Lo último que están haciendo los okupas: los propietarios están desesperados
Quienes okupan las viviendas se están volviendo cada vez más expertos

Lo último que están haciendo los okupas: los propietarios están desesperados / Pixabay
Los propietarios que tienen una vivienda vacía viven con el temor de que se la okupen. Y es que en España la okupación ilegal de inmuebles crece cada año y quienes la sufre sienten una sensación de indefensión ante el lento proceso que supone echarlos de la casa.
Según la jurisprudencia en la materia, la policía puede desalojar sin orden judicial una vivienda ocupada ilegalmente, siempre y cuando lo haga dentro de las primeras 48 horas de la entrada al piso. Pasado este plazo, es necesaria una orden judicial para proceder con el desalojo. Esto inicia un proceso legal que puede prolongarse durante años, complicando sustancialmente la recuperación de la propiedad por parte del propietario.
A pesar de que hasta ahora cuando un inquilino deja de pagar el alquiler y se queda habitando en la vivienda no estaba considerado como una okupación, ha aparecido una nueva palabra que lo relaciona directamente debido a que cada vez es más habitual: "inquiokupación". Este término se refiere a cuando el inquilino deja de pagar la renta de forma intencionada, no porque tenga problemas económicos.
Otra nueva manera de okupar viviendas de lujo es la que se ha detectado en Madrid. Donde los inquilinos se hacen pasar por millonarios saudíes que llegan a negociar con el propietario sobre coches de alta gama y rodeados de un gran séquito. Se convierten en los inquilinos perfectos. Pero a los pocos meses dejan de pagar la renta e incluso le realquilan el piso a otras personas.
Pedir un 'rescate' para desokupar la vivienda
Sin embargo, lo que prolifera actualmente es el chantaje. Recientemente, una familia gallega residente en A Coruña pero con una segunda residencia en Cambre han sufrido una situación muy traumática.
Pensaban celebrar el cumpleaños de un nieto en el inmueble donde pasan el verano, por lo que unos días antes de esa fiesta llenaron el frigorífico y arreglaron el jardín. Pero cuando llegó el día señalado y fueron a la casa de Cambre se encontraron con un candado de grandes dimensiones en el portal que ninguno de ellos había puesto. Rápidamente se dio cuenta de que en el interior había una persona. Le habían okupado la vivienda. Llamó a la Guardia Civil, que levantó el acta pertinente, pero el susodicho no estaba dispuesto a abandonar el inmueble.
La sorpresa fue aún mayor cuando, unos días después, el okupa en cuestión le hizo llegar a un vecino de la zona, conocido de los propietarios, un documento en el que, supuestamente, le pedía una cantidad de dinero para abandonar la casa. Entre 3.000 y 4.000 euros que el propietario tendría que entregarle firmando un documento que el okupa tenía ya preparado.
Una especie de formulario en que introducir sus datos y cantidad de dinero para “llegar a un acuerdo”. La familia se niega a doblegarse ante este chantaje, por lo que espera que cuanto antes llegue una orden de alzamiento.
Otro caso ha ocurrido hace pocos días en Lugo, donde un okupa le pide al dueño del inmueble unos 5.000 euros para abandonar el piso, asegurando que ese dinero es por unas obras que ha realizado en la vivienda okupada hace cuatro meses, aunque no aporta ninguna prueba de ello.
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