Exequias

Funeral en Ibiza de Alfredo Cardona: «Era nuestro mando, nuestro padre»

Numerosos amigos, compañeros de estudios y militares asisten al funeral del teniente general Alfredo Cardona en la iglesia de Santa Creu, presidido por el obispo de las Pitiüses, Vicent Ribas. Todos elogian su «calidad humana» y que era «un gran militar»

José Miguel L. Romero

José Miguel L. Romero

«Era un gran militar, pero también una gran persona. Era nuestro mando, pero también ejercía de padre con nosotros». Emocionado, José Luis Cardona Planells no tiene más que buenos recuerdos y elogios sobre el teniente general Alfredo Cardona Torres, uno de los militares españoles con mayor proyección de las últimas décadas, que falleció el pasado domingo en Valencia a los 72 años de edad, donde pasó los últimos meses de vida junto a sus hijos, y cuyo funeral se ha celebrado esta tarde en la iglesia de Santa Creu, en Ibiza, presidido por el obispo de Ibiza, Vicent Ribas. El máximo exponente de la Iglesia en las Pitiusas accedió a celebrar las exequias a petición de los amigos del finado.

Sobre el féretro del militar, la familia, llegada desde Valencia y Madrid, ha colocado su vara de general. Y a su izquierda, un cuadro con varias fotos en las que se le podía ver a lomos de un caballo durante un ejercicio de equitación. En otra se afeita.

José Luis Cardona estuvo a las órdenes del teniente general: «Podías hablar con él de cualquier cosa en cualquier momento. Y fue él quien me metió en la cabeza que había que crear la Asociación de Militares Veteranos de las Pitiusas», de la que Cardona era su presidente de honor.

Dos paracaidistas que estuvieron a sus órdenes en la 3ª bandera Paracaidista de Alcalá de Henares viajaron desde Madrid «para rendirle honores». Uno de ellos es José María Martín: «Fue mi mentor. Siempre estuvo presente en toda mi vida, siempre aparecía en los momentos clave para ayudarme». El otro paracaidista es Alfonso Bohoyo, que coincide con Martín en «su calidad humana» y en que siempre estaba pendiente de los demás. Incluso enfermo, le llamaba «para saber cómo estaba» y qué podía hacer por él. No sabe cómo conseguía su teléfono, pero le llamaba en cuanto sabía que tenía alguna necesidad: «Ha sido el mando más importante de mi vida». Recuerda que era exigente, pero que «él mismo se ponía en cabeza si había que hacer una marcha de 40 kilómetros. Siempre dando ejemplo. Era el mejor».

«Fue mi mentor. Siempre estuvo presente en toda mi vida, siempre aparecía en los momentos clave para ayudarme»

Amigos de la infancia, de estudios, vecinos y familiares acudieron a la despedida de Cardona en Santa Creu. Rafael García Vila, que fue Guardia Real y comandante de las Pitiusas, así como delegado del Gobierno, recalca que era «ejemplar», como militar y como persona, y estaba «muy volcado en su profesión», como también ha recordado el obispo: «Era un hombre de gran vocación, de servicio, de entrega». Según Ribas, Cardona «quería que su cuerpo volviera a su tierra, a su casa», a Ibiza.

«Un gran militar. Nadie, salvo Ramón Gotarredona Prats, alcanzó el rango de teniente general», subraya Juan Ferrer, que fue teniente coronel de Infantería. «Para mí fue un modelo a seguir», indica. Quiso seguir los pasos de Cardona, que era mayor que él. Y se reencontró con su vecino en la Academia General Militar de Zaragoza: «Como militar siempre estuvo donde más riesgo y fatiga se requería».

El historiador Pere Vilàs Gil era, sin embargo, mayor que Cardona: «Tenía ocho años menos que yo. Su tío me daba clases de Matemáticas y recuerdo verle jugar en su jardín». Vilàs se encargó de escribir su voz para la Enciclopèdia pitiusa, donde, claro, no pudo incluir sus cualidades humanas: «No respondía a lo que tenía entendido que era un general. Era llano, como cualquiera de nosotros».

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