Medio ambiente

La población de ‘picaplatges’ se reduce un 33% en ocho años en Ibiza

Un técnico del Parque Natural de ses Salines culpa del descenso de población de esta ave a las remodelaciones «industriales» que Salinera Española realiza en las motas de los estanques

José Miguel L. Romero

José Miguel L. Romero

La población de picaplatges camanegre (Charadrius alexandrinus, o chorlitejo patinegro, en castellano) de Ibiza se ha reducido un 33% desde hace ocho años como consecuencia de la transformación «no tradicional» de las motas salineras, denuncia Vicent Forteza, técnico del Parque Natural de ses Salines. La población nidificante de picaplatges ha pasado de las 150 parejas de 1991 a un centenar actualmente, según los censos que se publican anualmente en el Anuario Ornitológico balear. En Balears, al contrario, han aumentado, al pasar de 200 parejas hace 32 años a 700 en la actualidad. El descenso es preocupante en zonas como es Cavallet, «donde hay más especies y riqueza de limícolas» como el picaplatges.

Estos chorlitejos son indicadores de un tipo de hábitat que está desapareciendo como consecuencia de «un proceso lento, acumulativo y reiterado» de destrucción de la tipología tradicional de las motas, transformadas, paulatinamente, siguiendo un modelo «más industrial» y, por tanto, más rentable para Salinera, indica Forteza.

Los picaplatges «se encuentran a gusto» en hábitats lacustres salineros donde hay fango (de donde extraen los invertebrados de los que se alimentan) y la profundidad es escasa (no son flamencos: sus patas son muy cortas). Pero la transformación que Salinera lleva a cabo desde hace unos años de sus motas (acumulación de tierra que cierra y retiene el paso del agua en las lagunas salineras) ha modificado radicalmente el lugar donde viven, explica Forteza: al elevarse las motas, aumenta la profundidad del agua y, por tanto, los chorlitejos ya no pueden pasear por el limo en busca de comida. Sus patitas no son tan largas. Además, tampoco pueden nidificar en las nuevas paredes «ni estar tranquilos ni reposar». En esas condiciones no pueden reproducirse.

El proceso de modificación de motas se ha llevado a cabo paulatinamente, año tras año. Y año tras año se ha comprobado cómo las áreas de nidificación que, por ejemplo, había en 1991 han ido desapareciendo poco a poco de la zona de es Cavallet donde, principalmente, habitan. Si hace 32 años se extendían por todo su perímetro, ahora están «arrinconadas» en el límite con la zona dunar próxima al mar, justo donde «aún no se ha actuado», señala Forteza. Cada modificación supone «un impacto irreversible» y el fin de la presencia de esa ave limícola.

Las áreas de nidificación que había en 1991 han ido desapareciendo poco a poco de la zona de es Cavallet. Si hace 32 años se extendían por todo su perímetro, ahora están «arrinconadas» en el límite con la zona dunar

Al chorlitejo le condiciona también la presencia de gatos, perros y personas, pero, según el técnico del Parque Natural, no dejan de ser molestias pasajeras y «reversibles», pues pueden eliminarse o restringirse. Sin embargo, los cambios introducidos en las motas sí originan un problema permanente y mayor: «Les afecta mucho porque, al cambiar la tipología y el espacio donde viven, ya no pueden completar su ciclo reproductivo». Repercute, además, en toda su población, ya que con cada modificación de una mota desaparece otro espacio en el que pueden alimentarse, reposar y descansar, alerta Forteza.

El Parque Natural de ses Salines detectó que algo iba mal cuando repasó los censos de poblaciones nidificantes tanto de Balears en su conjunto como, particularmente, de Ibiza y los comparó. Lo normal hasta el año 2014 era que ambas poblaciones experimentaran las mismas oscilaciones, tanto al alza como a la baja. Pero desde hace ocho años, mientras la balear siguió una tendencia creciente, la ibicenca continuó desplomándose. ¿La razón? «El cambio irreversible del hábitat del picaplatges. Es un proceso lento, acumulativo y reiterativo», asegura Forteza.

Desde hace ocho años, mientras la población balear siguió una tendencia creciente, la ibicenca continuó desplomándose

¿Y puede Salinera seguir cambiando las motas a su antojo? Según Forteza, no. «Está incumpliendo la normativa del Parque Natural de ses Salines (su PRUG, o Plan Rector de Uso y Gestión) a la hora de adoptar las medidas correctoras para reparar las motas». Según su relato, el Govern balear no consigue hacer cumplir el PRUG pese a las numerosas actas levantadas ni requerimientos efectuados desde el Parque Natural desde hace años. Salinera «prioriza la producción de sal» al crear motas y estanques más rentables. No es lo mismo cambiarlas como se hacía ancestralmente (tal como recomienda el PRUG) que con excavadoras y acumulando, en vez de piedras de cantera, los fangos de los estanques.

«Se podrían hacer bien», apunta Forteza sobre las modificaciones de las motas. Pero no hacerlo bien, seguir «un proceso industrial», que es más económico, está provocando «un declive de esa especie que es inverso al incremento de la población balear». Forteza recuerda que el PRUG recoge la posibilidad de que el Govern pague el sobrecoste que supone el trabajo manual, «pero eso nunca ha ocurrido». También se establecen en ese Plan Rector de Uso y Gestión «medidas que deben aplicarse transitoriamente» a la hora de transformar las motas y a la espera de que se redacte un plan que concrete esas actuaciones en el medio.

En un trabajo realizado hace cuatro años por el Grup Balear d’Ornitologia i Defensa de la Naturalesa en el marco del Contrato Menor de Cartografía y Conservación de Charadrius alexandrinus en Balears, impulsado por la dirección general de Espacios Naturales y Biodiversidad, ya se apuntaban como problemas de conservación de la especie «las molestias causadas por malas prácticas de la actividad salinera y la pérdida y deterioro del hábitat por obras inadecuadas en ses Salines de Ibiza y también por el abandono de infraestructuras tradicionales (muros, motas, rellanos)».

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