Entrevista
Sara García Alonso: "'La Tierra es plana' me asusta más que 'Houston, tenemos un problema'"
Bióloga molecular, investigadora del cáncer en el CNIO y española seleccionada por la ESA para viajar al espacio, publica ahora su primer libro

Sara García Alonso, bióloga molecular y astronauta de la ESA. / José Luis Roca
Karmentxu Marín
Leonesa de 1989, bióloga molecular, investigadora del cáncer en el CNIO, astronauta, es la primera española seleccionada, junto a otros dieciséis candidatos de 22.500 solicitudes, por la Agencia Espacial Europea (ESA) para poder viajar al espacio. Aficionada a la música, el arte, el cine y la literatura, Sara García Alonso publica 'Órbitas', su primer libro (Penguin Random House). Muy suelta escribiendo, más contenida hablando, destila prudencia ante comentarios sobre el conflicto que vive el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) y solo desea que la situación no afecte a la imagen de los investigadores.
¿Cómo se pasa de investigar el cáncer en el CNIO a quererse ir al espacio?
Porque en realidad ambas cosas están bastante relacionadas. Ambas responden a una pulsión, que es la curiosidad y las ganas de explorar, de responder preguntas. Y a una motivación, que es la de mejorar la vida de la gente que está en la Tierra. Desde la investigación oncológica hasta la que se lleva a cabo en el espacio, en condiciones de microgravedad, el objetivo y la motivación son los mismos: avanzar en el conocimiento para generar soluciones a los problemas que tenemos en la Tierra.
Se ha puesto a escribir un libro cuando tendría que estar pensando en la maleta para irse a Marte.
Bueno, [ríe], ir al espacio no depende de que yo quiera irme mañana, sino de múltiples factores que escapan a mi control. Hasta que llegue el momento, no es que tenga tiempo libre, porque no lo tengo en absoluto, pero me gusta responder a mis deseos y motivaciones.
¿Qué meterá en el equipaje?
Probablemente, nada. Soy muy poco materialista y no le tengo apego prácticamente a nada. Y en una misión espacial los profesionales que están detrás de esa misión son los encargados de proporcionar todo el material necesario para sobrevivir. Bueno, música que me acompañe y, a lo mejor, algo que de alguna manera pueda estar conmigo en el espacio, para que cuando vuelva a la Tierra lo pueda repartir.
Está en la reserva de la Agencia Espacial Europea. ¿Es como estar en el banquillo para los futbolistas?
No, esto es algo que me gusta explicar. Yo no soy suplente de Pablo [Álvarez, el otro español seleccionado] o de otro astronauta de carrera. Que yo vaya o no al espacio no depende en absoluto de lo que hagan los astronautas de carrera. Son objetivos diferentes. Los astronautas de carrera trabajan para la Agencia Espacial Europea y tendrán misiones de larga duración, es decir, de seis meses, a la Estación Espacial Internacional, a cuatrocientos kilómetros de la Tierra. Los astronautas en la reserva lo estamos porque no hay oportunidades de vuelo para todos. La oportunidad se suele promocionar desde los propios Gobiernos, construyendo una misión científica con unos objetivos, una duración y un tiempo asignado. Si eso surge, yo iría en esa misión.
Aunque usted no esté en el banquillo, estará loca por meter un gol.
Por supuesto. Sin duda.
¿Hay alguna frase que le asuste más que "Houston, Houston, tenemos un problema"?
"La Tierra es plana" me asusta más [ríe]. Me asusta que cada vez se oiga más a menudo.

Sara García Alonso. / José Luis Roca
De pequeña quería ser, entre otras cosas, patinadora de Carrefour, y se ha quedado en astronauta. ¿Es su mayor fracaso?
Desde luego. Pero aprendí a patinar. Todo sea dicho. No he patinado en ninguna superficie tan deslizante como la del Carrefour, pero me apaño. Aunque para astronauta todavía queda mucho. Hasta que yo no tenga una misión y vaya al espacio siento que no está cumplido el cargo. Y un astronauta que no vuela…
¿Qué queda de la "adolescente chunga" sobre la que escribe? La que sufrió bullying y padeció sobrepeso.
Las ganas de explorar y esa curiosidad que forma parte de mi ADN y tengo desde niña. Sigue quedando el amor por la música, que no me importe lo que piensen de mí ni de mi aspecto físico, sino de hacer las cosas porque a mí me apetece y ya está. Ese espíritu rebelde sigue estando latente en mí, ahora mucho más comedido, porque soy adulta.
A veces se habla de fuertes recortes en España en I+D+I. ¿Cree que la ciencia está suficientemente financiada?
Creo que la ciencia española ha estado muy dañada durante años por los recortes y los bajísimos presupuestos que nos han permitido sobrevivir como buenamente hemos podido. Pero cada vez la inversión es mayor y la tendencia es a que te sigan, porque al final no son los países más desarrollados los que más invierten en ciencia, sino que son los que más invirtieron en ciencia los que hoy están más desarrollados. Por eso el I+D+I es uno de los núcleos importantes de un país.
¿La ciencia tiene sexo? ¿Se sigue notando un sesgo en según qué ámbitos?
La tendencia está cambiando, pero históricamente lo ha habido. Creo que hombres y mujeres somos perfectamente capaces, en igualdad de condiciones, de hacer ciencia de calidad; que la capacidad intelectual y psíquica de cualquier profesión no está determinada por el sexo. Pero originalmente se han dado más facilidades a los hombres para llegar a los puestos de mayor responsabilidad y de alta dirección, y muchas veces de manera discrecional. Y si en tu mente, como hombre, solo te vienen nombres de varones, a la hora de elegir candidatos siempre priorizarás a los hombres. Por otro lado, ha habido una tendencia a que las mujeres renuncien a su vida profesional por la conciliación, y también llegó un momento en el que las mujeres se cargaban con mucha más tarea administrativa y burocrática, dejando de lado la parte de la investigación, la parte más creativa. Todo eso ha pasado, y ha devenido en que haya menos mujeres en los altos cargos científicos en nuestro país, aparte de que estaban invisibilizadas en los medios de comunicación. La tendencia está cambiando. A todos los niveles, no solo en ciencia.
En 2022, la ESA seleccionó a 17 candidatos a astronautas, entre ellos su compañero y paisano Pablo Álvarez y usted, de 22.500 solicitudes de distintas nacionalidades. Pablo Álvarez como astronauta de carrera y usted como astronauta de reserva. ¿Por qué no a la inversa?
Porque de los 17 que pasamos el proceso de selección en la promoción de 2022 solamente tenían garantía para ir al espacio cinco. Había todo tipo de nacionalidades y se hizo un reparto, que tiene mucho que ver con la contribución de los distintos países a la reunión ministerial de la Agencia Espacial Europea. La decisión final la tomó el director general de la ESA.

