Aterradora advertencia de los expertos: una crisis inminente podría dejarnos sin internet, teléfono y televisión

Aseguran que nos acercamos a un punto de inflexión de una catastrófica reacción en cadena conocida como síndrome de Kessler

Aterradora advertencia de los expertos: una crisis inminente podría dejarnos sin internet, teléfono y televisión

Aterradora advertencia de los expertos: una crisis inminente podría dejarnos sin internet, teléfono y televisión / Freepik

El área que rodea la Tierra, que antaño era una vasta y vacía extensión, se ha visto cada vez más congestionada por objetos creados por el hombre. Desde satélites fuera de servicio hasta componentes de cohetes desechados, la basura espacial ha alcanzado niveles sin precedentes, lo que supone una grave amenaza para el futuro de la exploración espacial y las tecnologías de las que dependemos a diario. Los expertos advierten de que podemos estar acercándonos a un punto de inflexión conocido como síndrome de Kessler, en el que las colisiones en cascada entre desechos crean una reacción en cadena que deja la órbita de la Tierra inutilizable durante décadas o incluso siglos.

Este desastre potencial podría interrumpir las comunicaciones globales, las previsiones meteorológicas, la navegación GPS e incluso los viajes espaciales. La urgencia de este problema aumenta con cada lanzamiento de satélite, ya que el riesgo de un evento catastrófico aumenta constantemente. Si bien se están tomando medidas para abordar el problema, la complejidad de mitigar los desechos espaciales a escala mundial presenta un desafío abrumador.

¿Qué es el síndrome de Kessler?

El síndrome de Kessler , propuesto por primera vez por el científico de la NASA Donald Kessler en 1978, describe un escenario en el que la densidad de los desechos espaciales se vuelve tan alta que las colisiones entre objetos desencadenan un efecto en cascada. Cada colisión genera más fragmentos, lo que aumenta exponencialmente la probabilidad de colisiones posteriores. Esta reacción en cadena descontrolada podría hacer que la órbita de la Tierra sea intransitable, deteniendo las operaciones de los satélites e impidiendo futuras misiones espaciales.

Según la Agencia Espacial Europea (ESA) , en la actualidad hay más de 47.000 fragmentos rastreables de más de 10 centímetros de tamaño en la órbita de la Tierra. Entre ellos se incluyen satélites inactivos, etapas de cohetes gastadas y fragmentos de colisiones pasadas. Sin embargo, millones de partículas más pequeñas que no se rastrean también presentan peligros importantes, ya que incluso un fragmento diminuto puede dañar o destruir un satélite operativo debido a las velocidades extremas a las que viajan los objetos en el espacio.

Carolin Frue , experta en desechos espaciales de la Universidad de Purdue, enfatizó los riesgos y afirmó: “Soy pesimista… en cuanto a que actuaremos lo suficientemente a tiempo como para no tener daños económicos en el proceso”. El impacto acumulativo de estas colisiones podría comprometer la infraestructura satelital crítica, incluidos los servicios de Internet, los sistemas de navegación y las tecnologías de monitoreo climático, sumiendo a la sociedad moderna en el caos.

El alarmante aumento de los desechos espaciales

El rápido aumento de los desechos espaciales puede atribuirse a una combinación de factores. Desde el lanzamiento del Sputnik 1 en 1957, se han puesto en órbita miles de cohetes y satélites. En los últimos años, la industria espacial comercial ha acelerado esta tendencia, con empresas como SpaceX desplegando constelaciones masivas de satélites para la cobertura global de Internet. Ya se han lanzado casi 7.000 satélites Starlink y hay planes para lanzar decenas de miles más.

Vishnu Reddy, científico planetario de la Universidad de Arizona, destacó el crecimiento exponencial de los lanzamientos y dijo: “La cantidad de objetos que hemos lanzado al espacio en los últimos cuatro años ha aumentado exponencialmente. Por lo tanto, nos estamos dirigiendo hacia la situación que siempre tememos”.

El problema se agrava con acciones deliberadas, como las pruebas de armas antisatélite. En 2021, Rusia realizó una prueba de misiles que destruyó uno de sus propios satélites, lo que generó más de 1.500 fragmentos de escombros rastreables . Estos fragmentos siguen planteando riesgos para otros satélites y la Estación Espacial Internacional (ISS), lo que demuestra las consecuencias duraderas de tales eventos.

Ejemplos reales de caos orbital

La creciente densidad de desechos espaciales ya ha provocado varios incidentes de gran repercusión, que ofrecen una idea de la gravedad potencial del síndrome de Kessler. Uno de los sucesos más notables ocurrió en 2009, cuando un satélite ruso inactivo, Kosmos 2251, colisionó con el satélite de comunicaciones estadounidense operativo Iridium 33. La colisión creó casi 2.000 fragmentos de desechos rastreables , muchos de los cuales permanecen en órbita en la actualidad.

De manera similar, en 2023, un satélite meteorológico de la NASA evitó por poco chocar con una etapa de cohete averiada, al pasar a solo 20 metros de los restos. Este tipo de situaciones de riesgo son cada vez más frecuentes y los operadores de satélites reciben decenas de alertas de colisión a diario.

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