Salud

«La ingesta de alcohol en exceso en un adolescente puede acabar en un paro cardíaco»

El especialista Antoni Zamora asegura que los menores ven el alcohol atractivo al estar «muy normalizado» su consumo

Un botellón en Sant Antoni en una imagen de archivo. | J. A. RIERA

Un botellón en Sant Antoni en una imagen de archivo. | J. A. RIERA

Jordi Sánchez

Alcohol y menores, además de ser una combinación ilegal, también es un binomio muy peligroso. En los últimos años, el consumo entre adolescentes se ha disparado y en Balears tres de cada cuatro estudiantes de entre 14 y 18 años reconoce haber probado el alcohol alguna vez, mientras que dos de cada cuatro admiten haberse emborrachado en alguna ocasión. Según datos del Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones del Ministerio de Sanidad, un 38,5% de estos menores ha participado en botellones el último año y un 26% ha hecho binge drinking, que viene a traducirse como un consumo exagerado de alcohol.

El psiquiatra Antoni Zamora.  | JUANEDA

El psiquiatra Antoni Zamora. / JUANEDA

La relación con este tipo de sustancias en edades tan tempranas se basa en la inexperiencia y en la adrenalina que produce en los menores poder acceder a estas bebidas alcohólicas, pues en la sociedad actual son, para muchos, sinónimos de fiesta y de pasárselo bien. Pero un consumo desorbitado, en un organismo que todavía se está desarrollando y que no tiene conocimiento alguno sobre las consecuencias de una alta ingesta de alcohol, puede derivar en comas etílicos y en problemas mayores.

«En épocas de fiesta y en temas de ocio, pues el alcohol es una sustancia, en este caso legal, que siempre está por el medio, se publicita y es muy accesible. Con lo cual, desgraciadamente, a veces los menores y también los mayores acceden a ellas y se producen este tipo de problemas». Son palabras de Antoni Zamora, coordinador asistencial de la dirección general de Salud Mental, sobre el consumo del alcohol entre menores en edades tempranas.

Cultural y social

«Al final es esa accesibilidad lo que lo hace también llamativo para estos adolescentes, porque ellos entran en una edad en la que quieren probar cosas, entiendo, y terminan a veces sobrepasándose y bebiendo alcohol», explica Zamora. «El alcohol tiene una parte cultural y social en la que parece que celebrar siempre tiene que ser con alcohol de por medio, y esto viene pasando desde hace muchos años, con lo cual es accesible en todas las cosas porque se celebra siempre con este tipo de bebidas. Está un poco por todo porque se ha normalizado desde hace muchos años en contextos festivos, entonces ahí siempre puede haber personas que hacen un consumo perjudicial», indica.

El especialista incide en las consecuencias para la salud de un menor que puede conllevar el consumo en exceso de alcohol. «Puede ser peligroso en muchos aspectos. Al final, lo que se produce es una depresión a nivel del sistema nervioso central, con lo cual, ya no solo por parte de esta depresión, en la que puede haber una parada cardiorrespiratoria, un vómito que se pueda aspirar y derivar en una neumonía, es que, además, puede haber caídas que propicien fuertes golpes», advierte Zamora. El alcohol es de las sustancias «que más rápidamente intoxica y mata a una neurona», por lo que cuando se ingiere «en una época en la que el cerebro todavía es muy plástico, como es la edad infanto-juvenil, produce un daño potencial más importante que en un adulto, que tiene una reserva más constante».

Las consecuencias

Zamora insiste: «No solamente tiene consecuencias a nivel físico, que es esa depresión del sistema nervioso central y de presión respiratoria que puede llegar al paro cardíaco, sino luego las consecuencias de ir intoxicado por lo dicho: caídas, accidentes, evidentemente peleas... Y ya si nos vamos a la parte más social, pues problemas familiares, en el colegio...».

Zamora asegura que «hay que seguir combatiendo esta problemática, porque aunque pueda haber casos esporádicos en los que haya habido menores que se hayan intoxicado, también hay que mirar la otra contrapartida, es decir, si no hubiera estas medidas, si no hubiera lo de las pulseras, Protección Civil, Policía Local, todas las campañas de prevención, ¿cuántos menores no se hubieran intoxicado?».

«Las medidas funcionan, las medidas se tienen que seguir aplicando y lo que hay que hacer es que cada vez sean más intensas, que lleguen a más municipios, que lleguen a más gente y, sobre todo, que la gente cada vez esté más concienciada de los peligros del alcohol», sentencia.

Más incidencia en las chicas

Los datos son claros, y aunque el consumo de alcohol entre menores está muy extendido, las chicas beben más que los chicos. La diferencia es poca y a su vez ejemplifica el gran número de adolescentes que ingieren o han ingerido alcohol alguna vez en su vida: el 78,9% de las chicas reconoce haberlo probado frente a un 72,8% de los chicos. Una diferencia de seis puntos que reafirma el alto consumo que hay.

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents