Se armó el belén en el parque Reina Sofía

Unos 800 alumnos, 70 profesores y varias decenas de voluntarios colaboran para poner en escena

el belén viviente del centro educativo Nuestra Señora de la Consolación acompañado de música y baile

Isaac Vaquer

Isaac Vaquer

Cerca del Portal Nou de las murallas de Dalt Vila se instaló ayer otro portal, el de Belén. En el parque Reina Sofía, los 800 alumnos del Colegio Nuestra Señora de la Consolación (todos menos los de 2º de bachillerato por estar preparando la EBAU) participaron en el belén viviente que organizó este centro educativo.

Una actividad que había sufrido dos años de parón por la pandemia y que ayer visitaron centenares de personas entre las 10.30 y las 13.30 de la mañana.

Además de los alumnos, 70 profesores y la asociación de Voluntarios de Santa Rita, integrada por padres, madres y antiguos alumnos del centro educativo, participan en este proyecto escolar.

La directora pedagógica de La Consolación, Marisa Roig, aseguró que recuperar este «macroproyecto» era una «necesidad» tanto para los padres como para los alumnos.

Un mes de preparación fue la base para este belén viviente con pases cada cuarenta minutos, lleno de música, danza y la interpretación de los alumnos de su rol como parte de este montaje.

Ovejas de 3º, panaderos de 5º

La Legio XXI Consolatio custodiaba la entrada al belén viviente antes de la inauguración.

Junto a ellos, el castillo de Herodes. «¡Profe, 0,1 puntos por cada foto que nos hagan! A ver si apruebo!», reclamaba el Tetrarca de Galilea a su tutor. Alrededor esperaban decenas de padres, mientras otros se asomaban entre los jardines para atisbar los preparativos.

Los profesores ajustaban las tocas y los turbantes de pastorcillos y artesanos antes de la apertura de puertas.

Cuando, por fin, llegaron todas las autoridades, unas bailarinas orientales agasajaron a los visitantes con una coreografía antes de entrar al recinto del parque. Sobre el escenario un enorme coro, tres solistas y músicos cantaron varios villancicos. «Los profesores de música y educación física han colaborado con las canciones y las coreografías», explicó la directora, «y luego es un privilegio tener músicos y bailarinas en el centro que nos permiten hacer este espectáculo que ha sido un esfuerzo de todos».

El belén viviente de la Consolación vuelve a las calles de Ibiza

Isaac Vaquer

En una frutería una pequeña dependienta estaba dedicada a la venta de huevos. «¡Ibicencos! ¡De aquí!», anunciaba con el ánimo de atraer clientes a su puesto. A su lado un grupo de pastores jugaba a juegos de mesa tradicionales.

El gremio de alfareros se situaba en frente, haciendo cuencos y vasijas para cubrir las necesidades de la población de Belén, a la que según la tradición se tuvieron que desplazar María y José para cumplir con su obligación de registrarse en el censo.

Los pastores, los primeros que vieron al niño Dios, vigilaban a sus ovejas en un pequeño redil. Con una lana blanca como la nieve, charlaban animadas sentadas sobre la paja. «Es un papel sufrido y muy complejo el de la oveja», señalaba con expresión seria Lucía, de 3º de la ESO, «hemos tenido que practicar mucho los diálogos: beeee, beeee», decía mientras el resto del rebaño sonreía a su alrededor.

Cerca estaba el horno, integrado por alumnos de 5º de primaria que iban de acá para allá simulando la elaboración de las hogazas que alimentarían al pueblo. «¿Necesitáis más agua?», preguntaba una con una jarra de barro mientras otro de sus compañeros molía allí mismo la harina.

En el pesebre, María (Victoria Ferrer) y José (Mohamed Alami), interpretaban a los protagonistas del evento. Ninguno de los dos era titular para el papel, pero la sucesiva renuncia de candidatos, por circunstancias personales, hizo que acabara recayendo en sus manos.

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