Patrimonio de Ibiza: Un centro etnográfico con los tesoros de Carmen Tur

El Molí d’en Simó reabrirá este mediodía sus puertas al público con una fiesta de inauguración que contará con la actuación musical de Joan Barbé, David Serra y Frank Cogollos o los juegos gigantes de Jugueroix. Pero, a partir de ahora, la gran atracción de este espacio, reconvertido como extensión del Museo de Etnografía de Ibiza, va a ser la ingente colección de instrumentos, vestimenta o herramientas tradicionales de la folclorista Carmen Tur.

Josep Àngel Costa

Josep Àngel Costa

Tras varios meses cerrado para acometer unas obras de reforma y adecuación, por valor de 190.000 euros, el Molí d’en Simó de Sant Antoni de Portmany reabre sus puertas de forma permanente como extensión del Museo de Etnografía de Ibiza. Desde las doce de este mediodía, se celebra la fiesta inaugural del centro, que ha podido nutrirse gracias a los fondos cedidos por la popular folclorista Carmen Tur que, forma una exposición permanente que puede visitarse de martes a domingo y de diez de la mañana a una y media del mediodía.

Antes de abrirse a todo el público, el Consell presentó ayer el nuevo espacio museístico junto con Tur, acompañada de representantes de dos de las familias que más han contribuido a su colección. Por una parte, Margarita Cardona, de ca s’Amesat, que cede las herramientas con las que su padre elaboraba calzado tradicional o las populares espardenyes amb sola de camió, que usaban neumáticos para las suelas.

Por otro lado, Pepe Verdera, la tercera generación de una de las familias hoteleras pioneras del turismo en Ibiza con el Hotel Ibiza Playa y el Figueretes (ahora también con el One Ibiza Suites). La familia Verdera Torres, que siente a Carmen Tur «como una más de la familia», también le ha cedido cuadros costumbristas de pintores como Bartomeu García Tur o Francisco Riera Serra, todo tipo de emprendades de oro, plata y coral (alguna de 125 años) o cutxilles.

"Una decena de familias han aportado alguna de las más de 400 piezas que forman la colección"

Hasta una decena de familias y particulares han colaborado con alguna pieza de las más de 400 que ahora forman la colección «muy heterogénea, pero que se ha agrupado por temáticas», en palabras de la conservadora del Museo de Etnografía Susana Cardona, la responsable de dar forma a la exposición. Buena parte de los fondos ya se habían exhibido temporalmente en Sa Nostra Sala a principios del año en Sa Nostra Sala, con la muestra ‘Coses d’Ibiza’. Ahora, fruto del afán de Tur, que reclama un centro etnográfico de estas características en todos los municipios, forma parte del patrimonio colectivo.

Respeto a los mayores

Para la consellera de Cultura, Sara Ramon, la salvaguarda de estos valores culturales, tanto los materiales como los inmateriales, es un deber «por respeto a nuestros mayores». «También para transmitirlos a nuestros hijos y jóvenes, que deben conocer nuestras raíces», destaca.

«No debemos olvidar lo que éramos ni lo que somos, pero tampoco allí donde queremos ir», apostilla Tur. La folclorista, que este año cumple 83 años,, bromea con que, inicialmente, la colección está cedida por 25 años al Consell: «Si luego no lo quieren, ya vendré a recogerlo».

Tur conoce al dedillo la historia de las piezas que forman parte de la colección y va detallando el origen de algunas de las más valiosas. Es el caso de un tipo de mantón que era de uso cotidiano pero del que ya no queda ninguna representación entre las colles de ball pagès de Ibiza. Ahora, el Molí d’en Simó expone uno que pudo recuperar Tur gracias a una descendiente de ibicencos que vive en Mallorca.

"No debemos olvidar lo que éramos ni lo que somos, pero tampoco allí donde queremos ir"

Se trata de un mantón amarillo de 1850 que perteneció en ese momento a una mujer llamada Francisca Guasch Cabanillas, de Can Serra. «Resulta que era la tatarabuela del conseller Javi Torres», precisa. En las últimas décadas, también han llegado a manos de Tur las herramientas de Catalineta, una espardenyera de Sant Miquel, o donaciones de la familia del fotógrafo Josep Maria Subirà, entre muchas otras.

Pero, de entre todas, hay dos piezas que la folclorista admite que son su debilidad: una pequeña balanza de azafrán, apta solo para un máximo de diez gramos, y una pequeña escultura de un pagès y una pagesa, con la vestimenta tradicional, «elaborada con papel y trozos de ropa por una señora de Dalt Vila que no sabía leer ni escribir». Tur mira con cariño a la pareja tras la vitrina y detalla que la escultora autodidacta se llamaba «Pepeta Escandell y era tía de Bartolo de ses Flors».

El resto de la colección está formada, principalmente, por instrumentos de música y vestimenta tradicional. También se encuentran herramientas de la vida cotidiana, como planchas antiguas, cestería, herramientas o corns de brular. Como curiosidades, destaca especialmente la pequeña colección de armas, con cutxilles, un bastón que oculta un estoque o una reproducción de un catxorrillo, las armas de fuego caseras habituales entre los ibicencos hasta los años 20 del siglo pasado.

El Molí d'en Simó

El Consell crea esta extensión del Museo de Etnografía tras recuperar el uso del Molí d’en Simó, el único molino harinero de tipo mallorquín que quedaba en Ibiza y protegido como Bien de Interés Cultural. La institución adquirió este inmueble en 2001 y, tras rehabilitarlo, cedió el espacio al Ayuntamiento de Sant Antoni.

Hasta ahora, el Molí d’en Simó ha servido de sede a la Asociación de Artesanía Portmany, que ahora se ha trasladado al nuevo edificio municipal polivalente de Sant Antoni, en el antiguo retén de la Policía Municipal.

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