Pablo Álvarez y Sara García Alonso, tras ser elegidos astronautas de la ESA. / EFE
¿Es una chica tan formal como parece? ¿Nunca saca los pies del plato?
Intento no hacerlo. Intento controlar mis emociones y que no me dominen. Porque al final para mí eso es un ejercicio de empatía. La gente tiene sus manías, sus rutinas, su forma de entender el mundo, condicionadas por nuestro lugar de origen, nuestra cultura, nuestra edad, nuestras influencias. Intento ser muy consciente de eso, de que mi forma de ver el mundo es la mía, y no necesariamente la forma en la que el mundo es. Y cuando alguien que interacciona conmigo hace algo que a mí me molesta o me hace perder los nervios, intento contar hasta diez, pensar en dónde estoy, mantener la calma y abordar la situación desde la comunicación.
No tiene lado salvaje.
Creo que algunas personas podrían catalogar mi lado salvaje con un lado inconformista. Me cuesta seguir el redil. Tiendo a cuestionar casi todo, y que las decisiones que tome sean meditadas y personales, no porque es lo que se espera de mí, porque es el convencionalismo o lo que me han explicado sin que yo me cuestione por qué se debe o no se debe hacer. El hecho de ir un poco a contracorriente creo se podría considerar salvaje. Muchas veces puedo parecer la kamikaze que va por la autopista en contra del resto de coches.
Hasta que yo no tenga una misión y vaya al espacio siento que no está cumplido el cargo
¿Se considera feminista?
No considero no ser feminista, tal y como yo entiendo el feminismo, que es igualdad de oportunidades para hombres y mujeres. Cualquier ser humano debería abogar por igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres. No concibo otra cosa.
La música: del rock al metal, del punk al blues. Toca todos los palos. ¿En todo es tan ecléctica y variopinta?
Sí. Creo que somos, como dice Mariano Sigman, monstruos de muchas cabezas, y que no tenemos por qué quedarnos con una cosa. Es algo que parece que se nos exige ahora, especialmente por las redes sociales. Tienes que elegir una categoría y además parece que en el momento en que eliges una cosa implica que, de alguna manera, rechazas todo lo que no forma parte de esa categoría. Y eso va completamente en contra de mi forma de pensar. Creo que en todos los aspectos de la vida se pueden sacar cosas interesantes, que te nutran. Y no tienes por qué comprar el paquete completo de absolutamente nada.
Cocinar, baloncesto, papiroflexia, paracaidismo, submarinismo. ¿Su día tiene 24 horas?
A veces me lo pregunto. Yo creo que en el fondo he desarrollado la clonación, pero no lo quiero compartir, y tengo varias Saras que van trabajando en paralelo [ríe]. De alguna forma estoy intentando condensar esas mil vidas en una sola vida humana, y está siendo tremendamente intenso. Toca hacer malabares con el tiempo. He hecho todo eso y mil cosas más, pero a lo largo de la vida. Al final, el día tiene veinticuatro horas, y hay que dormir, trabajar ocho horas, ir a hacer la compra y poner lavadoras. La clave para mí es cómo gestionas y en qué inviertes ese tiempo personal, fuera de las obligaciones. Mis objetivos, mis prioridades van cambiando en función de mis intereses y de mis circunstancias. Lo que sí he intentado es ser un poco dueña de ese tiempo libre e invertirlo en aquello que más me motiva.
También practica el arte marcial israelí del krav magá. ¿Se van a enterar los marcianos, cuando llegue el momento?
Jaja. Si los hubiera… Los marcianos probablemente sean microorganismos muy pequeñitos. Entonces, no va a haber que enseñarles nada. Alguna muestra para analizarla aquí en la Tierra.
¿Le gustaría que existieran?
Creo que sería fascinante que hubiera otras especies en otros planetas. Sería ciencia ficción. Aunque la realidad termina superando a la ficción, así que quién sabe.
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