¿Quién no recuerda aquella canción de Fran Perea que decía “uno más uno son siete”? La serie española 'Los Serrano' marcó a todos los niños de los 90. Y es que aquella familia tenía cinco hijos, y eso solo podía significar aventuras, juegos y risas a montones. Vamos, tener muchos hermanos era el sueño de cualquier "pequeñajo", y especialmente el de los hijos únicos.

Hoy en día las familias numerosas no abundan, en realidad, lo que se lleva es tener un único hijo y a lo sumo dos. La precariedad laboral, y por ende, la inestabilidad económica, han conducido a los jóvenes a pensarse mucho la decisión de ser padres. Ya no es algo que se haga a la ligera, no, todo lo contrario, se planifica. Se estudian los pros y los contras y finalmente se decide si compensa o no. Y, por supuesto, se trata de escoger el momento más adecuado, que es básicamente cuando hay trabajo y visos de continuar en él.

Con todo, siempre existe una excepción a la regla, y para muestra un botón. Pia de Haz y Arturo, vecinos de Vigo, son padres de nada más y nada menos que nueve hijos. Actualmente solo dos conviven con ellos, ya que han ido haciendo sus vidas fuera de casa, pero la familia permanece muy unida. Leticia, Arturo, Sofía, Michelle, Santiago, Pia, Álvaro, Julia y Roque (ordenados de mayor a menor) componen esta familia, que para muchos es un 'rara avis'. “La mentalidad de la familia numerosa no existe en España. Ni cuando tuve a la primera hace 40 años ni hoy. La opinión pública es terrible, yo he escuchado de todo y es muy molesto”, declara Pia a El Correo Gallego, del grupo Prensa Ibérica.

El nacimiento de sus retoños, muy al contrario de la tendencia actual, no fue para nada planificado. “La verdad es que no me lo propuse nunca. La familia fue creciendo precisamente porque no tenía ningún plan. Todo el mundo busca ahora la pareja perfecta, el piso perfecto... la gente incluso tarda un año en hacer una boda. Yo salí con mi marido cinco meses y organicé el enlace en uno”, cuenta divertida.

Conforme Pia aumentaba su prole, mucha gente cercana se mostraba escéptica. “Me decían que estaba loca, que tenía que plantearme si podría pagar las carreras de mis niños. Pero yo tenía claro que todo se solucionaría”. “Además, algo que me animó a tener más hijos es que salían guapísimos”, cuenta entre risas. Arturo, el padre, cuando le contó que esperaban el quinto, le dejó una nota en la mesilla de noche que decía: “Uno más, ¿por qué no? Salen tan bonitos que había que repetir”.

Y por supuesto que la vida le dio momentos duros, pero lo importante es que tanto Pia como Arturo lograron superarlos juntos. La viguesa tuvo que hacer frente a uno de los golpes más duros que puede sufrir una madre, la pérdida de un hijo. “Estaba embarazada de 6 meses cuando lo perdí. Le vi la carita, era precioso. La comadrona lo bautizó al nacer, le llamé Ángel”. “Era mi segundo niño y el primero con Arturo. Lo pasé muy mal, pero logré superarlo. Hay que hacerlo”. Este no era el primer bache que sufría en su juventud. A su primera hija, Leticia, la tuvo de soltera. “Me negaron incluso el libro de familia”, recuerda. “En aquella época estudiaba enfermería y tuve que dejarlo. Empecé a trabajar como dependienta en una tienda de Vigo”. De todo esto solo hace 40 años, “pero la sociedad no veía bien a las madres solteras”.

Ahora su primera niña vive con ellos en casa, junto al más pequeño, Roque. “Es una mujer bandera. Es nuestro soporte”. Y es que ella se ha convertido en una segunda madre para Roque, el menor, que sufre el síndrome de Asperger. Otra de las dificultades que esta familia viguesa ha encarado, y sigue haciéndolo. “No había ayuda y sigue sin haberla. Tuve que pelear con la Xunta para que no le promocionasen de curso, gracias a ello ahora está en 2º de ESO y no en 4º. Se supone que en todos los colegios existen orientadores, saben que hay que adaptar los exámenes, pero no se hace, o se hace muy poco. De hecho a veces los orientadores luchan por cumplirlo, pero no lo consiguen”, indica Pia, que se deshace en halagos hacia Roque. “Es un cielo, no conoce la maldad”.

Anécdotas para un libro

Cuando se entrevista a una familia numerosa, no se puede evitar preguntarles cómo se organizan. Pía cuenta que tuvo la gran suerte de poder quedarse en casa para cuidar a sus 9 hijos y que contaba con ayuda. El resto era una mezcla de improvisación y orden. Porque cuando hay 9 pequeños son necesarias ciertas reglas. “Tenían muy claro que cuando había una excursión, si era cara, ellos debían levantar la mano y decir que no podían. Además intentaba hacer yo misma todo lo que sabía. El comedor no éramos capaces de asumirlo, entonces llevaban un táper de casa”, dice. “Eso sí, nunca he sabido cocinar. Mis hijos decían que la comida era horrible y se las arreglaban para hacer intercambios con los niños del comedor”, cuenta entre risas.

Otro problema que surgía en el día a día era el desplazamiento. “Nunca jamás pudimos viajar, era demasiado caro, y para movernos juntos teníamos que usar el coche grande y el pequeño”. Pia recuerda un día en el que metió a los niños en un coche, con un calor terrible, para ir a la piscina. “Cuando llegamos estaba cerrada. Imagínate con tantos niños asados de calor y aburridos, de vuelta a casa, todos cantando, con las ventanillas bajadas y las cabezas fuera. Nos paró un policía y me preguntó: ¿Por qué lleva a tantos niños? Su cara fue un poema cuando le contesté que eran todos míos”.

Y si el coche era un hándicap, también lo era la vivienda. “Nos cambiamos muchas veces de piso porque teníamos que ir adaptando el tamaño a las necesidades. Una vez compramos una casa, pero la vendimos porque no podíamos afrontar la hipoteca”. Y es que las ayudas a las familias numerosas eran y son insuficientes. “Jamás las tuvimos, al final la familia numerosa está sola. Y es que todavía hoy, a pesar de que en Galicia escasean, no se las mima”.

Pero al final han logrado superar cada traba. Todos sus hijos han encauzado sus vidas como han querido, se llevan fenomenal y las reuniones familiares (con nietos incluidos) son maravillosas. “Me parece alucinante tener esta familia. Siento orgullo y admiración hacia ellos. No son míos porque son seres independientes, pero ellos son mi empresa. Lo que mejor se me da era y es ser madre”. Y es que además Pia tiene una genética envidiable. Se recuperó estupendamente de cada embarazo.

Uno más uno fueron nueve y todo gracias a encontrar a la persona adecuada, a alguien afín, con las mismas ilusiones. Porque Pia es la protagonista de estas líneas, pero esta familia de película es fruto de la historia de dos.