Música

Sonido ‘balearic’ para honrar al último «rey de Ibiza»

DJ Alfredo recibe un sentido homenaje póstumo de amigos y familiares en la playa de Ses Salines.

Andy Wilson pinchando sobre al altar dedicado a DJ Alfredo

Andy Wilson pinchando sobre al altar dedicado a DJ Alfredo / Vicent Marí

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«Era el rey de Ibiza. Ponlo, por favor. El rey de Ibiza». La petición parte de Danny Rampling, histórico dj de la escena británica que en plenas Navidades ha viajado desde Londres hasta Ibiza únicamente para rendir homenaje a DJ Alfredo. 12 días después de su fallecimiento, familiares y amigos se reúnen en Sa Trinxa, en la playa de Ses Salines, para decir un último adiós donde no cabe la tristeza, solo la música, los abrazos y el recuerdo a una persona muy querida en diversas partes del planeta.

Jaime (con gorro), hijo de Alfredo. | VICENT MARÍ

Jaime (con gorro), hijo de Alfredo. | VICENT MARÍ

«Alfredo fue un pionero, un catalizador. Uno de los dj’s más grandes de la historia. Siento mucho amor por él», continúa Rampling, notablemente emocionado por participar en este homenaje a un pinchadiscos que, si hubiera triunfado en la época actual, probablemente se habría hecho inmensamente rico, como si han conseguido David Guetta, Calvin Harris o Steve Aoki, estrellas del panorama actual. «Pero el legado es más importante que cualquier cantidad de dinero», zanja Rampling.

Elaboración de la paella en Sa Trinxa. |  VICENT MARÍ

Elaboración de la paella en Sa Trinxa. | VICENT MARÍ

Visionario, talentoso, creativo, esas son las palabras que se escuchan repetidamente sobre Alfredo Fiorito, natural de Argentina y llegado a Ibiza en 1976 huyendo de la dictadura militar de su país, cuando se pregunta a esas personas que, en plena víspera del Día de Reyes, se han acercado hasta la playa para brindar y comer una paella mientras por los altavoces suenan todos esos temas insignia del sonido ‘Balearic’ que Dj Alfredo mezcló en su coctelera sonora y propagó por los altavoces de Amnesia, de Pacha, de Privilege, de Space, y también en discotecas de toda Europa. De ahí que Rampling o su compatriota y también ilustre de la cabina Nicky Holloway hayan cogido un avión solo por estar aquí.

El comienzo de todo

En un altar improvisado junto a la cabina de Sa Trinxa, se acumulan flores, velas, discos, una foto de Alfredo sonriendo y hasta una ensaimada. La responsabilidad de poner la música en un día tan especial recae sobre Andy Wilson, otro de esos pinchadiscos que siente devoción por Alfredo, con el que compartió cabina en muchas ocasiones en los albores del nuevo siglo. «Su estilo era mezclar muchos géneros sin ningún tipo de prejuicio. Era muy especial cómo contaba una historia y cómo juntaba muchas emociones. Era vanguardia de la música», recuerda a este periódico.

Sin embargo, pocos conocían a Alfredo como Óscar López, su compañero de fatigas durante tantas organizadas juntos en los años ochenta. «Antes había cuatro dj’s en Ibiza, no como ahora, que hay dos mil. Las nueva generaciones nuevas probablemente no sabrán ni quién es, pero los que lo vivimos lo recordaremos siempre», garantiza. Alfredo ponía la música y Óscar se encargaba de la intendencia de todas aquellas fiestas temáticas dedicadas al verano, a los gansters, al toreo, qué más daba, el caso era inventarse otro decorado para pinchar una vez más, así noche tras noche, si un solo día de descanso todo el verano. A Óscar se le enciende los ojos recordando anécdotas, como aquella vez que se plantearon suspender una fiesta en Amnesia porque iba a caer una tromba de agua. «Alfredo dijo que mejor todavía. La hicimos y fue un éxito absoluto, con 2.000 personas bailando bajo la lluvia». Una época que ya no existe, germen de todo lo que ocurre en la Ibiza nocturna de hoy en día, y de la que apenas existen imágenes: «Nunca nos llevábamos la cámara de fotos a las fiestas».

Un hijo emocionado

Quien más abrazos reparte y recibe es Jaime, el hijo de Alfredo, al que la sonrisa no le cabe en la cara: «Queríamos que esto fuera una celebración. Si es verdad que los ángeles nos ven desde el cielo, pues que vean esto, que vean gente sonriendo. Mi padre estaría muy contento. Hay un montón de amigos, de familiares, de todo. Ha venido gente que conocía a mi padre desde los años 80 y también que lo conoció hace pocos años».

Jaime recuerda a su padre como una persona capaz de «conectar con la gente a muchos niveles». «Siempre trataba de encontrar la música más contemporánea para sentir a la gente y conectar con ella. Desde que yo tenía 10 años lo veía pinchar y desde hace casi 20 años hemos tocado en todas las partes del planeta. La verdad es que ha sido un viaje muy emocional», resume junto al altar, por el que todos van pasando para despedir a Dj Alfredo mientras su música suena envolvente, intemporal. Y ese domingo, emotiva.

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