FERIA| Niños y adolescentes

Jugar hasta que el cuerpo aguante en el Diverespai

El Recinto ferial acoge la feria infantil hasta el 3 de enero. Este año las actividades se dividen en dos zonas, dentro del pabellón (zona A) podrán jugar niños de hasta 12 años y en una carpa (zona B) hay atracciones para chavales de entre 13 y 17 años.

Adolescentes jugando en una de las nuevas atracciones del Diverespai.

Adolescentes jugando en una de las nuevas atracciones del Diverespai. / J.A. Riera

Estela Torres Kurylo

Estela Torres Kurylo

Sonríen los niños y sonríen los familiares que les acompañan mientras la locura por la diversión se desborda por las paredes del Recinto ferial. Esta es la misión del día. No importa lo sucios que lleguen a casa los calcetines. No importa cuántas veces tropiecen los niños. No importa la cola que haya que esperar. Hoy todos se enfocan a subir cuantas veces puedan a las colchonetas y las diferentes atracciones del Diverespai, que este año estará abierto hasta el día 3 de enero, en horario de 10.30 a 14 y de 17 a 20.30.

Esta edición cuenta además con atracciones para los adolescentes en la carpa que hay al lado del pabellón. Hay futbolines, ping-pong, videoconsolas y juegos de realidad virtual, entre otros. Sebastián García, de 14 años, se ha acercado hasta aquí con dos amigos para: «Jugar a básquet». Como no es la primera edición a la que vienen pueden opinar que este tipo de actividades son las que hasta ahora «faltaban aquí».

3

3

En la zona en la que se han colocado las novedades se encuentra Verónica Ibáñez esperando a su hija Noelia, de 11 años, que está terminando de jugar en El suelo es lava. «Primero tienes que pisar los cuadros azules y luego los verdes», explica ella al finalizar la partida e indicar que ya le duelen los pies. También ha probado las gafas de realidad virtual con las que ha simulado que conducía un coche: «Casi muero cuatro veces pero bueno... Es muy difícil», cuenta con gracia.

Las nuevas actividades le gustan y su madre cree que también le hubieran divertido a su hermano de 16 años: «Los últimos años ya no venía porque se aburría y este año lo hubiera pasado bien», señala.

Diversión para adolescentes

Así se encuentra el hijo de nueve años de Paco que está con un amigo probando las pelotas hinchables gigantes. Son transparentes y el juego parece consistir en derribar al rival. «Estoy aquí de vigilante», apunta el hombre, mientras su mujer y su hija de cuatro años están en las colchonetas del interior.

Paco no venía desde hace tres años y considera que, con la nueva zona habilitada, el Diverespai está mejor: «Todo está más separado. Me acuerdo que los últimos años que vine había mucha masificación». Desde el covid tiende a evitar agrupaciones de gente por lo que la división de zonas para él es una ventaja. También considera que así los niños hacen menos cola, porque antes «estaban una hora esperando el turno».

La mañana de este jueves tanto monitores como padres consideran que la cantidad de gente está «bien» e incluso hay quienes señalan que es «poca» y temen lo que vendrá por la tarde.

A pesar de lo que pueda llegar, Daniel Pérez, monitor de s’Espurna, indica que lo principal es que los niños cumplan con la altura para probar las diferentes atracciones y, sobre todo, que se lo pasen bien. Él se encuentra ante un futbolín hinchable en el que siete niños se van pasando la bola. Por el momento no les está limitando el tiempo de juego porque no hay más niños esperando.

En el interior del recinto, sin embargo, hay más barullo. «Mantente pendiente del móvil», le dice una mujer a su marido antes de que se separen, cada uno tras un hijo. «En esta se pueden subir», comenta otro matrimonio, que se ha fijado en los carteles informativos que señalan la edad y la altura mínima necesaria para montar en una de las colchonetas hinchables.

Delante de una de ellas se encuentra Gastón, que espera a sus hijos mellizos de seis años, que en ese momento «lo están pasando pipa, porque están todo el rato de arriba para abajo», señala. Gastón ha venido al pabellón con su mujer, su madre y su hermano, por lo que apunta que se quedarán: «Lo que aguantemos». No duda, además, de que tras este primer día de diversión, los pequeños le pedirán volver pronto.

La ilusión de los pequeños

Hay quienes lo hacen sin aún haberse marchado: «No quiero salir todavía», le dice una pequeña a la monitora Aina Miguel Ripoll, que vigila al lado de una colchoneta en la que pueden entrar niños de entre cuatro y ocho años. Para Ripoll es la primera vez trabajando en el Diverespai: «He tenido esta experiencia de pequeña y ver a los niños con esta ilusión y formar parte de esto es un placer», comenta.

Esta ilusión es la que desprende Lucas Colomar, de siete años, que lleva despierto desde las seis de la mañana para venir al Diverespai. Para jugar, le acompañan su hermana de dos años y su primo de doce, y con ellos están sus madres, Mónica y Ángeles Palau. Los niños acaban de preparar unos hojaldres con nutella en el taller de cocina que hay en el pabellón, igual que otros como el de maquillaje infantil o manualidades tipo ‘Art Attack’. A pesar de la variedad que hay para la diversión, los dos confirman que si tienen que decantarse por la atracción que más les guste eligen sin duda: «Las colchonetas».

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents