Entrevista

Tomás Fernández, director de la Oficina de Lucha Contra Delitos de Odio: "Seguimos de cerca a 'youtubers' e influencers'"

El comandante de la Guardia Civil se muestra preocupado ante la expansión del discurso intolerante entre los más jóvenes

Tomás Fernández Villazala, director de la Oficina Nacional de Lucha contra los Delitos de Odio, el pasado miércoles en el IQS.

Tomás Fernández Villazala, director de la Oficina Nacional de Lucha contra los Delitos de Odio, el pasado miércoles en el IQS.

Elisenda Colell

Calcula que, como máximo, en España solo se denuncia el 20% de los delitos de odio que ocurren. Tomás Fernández, comandante de la Guardia Civil al frente de la Oficina Nacional de Lucha Contra Delitos de Odio, reflexiona en una entrevista con El Periódico de Catalunya sobre el auge de la intolerancia en España duante el segundo Congreso sobre la Aporofobia. Explica que la policía está siguiendo "de cerca" los mensajes que expanden los 'influencers' o 'youtubers' y se muestra preocupado ante la expansión del discurso intolerante entre los más jóvenes.

-Uno de los objetivos de la oficina es combatir el discurso del odio. ¿Cómo se hace?

-Dando directrices a la Fiscalía y a los investigadores para que los escritos de acusación sirvan, obligando a los agentes a tener reuniones con el tercer sector y la sociedad civil, que son quienes conocen los colectivos afectados, haciendo formación conjunta, trabajando en un proyecto europeo con el Ministerio de Inclusion para impulsar distintos buscadores para intentar ver qué es lo que se está diciendo... El problema es que no todo discurso de odio es delito: hay otro derecho fundamental que es la libertad de expresión. El más problematico es el que se realiza en las redes sociales.

-¿Trabajan con las empresas que gestionan las redes sociales?

-Tenemos un grupo de trabajo exclusivamente para los discursos de odio en el que estamos varios ministerios, el Poder Judicial, Fiscalía… y estas plataformas están colaborando. Llevan unos años poniendo medios para que sus algoritmos eliminen todo aquello que pueda ser discurso de odio. A nosotros nos interesa que lo separen pero que no lo eliminen para poder investigarlo, porque a lo mejor es un delito. Cuando estamos investigando necesitamos que nos den datos y en eso aún se tarda. Pero se ha avanzado mucho.

-¿Actúan contra 'youtubers' o políticos?

-Los diputados tienen inviolabilidad en las declaraciones que puedan realizar en el ejercicio de sus funciones. Con los 'youtubers' es distinto. No es lo mismo tener millones de seguidores que no tener ni uno. Estamos siguiendo a todas las personas que tienen muchos seguidores: 'youtubers', 'influencers'... Se investiga y poco a poco hay más sentencias, sobre todo con Miguel Ángel Aguilar al frente de la Fiscalía de Sala.

-Hay cierta sensación de impunidad. Solo hace falta ver cómo se propagaron los mensajes que acusaban, falsamente, a los migrantes del crimen de Mocejón este verano.

-Es uno de los problemas que existe en el discurso de odio. Los autores sienten que no les va a ocurrir nada o incluso que no están haciendo nada malo. Pero debemos diferenciar entre el discurso del odio y los discursos odiosos.

"Uno de los problemas con el discurso de odio es que sus autores sienten que no les ocurrirá nada o incluso que no están haciendo nada malo"

-¿Qué diferencia hay?

-Uno es delito y el otro no. El delito es decir que hay que matar a determinadas personas. Por ejemplo, incitar a la violencia. Pero necesitamos pruebas, porque si al final solo lo ha visto la víctima y después ya no se puede demostrar, ahí perdemos. Hay que trabajar cada vez más en una buena investigación y desde la Oficina Nacional intentamos ver cómo. A veces es muy difícil.

-¿Y qué es un discurso odioso?

-Decir que “todos los extranjeros van a robarme”. Cada uno puede decir o pensar lo que quiera, pero puede ser que en el futuro esta persona llegue hasta el delito de odio.

-¿Cuántos casos se pierden y al final no son delito? ¿La mitad?

-Sí, por lo menos. No tenemos porcentajes pero se pierden cuestiones que podrían ser infracción administrativa y que al final terminan en nada.

"Solo se denuncia entre uno o dos de cada diez casos: el volumen de lo que ocurre es enorme"

-¿Le preocupa este auge del discurso odioso entre adolescentes?

-Sí. Es el antecedente de cuestiones más graves, como agresiones físicas. 

-Que crezcan las denuncias un 21% según sus datos de 2023, ¿es buena o mala noticia?

