Historia
La vida de un marinero del ‘Elcano’ afincado en Ibiza
Miguel Sánchez Fernández (Granada, 1945) navegó a bordo del Buque Escuela ‘Juan Sebastián de Elcano’ cuando tenía 21 y 22 años. En el segundo de sus dos viajes, realizó prácticamente el mismo itinerario que sigue ahora la princesa Leonor. Sánchez también ejerció de chófer del Consell de Ibiza más de 30 años.

Sánchez en una sala del Diario de Ibiza. | VICENT MARÍ

El marinero Miguel Sánchez Fernández (Granada, 8 de enero de 1945), quien fuera chófer del Consell de Ibiza durante 30 años y cuatro meses, se llevó una sorpresa al ver el mapa que sacó la revista Pronto el pasado noviembre sobre el viaje que está realizando la princesa Leonor de Borbón y Ortiz a bordo del Buque Escuela ‘Juan Sebastián de Elcano’. «Dije, ¡pero si esta es la misma ruta que hice! Solo cambian un par de paradas, es casi idéntica». En el momento de aquella experiencia, Sánchez tenía 22 años, y uno antes ya había realizado, también a bordo de la misma embarcación, otra ruta. Los dos itinerarios que realizó el joven sumaron 305 días de navegación. Él guarda varias fotografías de la época y un certificado oficial que confirma que «Sánchez Fernández navegó en este buque durante los Cruceros de Instrucción, correspondientes a los años 1966 y 1967, habiendo recorrido la cantidad de 35.478 millas y 305 singladuras». «Quería trabajar en el mar para quitarme del campo», explica a este diario sobre su motivación para sacarse la tarjeta de marinero, algo que hizo cuando «debía tener unos 15 años». «A los 16 mis padres me llevaron de Andalucía hasta Cataluña, a Mataró, donde trabajé en un taller de mecánica. Allí entonces había fábricas de vidrio, cartón, tejidos... De todo. Había muchísimo trabajo». Fue a los 19 ó 20 años cuando le llamaron desde la comandancia de Motril para ir al servicio militar obligatorio. «Y de ahí ya fui en autobús a San Fernando, a Cádiz, para hacer la instrucción durante dos meses y medio o tres meses».

Distintas imágenes del marinero durante sus viajes a bordo del ‘Elcano’, en 1966 y 1967. | VICENT MARÍ / Vicent Marí
Luego, cuando pidieron voluntarios para el ‘Elcano’, él no dudó en sumarse a la tripulación como marinero. Tenía ganas de viajar por el extranjero. En el primero de esos dos viajes había paradas a ambos lados del charco: Dublín, Toulouse, Puerto Limón en Costa Rica, Martinica…. También en el segundo trayecto, el que está cursando ahora Leonor: Nueva York, Panamá, Santo Domingo, Valparaíso, Ferrol o Gijón, entre otros enclaves.
Disciplina
Mantiene un buen recuerdo de aquellas experiencias: «Me aportó experiencia en el mar y en la navegación. Así conocí cómo es la vida en un barco. Y recuerdo que había mucha disciplina. Se castigaba con arrestos que consistían en levantarse a las seis de la mañana para fregar la cubierta. Durante cinco mañanas. Pero si te portabas correctamente, estabas encantado de la vida». Otro castigo, añade, era subir tres veces a la cofa. ¿Y cuál era la rutina? «Se hacía un poco de todo: labores de limpieza, de destino, de camarero o en la sala de máquinas». También narra que, una vez que el ‘Elcano’ llegaba a tierra en alguna de las paradas preestablecidas, «dos guardias salían de paseo y una guardia completa se quedaba en el barco», turnándose sucesivamente. «El estrecho de Magallanes [en Chile] y el canal de Panamá me llamaron mucho la atención. En el canal estuvimos un día y nos dejaron a nuestro aire. En las paradas a veces nos llevaban a la ciudad en autobús y nos daban una vuelta. La gente se llevaba bien. Los marineros compartíamos muchos espacios y manteníamos una buena amistad entre nosotros y con el resto. Allí tenías que estar concentrado en dónde estabas y en el trabajo que tenías que hacer, dejándote de peleas y demás». Pero, al ser todos de distintos puntos de España, luego de la experiencia a bordo del ‘Elcano’ cuesta mantener la relación. «Recuerdo que un capitán de fragata que era ibicenco, un tal Juan Antonio, iba de guardia marina conmigo en el barco».
Temporales
Evidentemente, 305 singladuras son el tiempo suficiente como para vivir algunas experiencias de navegación complicadas. En su caso fueron «casi dos», dando a entender que uno de aquellos temporales fue más difícil que el otro que recuerda, en los que se dio «pronóstico reservado», en una ocasión navegando hacia Irlanda y en la otra en las Azores, volviendo a Europa desde Nueva York. «Cuando un comandante te dice a medianoche que se activa una maniobra general de emergencia y que cada uno ponga de su parte, es porque la situación es grave. Y toca cambiar las velas a medianoche, tirar por aquí, aflojar, esto, lo otro... Pero en ese momento no piensas en el miedo ni nada, sino que estás centrado en hacer lo que te van ordenando los contramaestres. Era un contramaestre especial, el que dirigía toda la maniobra».
Vino a Ibiza porque tenía a dos hermanos viviendo y trabajando en la isla, uno de chapista y otro de mecánico. Antes de ser chófer del Consell de Ibiza, estuvo cinco años trabajando en el sector del transporte discrecional, con autocares. Luego comenzó a conducir en la etapa de Cosme Vidal Juan, quien fuera el primer presidente del Consell Insular (en aquel entonces de Ibiza y Formentera). En Ibiza Sánchez se ha casado y tenido tres hijas y un hijo.
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