Adiós a las bolsitas de té: científicos españoles explican los riesgos de usarlas
Un equipo de científicos de la Universidad Autónoma de Barcelona advierte de lo que ocurre cuando se infusionan
La contaminación plástica, en sus diversos aspectos, está cambiando los procesos de todo el sistema terrestre. Los plásticos, fragmentos, microplásticos y nanoplásticos causan daños a los ecosistemas (en particular, el mar y los organismos acuáticos), a la vida silvestre y, por último, pero no menos importante, a la salud humana. La advertencia lanzada por WWF no deja lugar a interpretaciones: estamos rodeados de plástico, que representa el tercer material fabricado por el hombre más extendido en el planeta (después del acero y el hormigón).
Por supuesto, en Europa la producción de plástico está disminuyendo (al igual que el reciclaje), pero, según el informe "Global Plastic Market Size 2023-2033", editado por el Departamento de Investigación de Statista, a nivel mundial el sector vale 712 mil millones de dólares. Por su parte, WWF advierte en un artículo: "También se han encontrado plásticos en nuestro interior. Según las estimaciones, cada día podemos ingerir más de 100 mil microplásticos procedentes de los alimentos, el aire y el agua".
Por eso, incluso los objetos cotidianos causan preocupación. Como en el caso de las bolsitas de té que, durante la preparación de la infusión, liberarían en la bebida miles de millones de partículas micro y nanoplásticas (Mnpl), resultantes de la fragmentación de diversos tipos de desechos. Esto es lo que se desprende de un estudio, visible sobre la quimiosfera , realizado por un equipo internacional liderado por científicos de la Facultad de Biociencias de la Universidad Autónoma de Barcelona, con el Departamento de Zoología de la Universidad de Sohag (Egipto) y el Centro Helmholtz para la investigación medioambiental en Leipzig (Alemania).
El estudio español
Liderado por la catedrática Alba García-Rodríguez, profesora del Grupo de Mutagénesis del Departamento de Genética y Microbiología de la universidad catalana, el equipo de investigación extrajo sus conclusiones tras haber sometido bolsitas de té hechas de polipropileno, celulosa y "nylon-6" (o policaprolactona) ) - todos los materiales termoplásticos - hasta diversas técnicas de laboratorio para estimar la posible liberación de partículas. Por tanto, se ha demostrado que, durante la preparación de una infusión de té, las bolsitas liberan una cantidad considerable. Los números en la mano: el polipropileno libera 1.200 millones de partículas por mililitro, la celulosa 135 millones y el "nylon-6" 8,18 millones.
Luego las partículas liberadas fueron sometidas a pruebas con células absorbentes (enterocitos) -cuya particular conformación apunta a maximizar la capacidad digestiva y de absorción del organismo- para evaluar las posibles interacciones. Pues bien, de las pruebas se desprende que las partículas de moco "productoras" absorben tantos microplásticos y nanoplásticos que algunos incluso llegan al núcleo donde reside el ADN. Esto podría favorecer el peligro de daños genéticos y de enfermedades (cáncer, en particular), como explican los propios investigadores.
Impacto en la salud
No sólo en el agua de manantial o embotellada: los microplásticos en el agua del grifo es un tema que aún no se ha explorado en profundidad, mientras vemos una "necesidad urgente de saber más sobre su impacto en la salud". Este es el llamamiento lanzado por la Organización Mundial de la Salud, que publicó el informe "Microplásticos en el agua potable" en el que pide una mayor evaluación de la presencia de estas sustancias en el agua que bebemos y su impacto en nuestro organismo.
Los riesgos potenciales relacionados con los microplásticos presentes en el agua potable, explica la OMS, no son exclusivamente físicos (asociados a su acumulación) y químicos (refiriéndose a su toxicidad), sino que también existe la probabilidad de que puedan transmitir la ingestión de microorganismos patógenos. Como hemos escrito, además de en el agua, se ha constatado la presencia de microplásticos en las bolsitas de algunos tipos de té: en particular, en los filtros de nailon y de tereftalato de polietileno (PET).
Y aquí entra en juego el trabajo de un equipo de expertos (Laura M. Hernandez, Elvis Genb Xu, Hans CE Larsson, Rui Tahara, Vimal B. Maisuria, Nathalie Tufenkji) de la Universidad McGill de Montreal, Canadá, que abrieron el camino hacia nuevos estudios (incluido el catalán). Publicada en Environmental Science and Technology , la investigación examinó las sustancias liberadas por estos filtros en contacto con agua a alta temperatura.
De ahí el descubrimiento: un solo sobre podría liberar más de 11,6 mil millones de micropartículas y 3,1 mil millones de nanopartículas. Está claro que el plástico proviene de las propias bolsitas de té (y no del té en sí), pero la OMS reitera la urgencia de desarrollar "métodos estándar para medir su presencia, estudiar sus fuentes y evaluar sus consecuencias en el organismo".
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