-En los últimos años la gente se atreve más a denunciar. Pero no podemos saber si solamente es eso o también hay un mayor crecimiento.

"Han aumentado los delitos de odio contra las personas con discapacidad: agreden a personas autistas, con discapacidad intelectual o síndrome de Down y luego lo suben a las redes"

-¿Qué cifra negra [hechos que no se denuncian] manejan?

-Entre uno y dos de cada diez son los que denuncian. El volumen de lo que ocurre es enorme.

-¿Porque la mayoría de víctimas no denuncian?

-No saben que pueden, lo tienen normalizado… También es cierto que la gente no confía en la Policía, en la Fiscalía, en las instituciones. Piensan que no servirá de nada. Tenemos un proyecto europeo para trabajar la confiabilidad. Queremos que los agentes sean empáticos con las víctimas de delitos de odio para que el trato sea cada vez mayor.

-Hay personas inmigrantes sin papeles que no denuncian por miedo a ser expulsadas del país.

-Se están intentando promover iniciativas de reforma de la Ley de Extranjería para que esto no ocurra. Independientemente de estar indocumentada, como que toda persona tiene dignidad, debería poder presentar la denuncia sin que se le abra un expediente, como sucede en violencia de género.

"En los colegios hay muchos casos de racismo: lo que siempre hemos conocido como 'bullying' o 'ciberbullying' son delitos de odio"

-De todo los casos que se denuncian, ¿cuántos terminan con sentencia favorable?

-Estamos trabajando en la trazabilidad. Pero es verdad que se pierden muchísimos por cuestiones del ámbito probatorio y la formación. Hace falta que los jueces lo puedan ir conociendo, porque el delito de odio como tal en el Código Penal no aparece, es un agravante.

-Los delitos de odio más denunciados en España tienen que ver con el racismo, luego la orientación sexual. ¿Hay otros que les preocupen?

-También han aumentado los delitos de odio contra las personas con discapacidad. Agreden a personas autistas, con discapacidad intelectual, a personas con síndrome de Down…. Y luego lo suben a las redes, como ha sucedido también con personas sin hogar, para reírse y humillarles.

-Hace referencia al 'youtuber' que le dio pasta de dientes escondida dentro de una galleta a una persona sin hogar…

-O a un hombre que le pegaron unos bofetones para simplemente reírse y y subirlo a internet. Es aporofobia.

"A menudo no se denuncia porque no se confía en la Policía, la Fiscalía o las instituciones: mucha gente cree que no servirá de nada. Tenemos un proyecto europeo para trabajar la confiabilidad"

-Pensamos mucho en Rosario, la mujer a la que quemaron en un cajero de Barcelona¿Hay otros tipos de aporofobia?

-Lanzarles escupitajos, insultarles, romperles las cosas que tienen, quitárselas, reírse y grabarlo. Uno de los problemas es que las propias personas sin hogar se infravaloran tanto, tienen tan baja la autoestima, que creen que es normal. Quien lo vea por la calle también puede denunciar.

-Adela Cortina, que acuñó este término, dice que muchas veces el racismo es aporofobia: solo se odian los imigrantes que proceden de países pobres.

-El odio es múltiple, no solo es por pobre… Lo estamos viendo en personas con discapacidad y el colectivo LGTB.

-¿Lo ven en las escuelas?

-En los colegios está habiendo muchas cuestiones de racismo. Lo que siempre hemos conocido como 'bullying' o 'ciberbullying' son delitos de odio.

-¿Hay más menores agresores?

-No. El perfil que tenemos de autores es que hay más hombres. Pero en menores está habiendo igual que en adultos. Lo que pasa es que hay que trabajar más en el ámbito educativo para que después no llegue al adulto. Además, pasa mucho en el ámbito del ciberbullying, el que ha sido víctima después es el acosador.

-¿Detectan edadismo?

-Sí hay denuncias, pero no muchas. Agresiones de personas de 16 o 18 años a otras de 40. Suelen ser de hijos a padres: les agreden, insultan, humillan o pegan, llamándoles 'viejo'. Creen que ya no valen para nada.

-¿Y sobre creencias religiosas?

-Nos están llegando testigos de Jehová a quienes, en la calle, les humillan, escupen, les tiran las cosas… Desde el 7 de octubre del año pasado ha aumentado la islamofobia y el antisemitismo.

-Ustedes que trabajan en las instituciones europeas, ¿en España lo hacemos bien?

-Al principio empezamos por detrás, pero hoy ya nos están copiando el mapa de recursos para las víctimas. Europa nos está tomando como referente, aunque falta mucho que hacer.

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