La baja natalidad impacta en las aulas

La escuela afronta el reto de perder el 20% del alumnado en la próxima década

Los especialistas en política educativa alertan de que, al aumentar el gasto por alumno, los centros más penalizados serán las escuelas rurales y las concertadas familiares

Concentración de alumnos y alumnas del San Felip Neri, en defensa de su colegio, el pasado noviembre.

Concentración de alumnos y alumnas del San Felip Neri, en defensa de su colegio, el pasado noviembre. / FERRAN NADEU

Olga Pereda

Uno de los retos más importantes a los que se enfrenta el sistema educativo en España es cómo afrontar la pérdida de alumnos y alumnas debido a la baja natalidad. En los próximos 10 o 15 años, las aulas de infantil, primaria y secundaria se verán mermadas con un 20% menos de chavales, según las previsiones del centro de políticas económicas EsadeEcPol. A simple vista puede parecer una buena noticia: menos masificación, mejor educación. Sin embargo, el asunto es mucho más serio, profundo y preocupante.

Cerrar escuelas porque se quedan vacías no es precisamente una buena noticia. Y las que más corren peligro son, lógicamente, las más pequeñas. Los especialistas en política educativa piden al Gobierno tomar medidas ya para afrontar un desafío que también afecta a países de nuestro entorno, como Italia, Portugal y Grecia. Mientras, Francia y EEUU se salvan porque su índice de natalidad es más elevado.

Entre 2015 y 2020, España ha sufrido un descenso demográfico medio del 19,2%, según las estadísticas del INE. Algunas comunidades superan ese porcentaje. Como Asturias (25,8%). Y otras están por debajo, como Baleares (11,7%). Xavier Martínez-Celorrio, profesor de Sociología de la Universitat de Barcelona y experto en temas educativos, explica que la bajada de natalidad no tendrá un impacto inmediato en las aulas, pero sí a partir del curso 2026/27. Los territorios más afectados serán los menos poblados, como Castilla y León, Asturias, Galicia, Cantabria y Extremadura.

Concentración de alumnos y alumnas del Sant Felip Neri, en Barcelona, en defensa de su colegio.

Concentración de alumnos y alumnas del Sant Felip Neri, en Barcelona, en defensa de su colegio. / LAURA GUERRERO

Ya pasó en Europa del este

Lucas Gortazar, investigador de Esade y especialista en educación y política social, recuerda que la pérdida de alumnos ya es algo que sufrió España en los años 90 del siglo pasado. “Fue más suave y se saldó con el cierre de algunas escuelas de primaria”, explica. El latigazo que se avecina en España es similar a lo que vivieron, en la década de los 90, los países de Europa del este. “Se desplomó la natalidad y hubo un cierre masivo de escuelas, sobre todo en las zonas rurales”, destaca el investigador, que pronostica que esa historia se repetirá en nuestro país si no se toman ahora políticas preventivas necesarias.

Una bajada considerable de estudiantes no es una buena noticia para las arcas públicas porque implica un aumento del coste por alumno. Sobre todo, en las escuelas pequeñas, aquellas que tienen una sola línea y unos 20 niños por aula. “Hay menos estudiantes, así que los gastos de profesorado, instalaciones, limpieza, comedor, luz, calefacción se disparan hasta el doble o el triple que una escuela grande”, subraya el investigador de Esade. Ante este panorama, hay dos opciones. “Una es no hacer nada. La otra, tomar decisiones que pueden ser dolorosas pero que son necesarias para afrontar el reto”, concluye Gortazar, que investigará este fenómeno en Esade y publicará el correspondiente informe, como ya han hecho con el boom de las clases particulares en España.

“Se deberían cerrar escuelas y usar los recursos para mejorar infraestructuras y redirigir alumnos. Hay que tomar medidas políticas. Y es mucho mejor hacerlo de manera consensuada y planificada”

Lucas Gortazar

— Investigador de Esade

Para el investigador no tiene ningún sentido mantener centros con aulas de 8 o 16 alumnos porque “la escuela, sobre todo en secundaria, es un espacio de sociabilización”. “Existe una clara defensa de la España vaciada, pero no podemos tener todo. Se deberían cerrar líneas o escuelas y usar los recursos para mejorar infraestructuras y redirigir alumnos. Hay que tomar medidas políticas. Y es mucho mejor hacerlo de manera consensuada y planificada que no con prisas y de golpe”, destaca.

Gortazar insiste en que la partida económica destinada a educación es limitada, y más que lo será cuando se terminen los fondos europeos para la recuperación tras la pandemia. En la próxima década, el gasto público irá a parar a pensiones, sanidad y cuidados. “Pensar que España destinará el 7% de su PIB a educación es imaginación pura”, concluye.

Si no se toman medidas con tiempo, Gortazar pronostica algo así como una guerra escolar o una caza por el alumno (algo que también está pasando en la universidad). El sistema educativo español -entre la escuela pública y la concertada- hace que entre en juego la ideología que cada comunidad, que, en función de su color político, apostará y defenderá un tipo de colegios en detrimento de otros.

“Ante los nuevos problemas hay que encontrar nuevas soluciones. No pronostico un cierre masivo de centros educativos. Más bien apuesto por redimensionarlos”

Xavier Martínez-Celorrio

— Profesor de Sociología

El profesor universitario Martínez-Celorrio se muestra convencido de que una parte de la escuela concertada (especialmente, las familiares, las más pequeñas) cerrará ante la pérdida de alumnos o será absorbida por la red pública, algo que ya ha empezado a ocurrir, con cuentagotas, en Catalunya. Su visión, sin embargo, no es tan pesimista porque considera que la inmigración puede ayudar a compensar la pérdida demográfica. “Según las previsiones, hasta 2050 vendrán a España unos 8,6 millones de migrantes”, apunta. “Ante los nuevos problemas hay que encontrar nuevas soluciones. No pronostico un cierre masivo de centros educativos. Más bien apuesto por redimensionarlos”, explica.

El docente añade que la caída de los nuevos nacimientos provocará la universalización de la educación 0-3 años (primer ciclo de infantil) gratuita. Respecto al cierre de determinadas escuelas pequeñas, el experto sugiere la posibilidad de que se reconviertan en pisos para jóvenes o para la tercera edad. Otra idea que sugiere Martínez-Celorrio es la recuperación de la figura de los institutos escuelas, espacios que ya existen en Catalunya y donde se agrupan los alumnos de primaria y secundaria.

Bajada de ratios

Antes de todo eso, la primera medida que debería tomar el Gobierno, insiste Martínez-Celorrio, es la bajada de las ratios, algo que exige un cambio legislativo. “Los máximos no se bajan desde 1991, ya va siendo hora”, subraya el experto, que pide restringir de 25 a 20 en primaria, de 30 a 23 en la ESO (igual que en FP) y de 35 a 24 en bachillerato. La bajada de ratios es importante en todo el territorio, pero más si cabe en los institutos ubicados en barrios vulnerables, donde la media española se sitúa en los 27,8 alumnos a pesar de que la media de la OCDE está en 24,2. “Las ratios hay que bajarlas con criterios de equidad. Lo más urgente es hacerlo en los mil barrios más pobres de España”, añade.

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