8M

Seis formas de partir el techo de cristal en el Club Diario de Ibiza

El Club Diario de Ibiza acogió ayer la mesa redonda ‘Romper el techo de cristal’, en la que seis mujeres que realizan trabajos que mayoritariamente están ocupados por hombres relataron su trayectoria profesional y los obstáculos y las barreras invisibles que, por el solo hecho de ser mujeres, han tenido que sortear.

Mesa redonda 'Romper el techo de cristal', organizado por CEPA Pitiüses en el Club Diario de Ibiza

Sergio G. Cañizares

David Ventura

David Ventura

Ibiza

«Cuando entras en un trabajo miras arriba y ves un cielo azul, quieres subir hasta allá arriba, pero cuando estás a punto de alcanzarlo, ¡chaf!, te encuentras un cristal invisible que te barre el camino». De esta forma coloquial, la periodista Marta Torres explicó en qué consiste el ‘techo de cristal’, esa expresión que acuñó en el año 1979 Marilyn Loden, y que se refiere a esas normas no escritas, veladas, que limitan el acceso a las mujeres a puestos de responsabilidad laboral.

El ‘techo de cristal’, visto desde fuera, o desde la óptica masculina, puede parecer algo esotérico o gaseoso. Pero quien lo ha vivido, quien lo ha sufrido, lo sabe. Un ejemplo son Ester Torres Planells y Paula Serra Bonet, sonadores de la Colla de Vila y primeras mujeres que han adoptado este rol en una colla de ball pagès. Ellas fueron quienes, con una sonada, abrieron la mesa redonda ‘Romper el techo de cristal’, celebrada en el Club Diario de Ibiza, y organizada por la Escuela de Adultos (CEPA Pitiusas) en el contexto de la celebración del 8M. «Empecé a sonar a los 16 años. Entonces estaba mal visto que las mujeres lo hiciéramos. Por suerte, la familia y los amigos me han apoyado y he tenido un maestro muy bueno. A veces nos hemos sentido criticadas y juzgadas, pero aquí estamos».

El punto de inflexión

Para hablar de techos de cristal y de la persistencia necesaria para derribarlos, la mesa redonda reunió a seis mujeres que han logrado ascender en unos ámbitos laborales ocupados por hombres: Marta Bofill, matemática y doctora en Estadística; Viviana de Sans, primera bombera que hubo en la isla de Ibiza; Susana Torres, boxeadora; Cristina Martín, directora de Diario de Ibiza; Marcia Zambrano, camionera, y Teresa Capella, directora de la Unidad de Tecnología de la Información de Banca March. Moderó la charla Marta Torres, periodista del Diario de Ibiza.

Las participantes de la mesa redonda ‘Romper el techo de cristal’. | VICENT MARÍ

En el centro de la imagen, la directora del Diario de Ibiza, Cristina Martín, en una de sus intervenciones. / Vicent Marí

«Me he dado cuenta de que, cuando una mujer tiene hijos, se deja de contar con ella. Dicen, ‘ahora está centrada en otras cosas’, ‘ya no tiene la cabeza en el trabajo’. La dejan de lado. Eso lo ves», comentó Marta Bofill.

Y es que la maternidad es el punto de inflexión que lo cambia todo. Es a partir de la maternidad cuando las mujeres, poco a poco, se van apartando de los puestos de responsabilidad. Cristina Martín relató su experiencia: «Fui consciente de la desigualdad de la que partimos las mujeres cuando tengo hijos, entonces ahí se abre una brecha entre todo el peso que tienes que soportar, profesional y personal, y el de los hombres. En el periodismo, hay muchas mujeres que cuando tienen hijos abandonan», y admitió que ella misma se planteó «tirar la toalla, pensar que no puedo con todo, y es una situación que los hombres no sufren».

Pero tambien hay ejemplos de empresas sin techos de cristal y Banca March es un ejemplo. “Mi experiencia en Banca ha sido muy constructiva, ya que es una entidad en la que priman el talento y la meritocracia sobre cualquier otra consideración y prueba de ello es que tenemos un altísimo porcentaje de mujeres en puestos ejecutivos”, señala Teresa Capella.

Las participantes en el escenario del Club Diario de Ibiza. | VICENT MARÍ

Las participantes en el escenario del Club Diario de Ibiza. / Vicent Marí

Una visión en la que coincidió Marcia Zambrano, quien relató su experiencia en una empresa de transporte: «Sabía la hora en la que entraba pero no sabía cuándo salía. Tenía hijos pequeños y fue una etapa muy dura. No quería que mis hijos notaran mi ausencia y me daba mucha tristeza no tener la conciliación horaria».

Las malas experiencias

A veces la experiencia también deja sinsabores. Así, Susana Torres explicó que debió abandonar el Centro de Alto Rendimiento al ser la única mujer de boxeo femenino: «Al ser la pionera, no había un equipo de mujeres. El boxeo femenino entonces no era olímpico. Así que me dijeron que me debía volver a casa, que seguía en la selección española pero como externa. Fue un jarro de agua fría. Si hubiera empezado mi carrera ahora, hubiera llegado mucho más lejos».

En el caso de Viviana de Sans, su empecinamiento la llevó a los tribunales cuando la empresa consideró que, al ser mujer, no podía ser jefe de dotación: «Yo ya trabajaba en el aeropuerto y, cuando aproveché la posibilidad para reubicarme como bombera, me dijeron que no porque en los aeropuertos no hay mujeres bombero. ‘Pues ya va siendo hora’, les respondí. Fueron negociaciones arduas. Al final entré, pero cuando salieron unas plazas de formador de bomberos y jefe de dotación... allí fue cuando tuve el juicio».

Preguntadas por momentos en los que tuvieron que apretar los dientes, Cristina Martín relató que, en una de sus primeras reuniones como directora del Diario, un empresario de la isla la trató con condescendencia y la llamó ‘niña’: «Esa condescendencia me dio mucha rabia, porque eso no se hubiera atrevido a decírselo al anterior director», y recordó que «las mujeres siempre tenemos el foco puesto encima, siempre nos miran con la lupa, siempre estamos bajo presión».

Parte del público asistente. | VICENT MARÍ

Parte del público asistente. | VICENT MARÍ

«Cuando eres dura, porque eres dura. Cuando eres amable, entonces te critican porque eres blanda. Es la sensación de que hagas lo que hagas, lo verán mal y te quieren hacer sentir inferior», dijo Marta Bofill, que valoró también la capacidad de las mujeres de «ejercer liderazgos más transversales y participativos, que se apartan del mundo masculino y empresarial que es más jerárquico».

«Esos mandatos tóxicos que tienes interiorizados. Que si eso es de no ser buena madre. El coste de seguir adelante te pasa factura», completó Cristina Martín.

¿Cuándo desaparecerán los techos de cristal? Viviana de Sans se mostró optimista: «Cada vez se valora más la diversidad en los equipos y en el futuro habrá muchas más mujeres», mientras que Bofill lamentó que «las nuevas generaciones de hombres no evolucionan al ritmo que sería deseable». «Hemos puesto los caminos, pero nos falta llegar hasta el final», concluyó Teresa Capella.

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