Aniversario

«El club de los abuelos de Ibiza» cumple 40 años

Muchos mayores disfrutan de su tiempo libre en el club de jubilados L’Esplai, que estos días celebra su 40 aniversario. Un club que según su expresidenta, Neus Planells, «ayuda a vivir».

Neus Planells, expresidenta (izquierda), y María Marí, actual presidenta. | LUCÍA DOMÍNGUEZ

Neus Planells, expresidenta (izquierda), y María Marí, actual presidenta. | LUCÍA DOMÍNGUEZ

Lucía domínguez

Ibiza

Hace 40 años nació en Can Ventosa «el club de los abuelos de Ibiza», como se refiere a él su presidenta, María Marí. Su nombre oficial es Club de Jubilados y Pensionistas L’Esplai y se inauguró como punto de reunión y para todas aquellas personas mayores que quisieran dejar de sentirse solas. Con más de mil socios, durante esta semana celebra su aniversario con un programa lleno de talleres, exposiciones y actuaciones en el centro cultural de la avenida de Ignasi Wallis.

Neus Planells, María Marí e Isabel Costa juegan a las cartas hace dos años en la cafetería del club l’Esplai. | IRENE VILA CAPAFONS

Neus Planells, María Marí e Isabel Costa juegan a las cartas hace dos años en la cafetería del club l’Esplai. | IRENE VILA CAPAFONS

Actividades que van desde un taller de bisutería hasta una clase de zumba o de baile de salón y de las que cualquier persona, previamente inscrita, puede disfrutar. Vitoria y Maricarmen, de 75 y 69 años, socias desde hace más de una década, dicen que tienen muchas ganas de la clase de baile porque ambas son mujeres «muy bailongas».

Otra persona que no ha dudado en inscribirse a la actividad de baile de salón es la socia y vicepresidenta, Isabel Costa. Para ella, este aniversario «significa mucho» porque el club es «un medio de evasión para salir de casa» con el que puede pasar el día con sus amigas y conocidos. De hecho, su madre venía todas las tardes a jugar a las cartas con su grupo de amigas, aunque sin ser socia porque el club aún no existía.

Además, L’Esplai ha programado una comida de hermandad este viernes, 26 de julio, el Día de los Abuelos, en el hotel Vibra Mare Nostrum, a la que está previsto que acudan 400 personas, entre socios y autoridades. A la comida irá Antonia, una mujer de 101 años que recibirá un homenaje. Es la socia más veterana de un colectivo que acoge a personas desde los 60 años.

El programa de actividades para este aniversario recoge una exposición de fotografías, ‘Historia del Club’, abierta de 9 a 21 horas hasta el 28 de julio. El resto de actividades, que se celebrarán en Can Ventosa, son las siguientes: el lunes 22 de julio de 9 a 10 horas, clase de zumba; de 9.30 a 19 horas, exposición ‘Laura Huget’, y de 18 a 19 horas, taller de manualidades. El martes habrá zumba de 9 a 10 horas y un taller de bisutería de 17 a 19.30 horas. El miércoles, 24 de julio, tendrá lugar el taller de manualidades de 11 a 12.30 horas y un monólogo a cargo de José Boto de 18 a 19 horas. Y el jueves habrá un taller de baile de salón español latino de 9 a 11 horas y otro de bisutería de 17 a 19.30 horas.

Según la presidenta, ya casi no quedan plazas y, de hecho, para el monólogo de José Boto se ha completado el aforo. Es necesario que la gente se inscriba porque el espacio es limitado. Lo que no desanima a María Marí, muy emocionada por el aniversario: «A mí me gusta que los abuelos estén contentos. Si ellos están contentos y a gusto, nosotros divinos. Eso es lo más importante, porque sin ellos nosotros no estaríamos aquí».

Actividades cotidianas

Durante el resto del año, cuando los socios no están de celebración, disfrutan de diferentes formas. Por ejemplo, Toni, de 74 años, acude cada día a Can Ventosa a leer algún libro y dibujar usando la técnica del puntillismo con rotuladores. Su arte no está en venta porque prefiere regalarlo a sus allegados. Otro ejemplo es el de una pareja que lleva casi 60 años casada y que opta por bailar, siempre y cuando «la bailadora quiera bailar conmigo», comenta el marido entre risas al referirse a su mujer. Pero si ese día no hay baile, toman un café.

Isabel y Neus Planells, vice y expresidenta del club, se decantan por pasar las tardes jugando a las cartas o al parchís. Eso sí, según Neus, a todas les gusta mucho ganar y hay veces que terminan discutiendo. Otras, en cambio, prefieren actividades más activas y con más ritmo, como es el caso de Vitoria y Maricarmen, que van a bailar todos los domingos por la tarde.

Vitoria valora L’Esplai: «Es un medio de comunicarnos con personas que son desconocidas, pero que tienen nuestra edad y con las que podemos reír, bailar, jugar a las cartas y hacer gimnasia. Todo esto no lo hacemos en casa, pero aquí sí». Y es que al final, son «una gran familia». Maricarmen matiza: «A nuestra edad sentirte bien, sano, acogido y saber que tienes un grupo de integración fantástico es lo más importante».

A pesar de todos sus beneficios, de las ventajas que ofrece a sus socios, hace apenas 40 años no existían este tipo de clubes en Ibiza. L’Esplai de Can Ventosa fue el primero y tras él se fueron creando los otros 17 que hay actualmente en la isla.

Los comienzos de L’Esplai

Neus explica cómo surgió la idea de crear un espacio como L’Esplai. En un viaje con sus padres por la Península, vieron un cartel del Imserso y su padre decidió preguntar en una agencia de viajes qué era eso. Le respondieron que tenía que ver con clubes de la tercera edad y decidieron apuntarse a un viaje a Murcia. Allí se encontraron con una pareja de maestros, a quienes les había pasado lo mismo que a ellos y con otra pareja ibicenca con una hija discapacitada. Se dieron cuenta de que toda España se iba de viaje excepto los mayores de Ibiza y Formentera. Y entre todos llegaron a la conclusión de que «esto no podía seguir así».

Decidieron entonces hablar con el Ayuntamiento y empezar a movilizarse para crear algo parecido a lo que habían visto y les habían contado de otras ciudades del país.

Las cosas han cambiado mucho desde entonces, recuerda Neus: «Antes, cuando una persona se quedaba viuda, tanto hombre como mujer, sobre todo la mujer, se vestía de negro y ya no salía más porque todo era pecado y estaba prohibido. […] Además, la gente vive ahora 20 años más». Por todo ello, apunta que clubes como L’Esplai «ayudan mucho» y, sobre todo, «ayudan a vivir», concluye Neus.

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