casa. De momento, la familia seguirá luchando por lo que considera «una discriminación». Y es que, recuerda, si el primer año hubieran podido conseguir plaza para la bebé, no se encontrarían en esta situación tan kafkiana.

Educación responde

Desde la conselleria de Educación señalan que «para poder participar en el proceso de admisión y matrícula es necesario acreditar un mínimo de 16 semanas» de vida del bebé y que, en el caso de que esto no sea posible, recuerdan que «cada 15 días se abre un período fuera de plazo durante el cual es posible inscribirse».

De la misma manera, recalcan que «la situación de excedencia voluntaria no es equiparable a la de los trabajadores fijos discontinuos» e insisten en que para poder conseguir el punto como madre trabajadora «es imprescindible estar en situación de actividad laboral».

La conselleria balear de Educación aprovecha para insistir en su apuesta por la educación 0-3: «Actualmente se están ultimando las escoletes de Sant Rafel, Sant Carles y Santa Eulària y el objetivo es continuar ampliando la oferta de plazas, ya que es una necesidad clara y prioritaria».

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents