Victoria Martín (Estirando el chicle): "Todo el mundo quiere trascender y ser el activista de turno"

"Sé que la exposición mediática se acabará algún día; si no viese un fin, tiraría la toalla hoy mismo"

La presentadora de los podcast 'Estirando el chicle' y 'Malas personas'.

La presentadora de los podcast 'Estirando el chicle' y 'Malas personas'.

Carla Melchor

Es una de las presentadoras más provocativas de la radio, y también del teatro. Victoria Martín (Madrid, 1989) es una de las voces de 'Estirando el chicle', el podcast más escuchado de la radio española. Ha sido guionista en programas como 'La resistencia' y ahora debuta en la literatura con 'Se tiene que morir mucha gente' (Plaza & Janes).

¿Cómo es pasarse al otro lado? Como entrevistada.

Es que es duro. Siempre doy las peores respuestas posibles. Me lío, la cago... Soy un desastre total para hacer entrevistas. Prefiero estar en tu lugar, es mucho más divertido.

La verdad es que no me han entrevistado jamás. Imagino que puede dar vértigo.

Tampoco es que yo sea una entrevistadora magnífica. Por suerte, en 'Estirando el chicle' tengo a Carol (Carolina Iglesias). Yo lo único que tengo que hacer es decir chorradas, improperios e incomodar a las personas a las que entrevistamos.

¿Qué crees que da más vértigo? ¿la situación en la que está ahora o detrás del micro, donde le oyen 3 millones de personas?

Las dos cosas tienen su dificultad, pero lo que da más miedo es esto, ya que la radio me gusta muchísimo. Ahí tengo el control de lo que hago, porque puedo editar y revisar las cosas.

¿Está aprendiendo algo de los periodistas? Estudió la carrera en la Universidad Rey Juan Carlos. ¿Le solemos pinchar para que opine de todo?

Sí. Llegados a este punto, cuando está todo tan polarizado, me da la impresión que hablo al vacío. No sé a quién le llegan mis opiniones. No sé quién es el receptor. En este país hay una obsesión por categorizar a la gente y hacer que se ajuste a ciertas opiniones. Eso pasa mucho con la política. La diferencia mínima de opinión no gusta, y el hecho de que una persona tenga una opinión muy consolidada sobre algo, tampoco.

Escribió 'Se tiene que morir mucha gente' hace dos años. En la novela describe la situación que vive un grupo de amigas, una realidad que conecta con las mujeres en la actualidad, lo mismo que ha logrado 'Estirando el chicle'.

En la novela plasmo parte de mi vida, como el colegio al que fui o la clase de amistades que tuve. Toda mi vida me he relacionado exclusivamente con mujeres porque fui a un colegio de niñas. Bueno, estaban los curas, pero ellos no eran mis amigos. He creado una red de seguridad con las mujeres que han formado parte de mi vida como método de supervivencia.

"He creado una red de seguridad con las mujeres que han formado parte de mi vida como método de supervivencia"

¿Tenía razón la Pantoja a la hora de hablar del éxito? Ella decía que estaba "cansada de llevar esa estrella que pesa tanto".

Siento que no soy Victoria Martín. Me veo desde fuera y siento que me despersonalizo. Creo que me ayuda a sostener todo esto, el podcast, el nuevo proyecto en la radio, la novela... Al estar todo tan polarizado, ahora amas a una figura pública o la odias. Es todo muy extremo. No me fío ni de lo bueno que dicen de mí ni de lo malo. Hago este ejercicio de despersonalización porque ni yo soy esa persona que se sube al escenario, ni esta persona que está dando esta entrevista. Indudablemente esta es una parte de mí, pero en los 50 minutos que dura 'Estirando el chicle' no expreso quién soy de verdad, es solo una faceta y es lo que le queda a la gente.

¿Quién ha decidido ser en la novela?

La verdad es el proyecto donde me he mostrado más porque es mucho más reflexionado. Me parece que todo es demasiado frenético últimamente. A veces me preguntan sobre cosas y respondo, pero no sé si pienso lo que digo realmente. Yo soy una persona que cambia de opinión cada 5 minutos. No soy coherente con nada. Es saludable que la gente cambie de opinión.

El título de la novela es muy categórico. 'Se tiene que morir mucha gente'. Plasma mucho su carisma y el tipo de humor que hace en el programa, pero no todo el mundo lo entiende.

Ya.

Samantha Villar es igual porque en su programa dijo literalmente que "todos somos una mierda".

Cuando digo "se tiene morir mucha gente" me refiero a que nos vamos a tomar por culo, yo incluida. Me da mucha pena como está todo, por eso nos tenemos que reír más de nosotros mismos. No nos tenemos que tomar tan en serio siempre. Me parece preocupante la literalidad con la que nos tomamos siempre lo que dice una persona. Yo tengo movidas por eso todo el rato. El otro día se enfadaron los de mi pueblo, los de Rivas. Todo el mundo quiere trascender y ser en redes sociales el activista de turno. Esto me parece vomitivo. Hay gente que piensa que por poner un 'tuit' a favor del feminismo ya ha ayudado a los derechos de las mujeres iranís. No cariño, relax.

"Todo el mundo quiere trascender y ser el activista de turno. Me parece vomitivo"

¿Se corta a la hora de hacer humor? ¿se autocensura?

Ante lo hacía, pero ya no. Ya he llegado un punto en el que no me sale a cuenta. Te critican igualmente. Lo que sí hago es eliminar cosas que me parecen innecesarias e hirientes, sobre todo en el podcast 'Malas personas'. Existe una línea que separa lo hiriente de lo gracioso, y hay veces que los chistes, por lo dolorosos que pueden llegar a ser, no son humor. Esto hay que saber distinguirlo. Yo no he sabido distinguirlo muchas veces.

¿Cómo se define ahora? ¿escritora, humorista, periodista, locutora o guionista?

No sé. No tengo ni idea. Me gusta guionista, creo que es lo que más me gusta hacer. Para mí, la exposición mediática es el peaje que tengo que pagar para poder escribir ficción. Sé que esto en el algún momento se acabará. También la ansiedad que siento a veces. Sé que tiene un punto y final y esa es mi esperanza, sino tiraría la toalla a toda esta exposición hoy mismo. Me apetece hacer ficción, series.

¿Qué otros proyectos tiene entre manos?

'Estirando el Chicle' volverá en enero y seguirá con 'Malas personas', a no ser que lo cancela Podimo.