Venía anunciándose desde el verano pasado, pero no ha sido hasta el desembarco de este tardío invierno en los hogares aragoneses el momento en el que la factura del gas ha dejado con cara de susto a aquellos que no dieron el salto del mercado libre al regulado, cuyo precio establece trimestralmente el Gobierno. Algunos lo dejaron para otro día y otros pensaron que la brecha entre ambas tarifas no sería tan abultada. Pero todos y cada uno que permanecieron con los precios variables del gas han comprobado durante este mes de febrero cómo el diferencial con los precios fijos se disparaba «por tres y por cuatro», alcanzando saltos de hasta 500 y 600 euros. Y eso para los despistados, porque no son pocos los que denuncian que cambiarse al mercado regulado se ha convertido en una odisea. 

María del Mar Agullo, clienta de Naturgy, recibió una factura «estratosférica» el 8 de febrero. Nada menos que que 458 euros. Pero había un problema: ella no había sido una de tantos incautos, si no que firmó el trasvase a la tarifa TUR. Le han cobrado la factura de diciembre y enero al precio de oro en el que se mueve el mercado libre. Y por ahí no pasa.

«El 8 de noviembre intenté por activa y por pasiva cambiarme de tarifa. Era imposible hacerlo vía telefónica y tampoco podía por internet. Me imaginaba que estaban intentando colapsar el servicio para que la gente no se cambiara, así que busqué la sede de Zaragoza y encontré que hay un microdelegación en el Actur», cuenta Agullo. «Me esperaba filas kilómetricas y no había nadie. Me remitieron a hacer la gestión por teléfono pero los convencí de que quería hacerlo allí. Firmé un documento autorizándoles para que me hicieran el trasvase de la tarifa, pero no me querían dar copia del documento. No me lo dieron hasta que amenacé con llamar a la Policía», relata esta mujer, que regenta la pizzeria Diavola Italiana, en el zaragozano barrio de Valdespartera.

La mujer se olvidó hasta que le llegó la factura, y cuando la vio se quedó «blanca». «Llamé de inmediato y me dijeron que me podían cambiar a la tarifa TUR, pero que no me rehacían la factura. Y otra vez a la guerra», resume Agullo, que ahora dedica la mañana de los miércoles entera a darse de bruces contra los teleoperadores de la compañía. «No lo voy a pagar. Me da igual lo que me hagan. Y como yo, habrá cientos o miles, gente que ni se entera», lamenta. 

Hasta hace bien poco, equivocarse de tarifa no importaba demasiado, pues las diferencias entre uno y otro mercado eran prácticamente inexistentes. Pero ahora, en plena crisis de precios y con el habitual subidón de las facturas del gas que llega con las bajas temperaturas, es el momento en el que ha llegado el susto al abrir la carta de las compañías energéticas.

La factura de Marimar, de 458 euros. ANGEL DE CASTRO

«Hay muchos consumidores que todavía no saben en qué tarifa están y hasta que no se llevan el susto no son conscientes. Estar en el mercado regulado es la única vía de parar el golpe. En el libre están dándose facturas desproporcionadas, sobre todo en el caso de unidades familiares grandes», explica Alejandro Marín, el delegado en Aragón de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). 

Con este contexto, no es difícil comprender el notable trasvase de clientes a las cuatro comercializadoras de gas en el mercado regulado –Gas & Power (Naturgy), Energía XXI (Endesa), Curenergia (Iberdrola) y Baser (TotalEnergies)–. En el caso de Endesa, que ha facilitado sus datos regionalizados de Aragón a este diario, sumó el año pasado 16.901 clientes a sus tarifas reguladas, en su mayoría procedentes de tarifas de mercado libre. Hasta ese momento 39.291 en mercado regulado sobre una base total de 170.339 clientes.

«Hemos detectado que, aprovechando el trasvase del mercado libre al regulado en el gas, las operadoras han aprovechado para hacer tarifas conjuntas de electricidad y gas. Así, los consumidores pueden tener buenas facturas en el mercado eléctrico pero todo lo contrario en el gas. Además, están incluyendo servicios adicionales, promociones o mantenimientos de calderas, lo que suma de 8 a 25 euros más en cada factura», explica Alejandro Marín.

Las comunidades de vecinos, en un atasco

El otro foco de conflicto para las tarifas del gas se esperaba en las comunidades de vecinos que comparten calefacción o agua caliente a través de un sistema centralizado. «Dos tercios de las comunidades se están pasando al mercado regulado, pero ahora hay un auténtico atasco. Al principio algunas pasaron muy rápido, en 10 o 15 días, pero ahora llevamos dos meses a la espera. Las facturas que van llegando han sido descomunales, multiplican por cuatro lo que se pagaba hace año y medio», explica Beatriz González Bosque, administradora de Fincas y Gestión Sarakosta, una gestoría ubicada en Zaragoza.

«Está siendo muy complicado hacer el trasvase, entre que preparas la documentación y la presentas, instalas los repartidores de costes (condición sine qua non para adherirse al mercado regulado desde que el Gobierno lo permitió para las comunidades de vecinos desde el 19 de octubre de 2022)», cuenta Bosque.