Fiestas | Es Clot
El ‘barrio más bonito de Ibiza’ celebra la alegría de vivir
Este fin de semana el barrio de es Clot, en Vila, ha celebrado sus fiestas patronales. El sábado por la noche, los vecinos se juntaron en una cena en el parque de la Paz que simboliza el espíritu popular de estas celebraciones.
El parque de la Paz es el corazón del barrio de es Clot, en Vila. Durante el día, sus bancos reúnen a los jubilados que dialogan sobre el mundo, la vida y sus achaques, como si fuera una nueva academia de Atenas. Por la tarde, el espacio lo conquistan los niños y las madres. Y durante el última fin de semana de julio, el parque es también el centro de las actividades de las fiestas patronales del barrio: se instala un escenario, una barra y unos entoldados con sillas, para que los vecinos disfruten de la sombra y de las consumiciones a precios populares.
«Este barrio me lo quiero muchísimo», comenta Lina Bonet Riera, una pionera ya que hace medio siglo se instaló en el primer edificio que se construyó aquí, una finca situada junto al Mercat Nou: «Es muy familiar y a los nenes les encanta esta parque». A su edad, solo tiene un problema: «Mi finca no tiene ascensor y vivo en un quinto».
Lina es de los pocos vecinos de es Clot con apellidos puramente ibicencos, ya que una parte muy considerable o nació en Andalucía o tiene raíces andaluzas. «Este es un barrio de emigrantes», comenta Francisco Madrigal, nacido en la Puebla de Cazalla, «antes los emigrantes éramos andaluces, ahora son de todas las partes del mundo». «Yo ya llevo 57 años aquí», comenta Carmen Calderón, que nació en Olvera (Cádiz) y que llegó a Ibiza con dieciséis años: «Al pueblo casi no voy porque ya no me queda familia allí. Mis hijos son ibicencos y yo ya me siento ibicenca». A su lado, Otilia Romero, nacida en Jabugo (Huelva) comenta que cuando llegaron, las calles del barrio estaban sin asfaltar, y que lo mejor de las fiestas es que «son muy alegres. Además, aquí también tenemos el club de mayores. ¡Tenemos de todo! Este es el barrio más bonito de la ciudad. ¡Sin discusión!».
El ‘clot’ y el estadio
Dos elementos han distinguido al barrio de es Clot. En el pasado, el famoso clot que daba nombre al barrio y cuya ubicación exacta provoca todavía encendidos debates entre los vecinos. «Está por allá», dice uno señalando a la calle Agapito Llobet. «Por allá», dice otro señalando en dirección a Isidor Macabich. «Estaba donde está la escuela que han construido, que antes era un parking», dice un tercero. «¡¡¡Nooo!! ¡¡Ahí no!! Era donde la casa payesa». Sí, ¿pero dónde estaba la casa? «Por allá». «Había un clot, un socavón muy grande, como de obra, y de pequeña me tiraba por allá con la bicicleta», comenta Alicia, una vecina.
Y el otro elemento que ha marcado el barrio es la parcela que actualmente ocupa el parque de la Paz, y que antiguamente era el campo de fútbol de la Sociedad Deportiva Ibiza. «Yo veía el fútbol desde el balcón de casa», comenta Carmen, una vecina que nació en Córdoba pero que lleva medio siglo en el barrio: «Me gustaba el campo. ¡Además, mi novio de entonces jugaba en sa Societat!».
Pero todo cambió a mejor cuando el antiguo estadio se transformó en el actual parque, uno de los pocos espacios verdes con los que cuenta el centro de la ciudad de Ibiza. Un lugar que ha conquistado el corazón de los vecinos. «Es un punto de encuentro», explica Rafaela Muñoz, «yo a mis amigas las he conocido en el parque. Cuando bajas con los niños aprovechas y charlas con otras madres y se crea una relación. El día que no bajo, lo echo de menos». Aaunque le pone un pero: «No lo limpian como deberían».
El actual equipo de gobierno municipal anunció el proyecto de trasladar el Mercat Nou a las pistas deportivas que hay junto al parque y convertir el solar del mercado en una zona verde. ¿Supone eso el fin del parque como lo hemos conocido hasta ahora? Blanca Fernández, concejala de VíasPúblicas, Obras, Movilidad, y regidora del barrio de es Clot, asegura que se conservará «esta zona privilegiada». «Esto va a quedar verde. Es el pulmón de Ibiza y hay que potenciarlo más», asegura. Fernández es vecina del barrio y se declara enamorada de las fiestas: «Se crea un ambiente mágico y muy humano, de cercanía. Las prisas del día a día se aparcan y todos nos juntamos».
Por las fiestas también se pasea el alcalde, Rafael Triguero, a quien unas vecinas abordan impetuosas. ¿Qué le están diciendo? «Le hemos comentado al alcalde que hagan algo con la vivienda, que no puede ser. Que un trabajador que cobra 1.200 al mes no puede pagar un alquiler de 1.000. Que ayuden a quien lo necesitan, que la cosa está mal», explica con vehemencia Joaquina Muñoz.
Después de la matinal fiesta de la espuma, las actividades del pasado sábado se reanudan con una fiesta infantil a cargo de la animadora Tita Aurora a partir de las siete de la tarde, cuando el calor empieza a dar tregua. Los vecinos charlan animadamente y tras la barra se calienta la plancha sobre la que se cocinarán los bocadillos de la cena. Están siendo días de mucho trabajo para los encargados de la barra, gestionada por la Agrupación Musical Gran Poder Ibiza.
«Son tres días duros, echamos aquí muchísimas horas», comenta Antonia Calderón, miembro de la Agrupación y que atiende en la barra: «Empezamos a las cuatro de la tarde para preparar la comida y aunque la fiesta termina a medianoche, estamos aquí hasta las dos de la madrugada para desmontar». Pese a todo, el esfuerzo compensa: «La gente es muy amable y podemos recaudar fondos para conseguir instrumentos musicales».
‘Sopar a la fresca’
Quien tampoco descansa es Pepe Pérez, que fue uno de los fundadores de la asociación de vecinos que ahora cumple veinte años de vida. También lleva estas dos décadas como presidente ininterrumpidamente. «¡Voy como loco para encontrar a alguien que me sustituya!», bromea, y comenta aliviado que «las fiestas se están celebrando sin contratiempos ni retrasos, todo bien». Sobre el futuro del parque, tiene una cosa clara: «Este pulmón verde vale mucho».
Son las nueve de la noche y los vecinos acuden con bolsas llenas de comida y bebida para participar en un popular sopar a la fresca. En una isla donde te cobran por respirar, resulta milagroso encontrar un espacio donde los vecinos se traen la comida de casa y la comparten en grupo. Es un momento de comunión, una estampa del verano mediterráneo, de una arraigada forma de civilidad que se resiste a desaparecer. «No podemos estar más contentas», admiten Mari Carmen y Celia García, dos hermanas nacidas en Loja (Granada) y que llevan medio siglo en el barrio. «Antes nos relacionábamos más. Las puertas de las casas estaban abiertas y la ciudad terminaba aquí. Eran otros tiempos, pero el barrio nos sigue encantando. Aquí se vive muy bien», aseguran, sonrientes y felices.
El cielo se oscurece, asoman las estrellas, suena ‘Y es que me encantas tanto’ de Aitana y los niños juegan a perseguirse por el parque. En breve se subirán al escenario Canallas del Gueteke y esta noche se convertirá en un recuerdo feliz de verano, uno de esos recuerdos que te acaban persiguiendo toda la vida.
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